Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Director: Iván Restrepo
Editora: Laura Angulo
Número Especial agosto septiembre 2016 No 207

Ecología de especies formadoras
de florecimientos algales nocivos

Mary Carmen Ruiz de la Torre
Facultad de Ciencias Marinas, Universidad Autónoma de Baja California
Correo-e: [email protected]

Christine J. Band Schmidt
Centro Interdisciplinario de Ciencias Marinas, Instituto Politécnico Nacional
Correo-e: [email protected]


Florecimiento de cianobacterias en lago-cráter de Nayarit en febrero 2015
Foto cortesía de Y. A. Palomino Hermosillo

En los ambientes terrestres, las plantas y los árboles son la base de la cadena alimenticia debido a que transforman la energía del sol a energía química (fotosíntesis) para sustentar otras formas de vida en el planeta. En los ambientes acuáticos, la base de las redes tróficas son las macroalgas y el fitoplancton. Este último se encuentran a merced de los movimientos del agua.

Dentro de los diferentes grupos de fitoplancton, las cianobacterias, las rafidofíceas, las diatomeas y los dinoflagelados pueden formar florecimientos algales nocivos (FAN) al concentrarse un alto número de ellos en el agua. Los FAN pueden abarcar grandes extensiones (metros-kilómetros) y mantenerse por periodos de tiempo prolongados (días-meses). La clave para que estos fenómenos se mantengan son las interacciones que existen entre los procesos físicos del ambiente (corrientes y calentamiento superficial de agua) y las características o rasgos biológicos particulares de cada grupo (tamaño, crecimiento, alimentación y movimiento).

Los procesos físicos pueden favorecer a los FAN debido a su capacidad de retener al fitoplancton en zonas óptimas para reproducirse y/o transportarlo hacia la costa, en donde tiene mayores posibilidades de mantenerse como FAN. Los procesos físicos pueden ser desfavorecedores cuando hay un ambiente inestable. Por ejemplo, cuando el movimiento del agua es tal que dispersa las células del fitoplancton evitando así que persistan como un FAN.


Dinoflagelado Lingulodinium polyedrum
Foto: Mary Carmen Ruiz de la Torre

Dentro de la ecología de los FAN, destacan las características biológicas que permiten a las células fitoplanctónicas aprovechar el ambiente cambiante al que se enfrentan día a día, incluso hora a hora. La tasa de crecimiento nos explica la velocidad a la que estos organismos se dividen de tal forma que en términos de días pueden formar un FAN, siempre y cuando las condiciones ambientales (salinidad, temperatura, luz, viento) sean favorables.

Los grupos de fitoplancton como dinoflagelados tienen tasas de crecimiento bajas (<1), mientras que otros grupos, como las cianobacterias, alcanzan hasta una división por día. Aparentemente, el crecimiento de las poblaciones del fitoplancton puede parecer simple. Sin embargo, para crecer y dividirse, el fitoplancton requiere compensar factores de pérdida como la sedimentación de células al fondo del mar, el pastoreo (ser alimento de otros organismos) y la muerte celular.

La forma en la que obtiene nutrientes también es compleja. La mayoría utiliza la fotosíntesis como fuente de energía para generar su propio alimento (autotrofía). Otras especies utilizan rutas alternas para adquirir elementos como el carbono (C) mediante la absorción directa de moléculas orgánicas y la ingestión de una presa (heterotrofía). Existen, asimismo, especies que tienen ambas formas de adquisición de energía (mixotrofía).

A pesar de que el fitoplancton es pequeño y está a la “deriva”, algunos grupos evolucionaron y desarrollaron estrategias para poder moverse en la columna de agua. Los dinoflagelados utilizan un flagelo para nadar durante el día hacia la superficie para obtener energía del sol, y durante la tarde-noche para nadar hacia parcelas de agua con nutrientes.

Las especies del fitoplancton formadoras de FAN tienen características específicas que van a variar entre los diferentes grupos. Por tal motivo es importante estudiar particularmente a cada grupo a fin de comprender su dinámica y su potencial para formar florecimientos algales nocivos en las diferentes regiones geográficas.


Florecimiento algal del dinoflagelado Lingulodinium polyedrum que duró ocho meses en la bahía Todos Santos, abril, 2005
Foto: José Luis Ochoa de la Torre

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