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EPN: sólo queda un chisguete

México: discurso vs realidad

Van tarifas eléctricas, otra vez

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Un hombre protesta frente al Ángel en Reforma, por el nuevo aumento a los combustiblesFoto Alfredo Domínguez
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n el México al revés, el de Peña Nieto y su gabinetazo, sube todo lo que ofrecieron bajar y desciende todo lo que prometieron aumentar. Es el país que el gobierno actual se comprometió a poner en movimiento, aunque nunca aclaró hacia dónde y a estas alturas cerca está del borde.

Ofreció que con las reformas estructurales que los mexicanos necesitan (EPN dixit) la economía aumentaría rápida y sostenidamente, se recuperaría el poder adquisitivo porque los salarios avanzarían en términos reales, el desarrollo, por fin, sería el pan de todos los días, todo ello acompañado de muchísimas gracias más. Pero cuatro años después el balance es exactamente el opuesto y sus resultados engrosan el de por sí deprimente inventario de sus cinco antecesores.

Por el contrario, se comprometió a reducir pobreza, violencia, deuda pública, corrupción, concentración del ingreso y la riqueza, impunidad, precios de las gasolinas y tarifas eléctricas (las cuales ya no subirán), y tantísimas cosas adicionales, aunque en los hechos esos indicadores crecen a paso veloz y registran niveles históricos (para mal, desde luego), en vías de empeorar.

¿Qué fue de aquellos jactanciosos que decían saber gobernar? Los engulló la realidad y, como dice la canción, si al principio Peña Nieto aseguraba tener un chorro de voz y ser el amo del falsete, cuatro años después a duras penas le queda un vil chisguete. Y ni eso de aquí a dos años.

Los consumidores aún no digieren el ramalazo gubernamental por el aumento a los precios de los combustibles, cuando ya anuncian otro incremento a las tarifas eléctricas, de por sí elevadas, acompañado ello con un nuevo récord en el nivel de la deuda pública (que ya roza los 9 billones de pesos), el tipo de cambio cada día más cerca de las 20 unidades, la economía a la baja y la violencia al alza.

Y peor para ellos si no lo pueden digerir, porque la chamba estomacal se acumula: gasolinas, tarifas eléctricas y, de nueva cuenta, recorte a la estimación de crecimiento económico en 2016, lo que apunta a menor generación de empleo, de por sí insuficiente, y menor ingreso (ídem).

En la encuesta que el Banco de México levanta mensualmente entre los especialistas en economía del sector privado nacional y extranjero (35 grupos de análisis y consultoría) el resultado de julio fue exactamente el mismo que en los seis meses precedentes, es decir, recorte (tras recorte) a la expectativa de crecimiento del país.

Si se recuerdan las promesas de campaña del ahora inquilino de Los Pinos, a punto de presentar su cuarta novela de gobierno (“érase que se era un mítico país con un maravilloso gobernante que todo lo hacía bien…”), a estas alturas México tendría que registrar tasas de crecimiento sostenido de cuando menos 5 por ciento, pues la condición para alcanzar esa cota era (según dicho del propio personaje) la aprobación y puesta en marcha de las reformas estructurales que los mexicanos necesitan (¿cuándo fue que les preguntaron?).

Todas ellas fueron aprobadas por el Congreso y están en marcha (versión oficial)… y la economía a duras penas se mantiene en torno a 2 por ciento, en vías de empeorar. Si en Los Pinos no lo registran, o les vale, los especialistas consultados por el Banco de México sí se enteran.

En la citada encuesta los 35 grupos de análisis y consultoría no han dejado pasar un mes del presente año sin aplicar un recorte a su estimación original, y en el camino la redujeron de 2.74 por ciento en el arranque del año a 2.28 por ciento al cierre de julio pasado. Y en su proyección incluyen 2017, cuyo pronóstico bajó de 3.29 a 2.62 por ciento.

El próximo 22 de agosto el Inegi divulgará las cifras definitivas sobre el comportamiento económico del país en el segundo trimestre de 2016, y todo apunta a que el resultado será incluso peor que el reportado en el primer trimestre (a menos de que aquí también modifiquen la metodología). Pero no hay de qué preocuparse, porque Luis Videgaray, el fabuloso ministro del (d) año, se encuentra en la ciudad de Seattle, en el estado de Washington, para explorar nuevas oportunidades de inversión mexicana en esa entidad de la Estados Unidos. Ojalá encuentre chamba (para él, desde luego) y allá lo retengan.

Si la estimación económica de los 35 grupos apunta hacia abajo, las relativas a inflación, tipo de cambio y tasas de interés miran hacia arriba: los precios se incrementarán, el dólar se encarecerá aún más y habrá que persignarse ante los intereses que cobran los bancos a su clientela (por cierto, estos tres indicadores también formaron parte de las promesas peñanietistas, porque con la reforma financiera, según decían, todo sería una maravilla).

Pero bueno, si el pronóstico de los especialistas resulta acertado, entonces el sexenio de Peña Nieto más que de México en movimiento habrá sido de México en mantenimiento, pues lo habrá mantenido en la misma mediocridad que el país registra desde tiempos de Miguel de la Madrid, es decir, 2 por ciento de crecimiento que no alcanza para nada, socialmente hablando. Y ese es el promedio de las últimas tres décadas y pico, a lo largo de las cuales los seis inquilinos de Los Pinos involucrados en el periodo prometieron exactamente lo mismo y ofrecieron idénticos resultados, es decir ni uno solo, de tal suerte que los mexicanos han recibido tremenda goliza de 6-0.

En cuanto a los principales factores que podrían obstaculizar el crecimiento económico en México, a juicio de los citados especialistas, aparecen la debilidad del mercado externo y la economía mundial, la inestabilidad financiera internacional y la plataforma de producción petrolera, junto con el precio de exportación del crudo nacional, es decir, los mismos de un año atrás.

Muy malas noticias para el país, pero para atemperar lo que Peña Nieto denomina mal humor social o simplemente escozor de los ciudadanos, ya viene el cuarto Informe de gobierno, en el que –como en los tres anteriores– cantarán los ruiseñores, la miel se desbordará y a los mexicanos les faltará una macro calculadora matemática para poder contabilizar los beneficios –imaginarios, obvio es– que el grupo que sí sabe gobernar les ha generado a lo largo de casi cuatro de estancia en Los Pinos.

Ello, desde luego, mientras la realidad se come al país.

Las rebanadas del pastel

El petróleo mexicano de exportación inicia el octavo mes del año en 34.17 dólares, mientras el dólar muy cercano ve el billete mexicano con la efigie de Benito Juárez. Ayer, a 19.15 pesitos.

Twitter: @cafevega