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Elecciones en EU

Denucian ONG maniobras para desalentar el voto latino y de las minorías

Suspenso, intimidación y demandas judiciales marcaron la jornada
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La candidata demócrata y su esposo, el ex presidente Bill Clinton, luego de un acto en Carolina del Norte, donde realizó intensa campaña en busca del votoFoto Afp
Corresponsal
Periódico La Jornada
Miércoles 9 de noviembre de 2016, p. 3

Nueva York, 8 noviembre.

La jornada electoral evolucionó entre suspenso, intimidación, demandas judiciales, temores y expresiones cómicas y hasta serenatas de protesta de mariachi, todo en un clima cultivado por una de las elecciones más reprobadas y deploradas por las mayorías.

Culminó con el hartazgo colectivo y fatiga ante el llamado festejo democrático.

Hillary Clinton votó esta mañana en Chappaqua en el estado de Nueva York, junto con su esposo Bill, donde tienen una de sus lujosas casas, todavía gozando el eco del magno mitin de anoche en Filadelfia, con el que cerró su campaña con la participación de Bruce Springsteen, Bon Jovi, los Obama y hasta Lady Gaga.

Es una sensación de humildad, porque sé cuánta responsabilidad va con esto, dijo al salir, mientras recibía abrazos y gritos de apoyo. En la noche se preparaba para el festejo en el centro de convenciones Javits y un acto más íntimo en el hotel Península, a unas pocas cuadras del hogar de su contrincante en la Quinta Avenida.

Donald Trump fue a votar a una casilla en Manhattan, rodeado de seguridad, donde los que estaban alrededor o en fila lo abuchearon al entrar y al salir. Poco antes, dos manifestantes semidesnudas de Femen habían hecho un acto de resistencia pacífica ahí, anunciando: seguiremos persiguiendo a todos los sexistas y fascistas que intenten asumir el poder.

Afuera de su hogar, en la Torre Trump de la Quinta Avenida, la seguridad incluyó unos 10 camiones municipales recolectores de basura, como parte de una serie de barreras –no se sabía si eso era un comentario político– y el lugar, que contiene un vestíbulo público y tiendas, permaneció casi vacío durante el día ante la vigilancia de la policía y el Servicio Secreto.

De hecho, esta noche llegó un mariachi, Sol Mixteco, a las afueras del hogar del magnate, recibido con aplausos de los peatones. Los 12 integrantes, vestidos de blanco y con sombreros, fueron molestados por la policía que no los dejaba pararse, pero tocaban mientras caminaban... Queríamos decir adiós a esta elección, dijo uno de ellos mientras cantaban Cielito Lindo, reportó The Guardian. O sea, en su casa –en una ciudad donde más de 40 por ciento son inmigrantes y hablan 200 idiomas– no lo quieren.

Tampoco algunas de las figuras más importantes de su partido. El ex presidente George W. Bush, el último republicano que ocupó la Casa Blanca, y su esposa, Laura Bush, no votaron por Trump, y dejaron en blanco su boleta en la línea para candidatos presidenciales; sólo sufragaron por legisladores y puestos estatales, reportó el New York Times, una muestra más del repudio a Trump por una amplia parte de la cúpula republicana tradicional.

En casillas por esta ciudad –algunas empezaron desde las 6 de la mañana con largas filas en el Village y otros lugares– apareció de lleno el mosaico pleno de colores e idiomas. Dependiendo de su ubicación, los idiomas cambiaban no sólo entre los participantes, sino en las instrucciones y hasta en las boletas electorales; chino y español predominaban junto con el inglés. Visualmente, era el voto del futuro en este país.

Pero en zonas rurales blancas por todo el país, sobre todo en ciudades y pueblos del sur y del centro, en particular en zonas industriales abandonadas, las pancartas y calcomanías de Trump inundaban el panorama, repitiendo sus consignas nostálgicas de un país mítico del pasado.

