En México siempre se ha escrito cuento y lo escribimos bien, expresa Ana García Bergua, quien tiene un nuevo libro de narraciones cortas, La tormenta hindú y otras historias.

Varios son los hilos que entretejen las 192 páginas: la memoria, la vejez, las relaciones con el otro, el tiempo.

Quería tratar todo eso más allá de los manuales de autoayuda, de las parejas de largo tiempo, cómo hacemos nuestras negociaciones, arreglos e incluso también las amistades; cómo finalmente las relaciones que perduran en el tiempo no pueden estar hechas de pura felicidad ideal sino de algo que es muy interesante y apasionante: todo lo que hace uno para continuar, dice la autora y colaboradora de La Jornada.

Son cuentos donde muchas veces está presente la vejez y el libro se convierte en una crítica sutil a la sociedad actual en la que ser viejo perdió esa connotación de sabiduría. “Antes se decía ‘el viejo roble’ y era evocador; ‘mi viejo padre tan sabio’, pero ahora no puedes decir viejo, hay que inventar; ya es el colmo lo que dijeron de ‘la edad de la plenitud’, ‘la tercera edad’. Todos son eufemismos para ocultar que la palabra viejo se ha vuelto peyorativa.

“Quería escribir cuentos de viejos, pero no cuentos edificantes tampoco; hay como un truco de decir: ‘ay, es que cuando uno es viejo uno puede ser pleno y muy saludable’, algo así como un joven disfrazado. No es cierto; se es un ser humano tan interesante –y a veces mucho más interesante– que un joven por todo lo que se ha vivido y también los viejos pueden ser malvados, como cualquiera otro personaje; quería escribir cuentos de viejos como personajes interesantes.”

Del cuento a la novela

Ana García Bergua (CDMX, 1960), quien en 2013 recibió el Premio Sor Juana Inés de la Cruz, divide su oficio de escritora entre el cuento y la novela, pero siempre regresa al primero, porque es un ejercicio muy interesante en el que se puede experimentar más. Escribir novela me deja muy agotada y entonces regresar al cuento es regresar a mi propio taller. Es descansar.

En México hay muy buenos escritores de relatos. “Aquí siempre hemos escrito cuento y lo escribimos bien. El problema con este género no es con los escritores, sino con las editoriales. Nos hemos dado cuenta de que las grandes apostarán por la novela, pero desgraciadamente también por la ganancia, por las ventas, y eso limita cualquier tipo de literatura.

Las pequeñas editoriales, las independientes, van encontrando un cauce y creo que es muy interesante, porque sí hay lectores para el cuento y para la poesía y hay que buscarlos.

Precisamente La tormenta hindú y otras historias es publicado por Textofilia, en coedición con el extinto Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.

–¿Por qué seguir contando historias?

–Es una necesidad humana. De niño quieres que te narren cuentos. Así salvó la vida Scherezada. Eso no hay que olvidarlo: contar un buen cuento puede salvarte y escuchar un buen cuento puede abstraerte. Creo que es una necesidad nuestra, cambia el formato quizá; por ejemplo ahora ya no vemos películas, vemos series, pero éstas te cuentan más largo las cosas.

“Uno tiene necesidad de que le cuenten cosas para reflejarse, para buscar ejemplos o anti-ejemplos, para olvidarse de uno mismo, meterse en la historia de alguien más. Eso no se acabará, no puede acabarse.

Cuento historias para saber. Nunca sé qué voy a escribir o qué va a salir, y escribo para saber qué hay en una pequeña idea o en un personaje que me atrae; siento que ahí hay algo y necesito buscarlo. Pero escribo un poco también como una manera de leer lo que tengo adentro.

Más que la violencia del día a día, la que retratan los periódicos y los noticiarios, a García Bergua le interesa la violencia interior. “La sangre y todo eso me sale muy mal, no me queda bien, realmente sufro. Ya con leer los periódicos y ver todas las cosas que pasan uno se satura y yo pienso también que no hay que dejar tampoco que la violencia, el crimen, la política, devoren todos los territorios.

Es muy importante crear territorios literarios que hablan del ser humano en muchos otros planos, hay que rescatar al ser humano también de eso y la literatura, el arte, es una manera de hacerlo. Veo eso como territorios físicos, pero en realidad son interiores, aunque creo que sí existen, que los podemos ir creando, que cuando creas un público que asiste a una lectura, a una exposición, a un concierto, ese momento, ese espacio, es un territorio ganado, en el que haces crecer y florecer lo humano.

La tormenta hindú y otras historias será presentado el 31 de mayo a las 16 horas en la librería Rosario Castellanos (Tamaulipas 202, colonia Condesa), como parte de la Feria Internacional del Libro Independiente.