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Balance de la Jornada

Avalancha de foráneos... y los que faltan

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El caso de Rafael Baca, del Cruz Azul, puso en evidencia las lagunas de la reglamentación 10/8 que instruyó la Federación Mexicana de FutbolFoto Jam Media
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l torneo Apertura 2016 empezó con buena dosis de frustración para los técnicos, que no pudieron alinear a placer sus adquisiciones en compras sin límite en el extranjero que, por increíble que parezca, concluyen hasta inicios de septiembre, cuando se cierran los registros. Es la invasión de foráneos, pero no necesariamente mejorará el espectáculo.

En ridículo queda la Federación Mexicana de Futbol (FMF) y sus reglamentos cantinflescos con casos de jugadores como el del cruzazulino Rafael Baca, nacido en Michoacán, quien no califica entre los ocho mexicanos (regla 10/8) que un equipo lleva a cada partido porque no fue registrado ante la federación antes de cumplir 18 años.

Es decir, si un club trae a un joven extranjero, lo registra antes de que cumpla 18 años y le hace jugar un torneo oficial, éste puede ocupar una de las ocho plazas asignadas a los nacionales. De risa loca esas situaciones absurdas que presenta la nueva norma de la que se burló José Saturnino Cardozo y que Tomás Boy delicadamente llamó lagunas.

Toda mano en el área, deliberada o no, será sancionada como penal. El árbitro ya no requiere aplicar su polémico e irregular criterio. Tijuana salió favorecido de ello ante Morelia, mientras las desastrosas Chivas desaprovecharon la ocasión, pues no tienen un tirador eficaz: Carlos Gullit Peña erró su tiro y cargó con los memes burlones.

El Rebaño se presentó en CU como un equipo desangelado, despojado de su símbolo Omar Bravo, quien se fue a la liga profesional de Estados Unidos y Canadá por desacuerdos con la directiva; no obstante, el club prefirió justificar su salida al señalar que el mochiteco se iba por el tema económico, a ganar sus últimos dólares en el extranjero.

El América tampoco ha lucido muy acertado en sus decisiones. El nuevo horario de las 9 de la noche no gustó a su afición, que se abstuvo de ir al estadio Azteca. Claro que jugar bajo amenaza de lluvia y frente a Chiapas tampoco representaba un gran incentivo, pero a todas luces es una hora que ahuyenta a la familia futbolera.

Francisco Palencia tuvo mucha suerte en su presentación como timonel de los Pumas, que sin lucir ganaron. Mientras los técnicos de Toluca y Puebla, Hernán Cristante y Ricardo Valiño, respectivamente, se conformaron con el empate, al igual que el necaxista Alfonso Sosa. Cruz Azul lo mejor que hizo fue llenar el estadio Victoria, porque el buen juego brilló por su ausencia.

El campeón Pachuca reconforta; le puso seriedad y calidad a la fecha de arranque. Raúl Gutiérrez, técnico de la Sub-23, debe estar con sabor agridulce. Feliz por el desempeño de los Tuzos, pero esperando que ninguno de sus convocados se lesione. Resignado por ahora a entrenar con plantel incompleto.

A pesar de la descontrolada adquisición de jugadores foráneos, los dueños del balón cederán a sus jugadores olímpicos una vez finalizada la fecha dos. El desdén hacia el equipo del Potro Gutiérrez es ostensible; ni siquiera importa el riesgo de perder el prestigio ganado hace cuatro años en Londres.

Antes la guerra era entre Televisa y Tv Azteca por el codiciado Tri; ahora, sin derecho a transmitir los Juegos de Río de Janeiro, el duopolio transpira la gota gorda para rivalizar, apela a lo mejor de su programación para competir y arrebatar público a los canales que pasarán la justa veraniega. Sin duda el telespectador saldrá ganando.

La FMF tiene las arcas rebosantes y está de plácemes con el estreno de sus instalaciones en Toluca, a cinco minutos del aeropuerto. En 15 años –todavía sin alcanzar el quimérico quinto partido en un Mundial– ha hecho dos mudas: de Abraham González a la calle de Colima, en la colonia Roma, que ahora deja para trasladarse al estado de México.

Televisa, a su vez, se repone un poco del revés que significó haber perdido a las Chivas; se consuela con el viejo Centro de Capacitación, aquel predio a espaldas del Coloso de Santa Úrsula, antes a las orillas de la ciudad (hoy céntrico y con mayor valor), que donó Azcárraga Milmo a la FMF, y que el hijo recupera vía fast track.