En Las Vegas, el sindicato de trabajadores culinarios, la organización social más poderosa del estado, se concentraba en su sede haciendo llamadas para impulsar el voto debajo de una enorme piñata de Trump.

Cientos de estudiantes de preparatoria en Arizona abandonaron clases (el día de las elecciones, siempre el segundo martes de noviembre, no es día feriado) para salir a promover el voto contra Trump y su aliado local, el alguacil Joe Arpaio, símbolo nacional del movimiento antimigrante.

Irregularidades de siempre

Trump presentó la primera demanda legal de la jornada, buscando que se congelen los resultados de unas cuatro casillas en Nevada, donde cientos de latinos votaron; afirma que se extendió el horario ilegalmente. La demanda fue desechada, pero fue considerada sólo como uno de los múltiples actos de supresión del voto latino, que tuvo una participación sin precedente en estos comicios.

Otra demanda fue presentada en Carolina del Norte por un grupo de defensa de derechos ciudadanos, solicitando una orden judicial para ampliar el horario de casillas en todo un condado donde se argumentaba que múltiples máquinas de votación habían fallado, causando largas esperas. Era una zona afroestadunidense que Barack Obama ganó por más de 50 puntos hace cuatro años.

Hubo extensos reportes de máquinas de elección descompuestas o que no funcionaban debidamente a lo largo del país, como también filas excesivamente largas. Algunas organizaciones, como el Brennan Center for Justicie, de la Universidad de Nueva York, reportaron más problemas con máquinas de votación en esta elección que en las previas. También se denunciaron problemas por confusión de nuevas leyes comiciales en diversos estados, como también por reubicación de casillas y largas esperas.

De hecho, una investigación reciente descubrió que en zonas urbanas pobres, los latinos y afroestadunidenses y otras minorías tienen más que seis veces la probabilidad de tener que esperar más de una hora en colas que los blancos.

Desde antes, demócratas y agrupaciones de defensa de derechos civiles habían denunciado varios obstáculos institucionales, entre ellos leyes estatales promovidas e implementadas por republicanos para suprimir sistemáticamente el voto de sectores minoritarios, sobre todo en zonas pobres.

Se reportaron por todo el país incidentes esporádicos de agresiones e intimidación. Por ejemplo en East Lansing, Michigan, dos mujeres musulmanas en vestido tradicional fueron sacadas de una fila por un hombre blanco que demandó que presentaran credenciales de identidad. El acto fue denunciado y una de las mujeres dijo que ella siempre votaba por los republicanos, pero no este año.

En Los Ángeles se reportó por lo menos un muerto y tres heridos cerca de una casilla en las afueras de la ciudad después de que un hombre armado disparó y huyó. No se sabe si fue un hecho directamente relacionado con la elección. Pero los nervios en todo el paíspaís por la posibilidad de violencia se habían intensificado al aproximarse este día, ante amenazas de grupos de extrema derecha, y cualquier incidente genera mayor preocupación. En Nueva York, donde se encuentran las sedes de ambos candidatos, las medidas de seguridad fueron intensificadas a la escala de lo implementado en Año Nuevo.

Mientras el Departamento de Justicia desplegó observadores de su sección de derechos civiles, el presidente Obama invitó a observadores extranjeros de la Organización de Estados Americanos para evaluar la elección.

En el transcurso del día, Wall Street expresó su optimismo en la bolsa de valores por segundo día consecutivo, esperando que ganará su apuesta de que al final Clinton sería la próxima ocupante de la Casa Blanca.

Jóvenes en varios lugares de esta ciudad, como en Pensilvania, reiteraron una queja que ha permeado en esta contienda, al desaprobar a ambos candidatos. No siento ninguna confianza en ninguno de los dos; entonces, todo queda en una triste decisión entre quién es el menos peor, comentó un joven universitario a La Jornada.

O sea, acabó como empezó.