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Últimos días de la exposición de Leonel Maciel en la Galería Óscar Román

Sugiere artista ver más allá de la piel y la carne; plasma emociones

En cada uno de mis cuadros o actos en mi vida me reflejo: es un autorretrato, afirma en entrevista

“Ahora están el performance, el arte conceptual, la instalación, esto y el otro, pero la pintura es una voz primigenia”

Creará una obra inspirado en el Popol Vuh, adelanta a La Jornada

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He sentido la envidia y la practico mediante la admiración. La obra de Francisco Toledo, ¡carajo!, me hubiera gustado hacerla o firmar tal cuadro. No soy el primero que dice eso, expresa Leonel Maciel en entrevista con La Jornada. Arriba, Pompeyita Velázquez tomando el sol en ignota playa mira con displicencia cómo unas flotas de barcos fantasmas cruzan el canal de Panamá furtivamente para no pagar peaje, 2016, cuadro del artista incluido en la exposición montada en el recinto de Julio Verne 14, PolancoFoto cortesía de la galería
 
Periódico La Jornada
Jueves 16 de junio de 2016, p. 3

En Autorretratos de Maciel, exposición montada en la Galería Oscar Román, no hay alguna imagen de su autor, el pintor Leonel Maciel (Petatlán, Guerrero, 1939).

Al respecto, explica: “Autorretrato porque cada cuadro que pinto, o cada acto que tengo en mi vida, allí me reflejo, más bien, nos reflejamos todos.

Con los años cambian las manifestaciones, a veces uno se retracta de algún comentario que hizo porque después considera que ya no tiene validez. Eso es lo que uno es, valga la redundancia.

Reconoce que “todos queremos ver el autorretrato físico, pero nunca la imagen interior sicológica o emocional, porque el ser humano es, aparte de lo físico –la piel, la carne–, una gama de emociones, ya sea odio, rencor, amor, ternura y envidia”.

Maciel cree que todos en determinado momento sienten envidia. “En lo personal –explica en entrevista con La Jornada– he sentido la envidia y la practico mediante la admiración. La obra de (Francisco) Toledo, ¡carajo!, me hubiera gustado hacerla o firmar tal cuadro. No soy el primero que dice eso.

“Gabriel García Márquez, cuando leyó Pedro Páramo dijo, ¿por qué no escribí ese libro? Entonces, practico la envidia, los rencores también. Practico esa gama de emociones y sentimientos, y si no lo hiciera no pintaría.”

La de Maciel es una pintura emotiva, ya que parte de sus vivencias: “Desde luego muchas cosas las saco de la literatura, la poesía, de mis viajes, pero eso se transmite mediante una emoción. Una vez que tengo la idea clara de lo que deseo hacer, entra la parte emocional, porque en el acto de pintar ya no controlo el pulso, aunque sí la composición –que esto se quede aquí o allá–, pero el resto lo dejo, me vuelco en la tela, sin cortapisas”.

Por indagar nuevas formas

De las 31 obras –técnicas mixtas y una acuarela– que componen la exposición de Leonel Maciel, no todas son de factura reciente. Hay algunos cuadros de épocas anteriores, de allí que el pintor hable de diferentes formas plásticas. No me interesa una línea de estilo. Considero que todo ser humano tiene cambios, entonces obedezco más bien a esos cambios y más que nada a un interés por investigar nuevas formas.

–¿Qué tan bien posicionada está la pintura hoy?

–El ser humano siempre va a manifestarse de un modo u otro. Cuando se inventó la fotografía dijeron que ya había muerto la pintura; luegó surgió la televisión y se dijo que el cine no se iba a ver. Dicen tantas cosas. Ahora está el performance, el arte conceptual, la instalación, esto y el otro, pero la pintura es una voz primigenia. Alguien, un día, en una gruta estampó sus manos. ¿El motivo? Quería verlas, quería dejar una huella, no sé.

“El ser humano antes que nada tiene la necesidad de expresarse por medio de la forma y una de ellas es la pintura, la escultura, luego, vienen las demás expresiones.

Por ese motivo la pintura no se puede morir. Imagínese cuando el destino nos alcance. A mí ya no, porque el tiempo que me queda es menos que antes, pero los jodidos que vengan después de mí y algunos sobrevivientes, le juro que van a tener la necesidad algún día de pintar ¿qué?, una flor en la pared. Digo eso porque me encantan las flores. A lo mejor pintan una mariposa. Siempre habrá quien quiera pintar a una niña con colores.

El artista se prepara para crear una obra inspirada en el Popol Vuh, con acrílico sobre papel de 1.50 por 10 metros. Comenzó a leer el libro sagrado de los mayas a los 30 años, ahora lo ha retomado con la idea de hacer una especie de códice, pero “a mi manera. No quiero que se vean rasgos mayas. Es la lectura que Leonel Maciel hace del Popol Vuh y cómo lo interpreta. Tienen que ser formas muy primitivas”.

El artista trabajará directamente sobre el papel sin trazo previo, de preferencia en un solo día. ¿Demasiado pretencioso? A lo mejor sí sale. La idea ya la tengo mentalmente, hasta distribuido. Tampoco se trata de correr, sino de disfrutarlo, aclara.

La exposición Autorretratos de Maciel concluirá este viernes en la Galería Óscar Román (Julio Verne 14, Polanco).