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¿La Fiesta en Paz?

Nueva temporada grande, viejos criterios chicos

H

ace algunas semanas al aludir al añejo desempeño de la división taurina de los Bailleres, señalábamos: “…A esta insuficiente apuesta por el toro añádase un pobre concepto de competencia con la nefasta empresa de la Plaza México, que en 23 años no hizo sino sacar a la gente del coso y debilitar a la función taurina frente a otros espectáculos, medios y anunciantes. Asimismo, su costumbre de importar figuras en vez de fomentar la consolidación de toreros nacionales con imán de taquilla y confrontarlos en serio para el resurgimiento de partidarismos…”

Con relación a la próxima temporada grande 2016-2017, la nueva empresa de la Plaza México no quiso dar el obligado golpe de timón o cambio importante de rumbo que los aficionados, no los taurinos, esperaban y que la fiesta de toros en la capital requiere con urgencia, sino que se anunció, ya sin comida de por medio, el elenco de toros y toreros, con apenas un par de novedades en cuanto a ganaderías de verdadero pres-tigio, dos diestros importados nuevos y unos cuantos coletas nacionales de reciente alternativa. Juzgue el lector:

De 15 hierros incluidos, salvo José Julián Llaguno y Santa María de Xalpa, que tenían años sin venir, más la seriedad de Jaral de Peñas, Rancho Seco y San Marcos, el resto son las ganaderías que exigen los que figuran, ya por su repetitividad ya por su descastamiento: Xajay, Fernando de la Mora, Montecristo, Los Encinos, Teófilo Gómez, Bernaldo de Quirós, El Vergel, Julián Handam, San Isidro y La Estancia. La afición habría visto con mejores ojos la comparecencia de Begoña y San Miguel de Mimiahuápam, y desde luego La Joya, Piedras Negras, Huichapan, El Junco, Cerro Viejo o Corlomé, por citar algunas de probada tauridad o capacidad de sus toros para dar espectáculo con bravura.

Por lo que se refiere a matadores mexicanos se despide Zotoluco y vienen Joselito Adame y Octavio García El Payo, triunfadores esta temporada en España; Fermín Rivera, que no acaba de romper, Arturo Saldívar, Juan Pablo Sánchez, Sergio Flores, Diego Silveti –que prefirieron la comodidad a la rivalidad–, Armillita IV y Juan Pablo Llaguno, y novedades como Ricardo Frausto, Diego Sánchez, Antonio Lomelín, Luis David Adame y Gerardo Rivera.

Pero donde el gatopardismo taurino retomó el rumbo fue en la contratación de extranjeros ya muy vistos, con demasiadas ventajas y discreta capacidad de convocatoria: Morante de la Puebla –el Ponce de los Bailleres–, Talavante, Castella, Manzanares, Perera, José Garrido, Ginés Marín y Andrés Roca Rey, sin faltar el tiovivo Pablo Hermoso de Mendoza, que en peligro y apadrina a su hijo. Como cereza en el pastel, la empresa amenaza con traer a Ponce, El Juli y José Tomás, seguramente con Teófilos, de la Mora y Bernaldos. Vaya idea de servicio al público y de ampliar opciones.

Zacatepec o el compromiso con la bravura sin adjetivos. El domingo pasado la legendaria ganadería de los hermanos Muñoz envió a la Plaza México una novillada ejemplarmente presentada, con el trapío que da la edad y el comportamiento que da la casta. Como suele ocurrir, las cuadrillas anduvieron agobiadas dando una lidia desastrosa, mientras los alternantes mostraban su respectivo nivel, destacando el del venezolano Colombo. Uno de los azorados peones cometió el error de correr al burladero equivocado, donde el encastado quinto remató con furia descornándose desde la cepa y siendo indebidamente cambiado. Enhorabuena, ganaderos, por seguir honrando la memoria de quienes dejaron ejemplo.