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Presentó su concierto-disco Anda suelto Satanás, con el que celebra 40 años de trayectoria

Gurruchaga cumplió su promesa de quemar el Infernario, como denominó al Lunario

La Orquesta Mondragón rindió homenaje a Luis Eduardo Aute, Los Beatles y Elvis Presley

 
Periódico La Jornada
Jueves 17 de noviembre de 2016, p. 9

¡Abajo los dictadores, como Trump! y ¡viva John Lennon!, fueron dos de las consignas con las que Javier Gurruchaga cumplió su promesa de quemar el Infernario, como rebautizó el martes pasado al Lunario del Auditorio Nacional, para celebrar los 40 años de su Orquesta Mondragón.

En compañía de su inseparable Popotxo, el enano cuya altura impone, el showman de San Sebastián (1958) envolvió con sus exquisitos disparates a sus seguidores durante casi dos horas, en su ya tradicional ambiente de rocanrol, con tintes de cabaret, elementos circenses, teatro, humor, parodia, seriedad y provocación.

Después de ocho años, el donostiarra regresó a México para presentar su nuevo disco de duetos, Anda suelto Satanás, inspirado en una vieja y olvidada canción de Luis Eduardo Aute, a quien está dedicado el material y también el concierto, y quien se recupera de dos infartos gracias a la Virgen de Guadalupe, en palabras de Javier Gurruchaga.

Repaso a clásicos

Conforme avanzó la noche, el también actor intensificó su mirada azul y cambió de piel como de saco, sombrero y lentes de sol, para repasar clásicos mondragonianos compuestos hace alrededor de tres décadas como Corazón de neón, Lola, Lola, Ellos las prefieren gordas y Ponte la peluca, pero interpretados desde otra mirada, al tiempo que el público transfiguró sus discretos movimientos de cabeza en sacudones sin tapujos, conforme se fue acalorando el ambiente.

El músico invitó al escenario a todos los artistas y grupos con los que colaboró en su reciente álbum, como Nacho García Vega, Mago de Oz, Alejandra Guzmán, Moderatto y Micky, de Molotov, que no acudieron al llamado debido a su apretada agenda; sólo Vinila Von Bismarck respondió a la convocatoria. Sin embargo, para los fans bastó el intercambio de la sedosa voz de la intérprete de Granada con el robusto canto del líder de la Orquesta Mondragón, al ritmo de Olvídate de mí.

Foto
Javier Gurruchaga interpretó Corazón de neón, Lola, Lola, Ellos las prefieren gordas e Imagina, entre otrasFoto Mariana Domínguez Batis

Con una especie de coctel polifónico, el artista y sus músicos lograron una velada retrospectiva que viajó por las cuatro décadas de la agrupación, formada en 1976, cuando un Gurruchaga de 18 años renunció al banco en el que trabajaba para seguir un anhelo, que más tarde se convirtió en pilar del movimiento contracultural de La movida madrileña.

Vivimos tiempos difíciles, aseguró el ex presentador de televisión, quien antepuso una vez más la idea de un mundo sin fronteras, de su admirado John Lennon, al absurdo del pájaro loco de Donald Trump. “You may say I’m a dreamer, but I’m not the only one”, entonó con una voz más suave de lo usual... y sus seguidores corearon un cóver de Imagine.

A partir de su tradicional fusión de música y teatro, un tanto a la Monty Python o a los hermanos Marx, el artista enhebró un homenaje a los cimientos no sólo del rock, sino también de su carrera musical, al interpretar canciones de Elvis Presley, Los Beatles y Los Doors.

Para el polifacético intérprete, quien también ha trabajado en doblaje, como en Buscando a Dory, el foro adjunto del Auditorio Nacional se convirtió en sede de un encuentro más cercano, en contraste con sus atestadas presentaciones en el Zócalo y en el Teatro de la Ciudad en 2006.

Al final y quizá sin pensarlo, en el corazón de neón y cemento de la Ciudad de México, Gurruchaga continuó su tradición y obsesión por la L: la L de Libertad, de Locura y de Lunario. Y después de cuatro décadas de trayectoria, refrendó una frase que lanzó sin vacilar unos años atrás, cuando su banda cumplió un cuarto de siglo: “El show debe continuar porque estamos vivos”.