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Penultimátum

¿Y la Lynndie mexicana?

L

ynndie England es la soldado del ejército de Estados Unidos más famosa de este siglo. No por actos heroicos en favor de la libertad. O por auxiliar a la población con motivo de los desastres naturales. Todo lo contrario: en 2005 un tribunal militar la encontró culpable de maltrato a prisioneros y de cometer actos indecentes contra ellos en la cárcel iraquí de Abu Ghraib. Fue condenada a tres años de prisión. Purgó apenas la mitad. En su defensa, sus abogados alegaron que ella participó en las torturas debido a su bajo coeficiente de inteligencia y a problemas de personalidad que la convierten en una persona excesivamente sometida.

En 2004, cuando Lyndie tenía 20 años, fue noticia importante en los medios y las redes sociales al publicarse fotos en las que aparece con un cigarrillo en la mano y una amplia sonrisa, mientras señalaba con el dedo los genitales de uno de los presos. En otra se la ve tirando de una correa amarrada al cuello de un prisionero desnudo. Ella alegó que se limitaba a cumplir órdenes de sus superiores para ablandar a los prisioneros. Y que el abuso a los reclusos era todavía más grave de lo que el mundo vio en esas fotografías.

Su abogado defensor alegó que la soldado, que antes trabajó en una factoría de despiece de pollos, se vio implicada en la sesión de tortura y en las fotos que dieron la vuelta al mundo para complacer a quien era su novio, el sargento Charles Graner, cabecilla del grupo de torturadores en Abu Ghraib. Su novio fue condenado por un consejo de guerra a 10 años de cárcel. No valió el argumento de su defensor, quien dijo en el juicio que Graner participó en las torturas porque le divertía y porque su sentido del humor es perverso.

Desde 2004 se han multiplicado las denuncias de abusos a los presos pertenecientes a los grupos terroristas, en especial de Al Qaeda, por las fuerzas estadunidenses en lugares como Afganistán o la base naval de Guantánamo, en Cuba. Y que los responsables de la cárcel iraquí y los oficiales bajo cuyo mando estaban los torturadores nunca fueron llevados a juicio.

En 2009 la ex soldado afirmó en una entrevista con el diario británico The Guardian que su error fue haber tomado fotos de las torturas, que fueron peores. Agregó que mucha gente dice que si nos hubiéramos callado o los hubiéramos matado, no hubiera habido ningún problema.

El mes pasado, fue colado a los medios un video en el que varios policías federales y soldados torturan a una mujer en Ajuchitlán, Guerrero. En la sesión de tortura, ocurrida el 4 de febrero del 2015, aparece claramente otra mujer, que, se asegura, pertenece a la Policía Federal. Todo indica que fue ella la que tomó el video y participó en la tortura. ¿Conoceremos algún día el nombre de la Lynndie England mexicana?