Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Director: Iván Restrepo
Editora: Laura Angulo
Número Especial agosto septiembre 2016 No 207

Daños al ambiente provocados por
los florecimientos algales nocivos

Antonio Almazán Becerril
Unidad de Ciencias del Agua, CICY, AC
Correo-e:[email protected]

Ernesto García Mendoza
Departamento de Oceanografía Biológica, CICESE
Correo-e:[email protected]

José Antolín Aké-Castillo
Instituto de Ciencias Marinas y Pesqueras, Universidad Veraruzana
Correo-e: [email protected]


Fig.1. Dos especies de microalgas que presentan estructuras puntiagudas que, en condiciones de florecimiento, pueden producir múltiples heridas en las branquias de los peces
Fotos cortesía de Antonio Almazán Becerril

Los daños al medio ambiente y a la biota silvestre constituyen una de las facetas más perjudiciales de los florecimientos algales nocivos (FAN) y están asociados a las diferentes etapas de evolución de estos fenómenos. Los FAN se inician al existir una población semilla de especies potencialmente nocivas en un ambiente adecuado para su desarrollo. Durante la fase de desarrollo y mantenimiento del FAN, ocurre un incremento poblacional de tal magnitud que puede manifestarse como un cambio en la coloración del agua.

Al finalizar el florecimiento, la fase de decaimiento consiste en la desaparición del fenómeno, ya sea por un cambio de las condiciones ambientales, agotamiento de nutrientes, herbivoría, parasitismo o infecciones bacterianas y/o virales. Durante las fases de desarrollo y decaimiento es cuando pueden ocurrir impactos ecológicos importantes debido a la afectación directa a otros organismos o de manera indirecta a partir de la degradación del ambiente.

En la fase de desarrollo, las afectaciones directas a otros organismos se producen mecánicamente o por intoxicación. Al existir una alta densidad de células en el agua, éstas pueden llegar a obstruir las branquias de peces impidiendo su oxigenación. Asimismo, algunas microestructuras aserradas o puntiagudas de las microalgas (Fig. 1) pueden causar heridas microscópicas provocando hemorragias o infecciones bacterianas causando la muerte de los peces.


Fig. 2. Ejemplos de animales que murieron debido al FAN del dinoflagelado Gymnodinium catenatum ocurrido en el golfo de California. A la derecha, la M. en C. J. Medina del laboratorio Ficotox de CICESE practicando una necropsia a un ejemplar del ave “bobo patas azules” para colectar muestras de tejido para análisis patológicos, histológicos y toxinológicos
Fotos cortesía de E. García Mendoza

Por otro lado, si las microalgas que forman los FAN son tóxicas, pueden desatar mortandades de organismos acuáticos conocidos como epizootias. Las epizootias comienzan cuando las células tóxicas son consumidas por organismos filtradores: moluscos bivalvos, ascidias, esponjas y peces pequeños como sardinas, macarelas y anchovetas. O bien, cuando estas células se encuentran viviendo sobre macroalgas, coral muerto, pastos que actúan como vectores de estas células hacia peces de mayor tamaño, aves, tortugas y mamíferos marinos.

En México se han producido varios eventos de este tipo. El ejemplo más reciente, y probablemente el de mayor magnitud, fue el que se presentó en el norte del golfo de California en enero de 2015. Un florecimiento del dinoflagelado Gymnodinium catenatum que produce toxinas de tipo paralizante que ocasionó la muerte de más de 10 mil aves marinas y cientos de mamíferos marinos (Fig. 2).

Cabe señalar que la degradación de las condiciones ambientales se presenta generalmente durante la fase de decaimiento de los FAN. La muerte de las microalgas puede ocasionar una reducción drástica de la concentración del oxígeno disuelto en el agua. Las células muertas sufren un proceso de remineralización: transforman la materia orgánica a formas inorgánicas oxidadas más simples, como dióxido de carbono, agua y nitratos. Este proceso ocurre de forma aeróbica (en presencia de oxígeno) y lo realizan las bacterias marinas.


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El consumo de oxígeno del medio dependerá de la magnitud del FAN pudiéndose generar zonas hipóxicas si la concentración de oxígeno disminuye por debajo de lo habitual. O en casos extremos, anóxicas, que se distinguen por la ausencia total de oxígeno. No está de más señalar que el oxígeno es vital para los organismos acuáticos. Por eso, a las zonas anóxicas se les denomina zonas muertas. La presencia, formación y evolución de zonas muertas en el océano es una prioridad de monitero e investigación a nivel mundial.

Desde hace dos décadas se reconoce el incremento en la magnitud y frecuencia de los FAN en todo el mundo como resultado del enriquecimiento de nutrientes, la presencia de especies invasoras, y el calentamiento global. Algunas predicciones señalan que estos fenómenos se incrementarán. Dado que todavía no es posible controlar la formación de los FAN, o incluso predecirlos, es necesario estudiarlos en todos sus aspectos para adaptarnos a ellos y establecer políticas oficiales para mitigar sus efectos adversos en el medio ambiente marino y en los humanos expuestos.

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