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Crimen en Granada: 80 años

E

n junio de 1929, en una época en que los jóvenes artistas soñaban con vivir en París, Federico García Lorca rompió con la tradición y se embarcó para Nueva York. Nueves meses allí y otros tres en La Habana cambiaron su visión de la poesía, el teatro y el papel social del artista.

Lorca viajó a la gran ciudad a estudiar inglés. No lo hizo y a cambio se dedicó a escribir Poeta en Nueva York, grito de protesta contra el racismo, el consumismo estúpido y la adoración de la tecnología. Ese texto va más allá de esta enloquecida y ruidosa babel y se adentra en las profundidades de la mente, en la búsqueda de la redención y la plenitud.

En 1936 el poeta dejó el manuscrito en el escritorio de su editor en Madrid, con una nota que decía Regreso mañana, probablemente para discutir los detalles finales. Nunca regresó. Semanas después del alzamiento de Franco contra la República, fue brutalmente asesinado por elementos fascistas en Granada y su cuerpo tirado a una fosa.

El libro fue publicado en 1940, pero el manuscrito desapareció misteriosamente. Por décadas estuvo perdido para los estudiosos. La fundación García Lorca de España y la Biblioteca Pública de Nueva York lo exhibieron por primera vez en 2013 junto con dibujos, fotografías y documentos relacionados con el poema y con el poeta en esa ciudad.

En la primavera de 1929 Lorca tuvo una crisis emocional. Había terminado tristemente su romance con el escultor Emilio Aladrén y cargaba el éxito popular de su Romancero gitano (1928), a la vez que la crítica de sus amigos (como Luis Buñuel y Salvador Dalí, artistas de vanguardia), por ser demasiado tradicional.

Añorando salir de España y borrar la imagen de baladista gitano y escribir una poesía que estuviera llena de vida, Lorca se embarcó para Nueva York en compañía de su profesor y mentor Fernando de los Ríos. Éste le había prometido a los padres del poeta inscribirlo en clases de inglés en la Universidad de Columbia.

Lorca nunca había viajado al extranjero. Poco después de su llegada, le escribió a su familia las primeras impresiones sobre la ciudad. Una de las más vívidas y que más lo impactaron negativamente fue su viaje a Coney Island el 4 de julio. Fue su primer encuentro con una multitud urbana: más de un millón de personas celebrando en la playa el día de la independencia de Estados Unidos.

Caminando al lado de miles de personas por las calles de Manhattan, Lorca pensó en los poetas que habían hecho lo mismo y afirmó: “Nadie puede imaginar lo que es una multitud en Nueva York salvo, quizá, Walt Whitman, que lo buscó para sus soledades, y T.S. Eliot, que exprimió la multitud como un limón en su poema La tierra baldía, extrayendo heridas, poetas, sombreros mojados y sombras de río”.

El crimen fue en Granada, un día como hoy. Hace 80 años.