Opinión
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Infancia y Sociedad

Maestros poderosos/V

P

recisiones. La reforma educativa no existe: es sólo un nombre que disfraza la guerra contra los maestros para desmantelar el sistema educativo nacional y abrir las puertas de par en par a empresarios interesados en dirigir y hacer negocios con la educación.

Aurelio Nuño sólo está programado para el monólogo y no aceptará dialogar porque carece de conocimientos sobre educación; no tiene criterios propios; lo pusieron en el cargo, no para mejorar la educación, sino para bloquear y tratar de anular las fuerzas del magisterio insumiso. No fue puesto al frente de la SEP por ser creativo y brillante, sino por ser obediente y déspota. No está en libertad de tomar decisiones: sólo obedece fríamente órdenes (de arriba y de afuera).

Los maestros insumisos son, en cambio, una pequeña multitud de pueblo culto y organizado que, por eso mismo, se vuelve peligroso para los intereses del capital y sus lacayos hechos gobierno. Los privilegios de los maestros son la dignidad, la claridad, la valentía y la capacidad de formar seres humanos. Hoy el buen maestro es el que lucha por detener la destrucción de la escuela publica.

Los gobiernos que aman a sus pueblos ven en los maestros a sus aliados y no a sus enemigos. Pero el gobierno actual no ama al pueblo, las mujeres, los niños, los trabajadores ni a los jóvenes. El gobierno está despilfarrando el presupuesto de la educación en policías y en comprar periodistas de radio y televisión. A funcionarios como Nuño –y no a maestros– les importa proteger sus privilegios abusivos.

Apoyar y defender a los maestros es una de las acciones más inteligentes que podemos emprender como sociedad civil. Obreros, académicos, campesinos, estudiantes y mujeres debemos aglutinarnos en torno a la disidencia magisterial para detener las infames y criminales reformas del mal gobierno. A pesar de las costosas campañas de desprestigio, sabemos que ella constituye el único ejército sin balas, capaz de formular la revolución cultural y de conciencia popular que necesitamos para defendernos de los gobernantes cínicos que destrozan el país.

Son los maestros quienes mejor conocen los problemas y posibilidades de la escuela pública. Hay cientos de miles comprometidos, dispuestos a defender sus aulas y derechos como trabajadores de la educación pública, gratuita y obligatoria. ¡Vivan los maestros!