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Compas: ¿qué tal si votamos juntos?
E

n el Correo Ilustrado del 24 de octubre me limité a recordar hechos ciertos y hacer dos preguntas. Ahora, ya sin ironía, hago una respetuosa propuesta a los compas.

En su quinto congreso, el CNI destacó 27 agresiones a los pueblos y el peligro de que la nueva ofensiva del sistema nos acabe a todos. Llevan razón, el despojo se agrava, pero también crece la resistencia. Desde 2001 y Atenco no hemos parado: cerca de 500 luchas locales, numerosas comunidades y regiones autonómicas, campañas nacionales por la vida, batallas jurídicas que a veces se ganan, incontables encuentros multitudinarios, cuatro o cinco redes (minas, presas, daños ambientales, agua…) y últimamente caravanas como la que el año pasado movilizó a tres contingentes que durante 11 días recorrieron 23 estados… En el ámbito de la información y las ideas se multiplican los argumentos anticapitalistas, los sesudos diagnósticos, las denuncias y los enjuiciamientos (como los del Tribunal Permanente de los Pueblos); abundan los manifiestos y las declaraciones conjuntas, y destaca –hay que decirlo aunque sea de casa– el periodismo comprometido que hace La Jornada (incluyendo los suplementos Ojarasca y La Jornada del Campo, que desde hace 27 y 10 años, respectivamente, nomás a esto se dedican), así como la labor de las radios comunitarias y los intercambios en las omnipresentes redes sociales… Y sin embargo no es suficiente.

Por eso es plausible que el CNI y el EZLN, que estando en la lucha no siempre están en las convergencias antes mencionadas, hagan ahora un llamado a detener la ofensiva de muerte. El problema es la forma en que lo hacen.

Integrar un consejo indígena de gobierno y designar a una mujer para que en su nombre sea candidata a la Presidencia en 2018 tiene dos partes. Lo del consejo suena bien, porque quien quiera gobernar para el pueblo deberá hacerlo acompañado y vigilado por el pueblo. Lo de lanzar una candidata suena mal porque, quieran que no, divide. Y divididos menos vamos a ganar. De modo que el Consejo Indígena de Gobierno no tendrá nada que gobernar (salvo abajo, y para eso no hacía falta lanzar candidata). Pero como la iniciativa está a consulta, se vale dar argumentos con el fin de que –si así lo consideran– las bases del CNI enmienden lo que se les propuso. Van los míos.

Que en la coyuntura electoral (además de que contiendan los partidos, semipartidos y seudopartidos) participen los pueblos originarios y otros sectores populares agrupados en una instancia unitaria tipo consejo que formule y defienda sus reivindicaciones y visiones de futuro, está chingón. Y es que sin un consejo (frente, convergencia, mesa, alianza, encuentro) en que se entreveren sin diluirse fuerzas sociales diversas y no partidistas en torno a un proyecto de país y –para lo inmediato– a ejes mínimos de un nuevo gobierno, nomás no vamos a ganar. Y menos podríamos gobernar cercados por el imperio, la oligarquía y sus personeros (que ya desde ahora están blindando sus intereses). Vayamos pues integrando un gran consejo popular y consensuando un proyecto para el cambio de rumbo que debe operar un nuevo gobierno. Y si entre otros sectores organizados lo convocan los pueblos originarios, que son emblemáticos de la resistencia, más mejor.

Pero un consejo popular, ¿para qué? ¿Únicamente para resistir o también para gobernar? En su congreso, el CNI y el EZLN ratificaron que nuestra lucha no es por el poder, es decir, que el consejo de ellos y su candidata servirían sólo para posicionarse como indígenas aprovechando la coyuntura electoral. Pero algunos pensamos que en 2018 sí podemos ganar. Es más, pensamos que más nos vale ganar, porque si ellos se agandallan de nuevo la elección, después el despojo será imparable. Y los que hacemos está apuesta somos millones, y poco a poco nos vamos organizando.

Por fortuna, el EZLN ha dicho que no está contra el voto, y en algunas comunidades del CNI de hecho se vota (por la izquierda, naturalmente). Entonces, lo que se consulta es si esta vez el CNI y el EZLN van a llamar a votar. Y yo esperaría que la respuesta de las bases sea un rotundo sí.

Lo que faltaría, entonces, sería decidir por quién se llama a votar. Votar por una compañera indígena –registrada o no– está bien, pues es dar visibilidad a los pueblos originarios y a su agenda, además de a las mujeres. Pero admitiendo, sin conceder, que la existencia de otra opción no perjudicara a la izquierda electoral, lo cierto es que tampoco ayudaría a ganar las elecciones. Y me temo que si llega de nuevo el PRI, o el PAN, no servirá de mucho haberse posicionado.

Que hay que resistir todos los días informando, organizando, movilizando y creando poder popular, ni se discute. Pero en 2018 de lo que se trata es de ponerle un buen chingadazo a la hidra, no definitivo, pero cabrón. Ésta vez hay que ganar las elecciones al sistema y no dejar que se las robe. Y si para eso no les cuadra Andrés Manuel, pues búsquense otr@. Pero no para posicionarse con vistas a una derrota, ¡por Dios!, sino para ganar. Para ganar, para defender el triunfo y para gobernar. Gobernar pese al cerco que ya nos tienen preparado (porque ellos sí creen que vamos de gane).

Compas, ¿de veras piensan que vamos a pararle los tacos a la hidra sin quitarle también el gobierno? Y para quitarle el gobierno –no hay de otra– necesitamos ganarle las elecciones.

Formemos un consejo indígena que ayude a integrar un consejo popular realmente incluyente; formulemos ahí un proyecto social para el cambio de gobierno, comprometamos con la plataforma consensuada al candidat@ y al partido con reales posibilidades de triunfo, y trabajemos juntos para ganar la elecciones y después para regenerar el país desde abajo y desde arriba. Si marchamos codo con codo para que aparezcan los 43 y marchamos codo con codo para revertir la reforma educativa, ¿por qué carajos no trabajar juntos para sacar al PRIAN de Los Pinos?

Posdata. Y, por favor, que Marcos-Galeano no vuelva a decir, como dijo el Delegado Zero en 2006, que si López Obrador gana las elecciones nos va a partir la madre a todos, pues los que nos han venido partiendo la madre son los otros. Ahora que si el ex subcomandante lo sigue pensando, es muy su derecho, pero que el CNI lo ponga a consideración de las bases.