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El saxofonista Carlos Robles y su orquesta encabezarán la festividad de las velas en Juchitán

Más que trabajo el arte es mi gusto y moriré haciéndolo: Carlos Robles

La clave es la disciplina y la responsabilidad, afirma uno de los pioneros de la música tradicional zapoteca

No he dejado de tocar desde que me conquistaron los sones, los boleros y el tango

Foto
Carlos Robles y su grupo (arriba, hace años) en imágenes proporcionadas por él
Corresponsal
Periódico La Jornada
Lunes 16 de mayo de 2016, p. a12

Juchitán, Oax.

Carlos Robles es sinónimo de disciplina, arte musical y perseverancia, conocido no sólo de manera regional, estatal o nacional, sino en el mundo como El Chaparro de Oro.

Oriundo de Juchitán, fundó en 1950 su orquesta –que lleva su nombre–, con la que se ha colocado como pionero de la música tradicional zapoteca. Ha privilegiado los sones regionales, boleros, danzones y hasta el tango.

A los 85 años de edad, se considera un roble en el arte musical. Es autor de innumerables temas y arreglista de otros muchos. Su favorito es el tango Nostalgia, de Carlos Gardel.

Sentado en medio de un enorme patio, se frota las manos y afirmó que para él la música es el arte de combinar la armonía con la batería, principio que ha seguido desde que tenía siete años dedad y comenzó la conquista del saxofón.

El Chaparro de Oro trae la música en la sangre, su abuelo y su padre tocaban en una banda tradicional y de ellos aprendió a interpretar sones regionales.

A los siete años comencé a hacer música. Recuerdo mucho a mi maestro Manuel Hernández, quien murió a los 100 años de edad. Fue magnífico. De él aprendí muchas cosas, al igual que de mi padre y mi abuelo. No he dejado de tocar desde que me conquistaron los sones, los boleros y el tango.

Amigo de Francisco Toledo y de Carlos Monsiváis, Carlos Robles es un gran padre de familia y esposo, señalaron sus hijos.

Para el músico juchiteco la clave de todo lo bueno que ha tenido es la disciplina y la responsabilidad. Sin disciplina nada se puede hacer, porque como director de una orquesta siempre mantuve los ideales de hacer bien mi trabajo.

Sigo vivo, con el apoyo de jóvenes talentosos

Agregó que los músicos con los que empezó todos han fallecido, pero que él sigue vivo apoyado de jóvenes talentosos que desean tocar en la Orquesta de Carlos Robles. Este arte más que trabajo es mi gusto y moriré haciéndolo.

Sus años maravillosos, recordó, fueron en la década de los 70. Mario Kuri lo escuchó en una visita que realizó a Tehuantepec y se enamoró de sus canciones, por lo que le ofreció un contrato para recorrer varios países de América Latina.

Firmaron un contrato de dos meses y 10 días en los cuales compartieron la música que se toca en los pueblos del Istmo de Tehuantepec y de su natal Juchitán. Viajaron a Cuba, Jamaica, Venezuela, Costa Rica, Panamá y El Salvador, cuyos pueblos se deleitaron con temas como La Sandunga, La Llorona y Fandango Teco.

Nos encontramos a paisanos istmeños y oaxaqueños que nos brindaron su apoyo, fue grato saber que mi orquesta (de 12 integrantes) ha sido una de las mejores que ha tenido el país. Eso no lo olvidaré, resaltó.

La música la traigo en mi ser

Toda mi vida la he dedicado a la música; he conocido mucha gente, muchos amigos, me he conocido a mí mismo y voy a seguir, no pararé, porque la música la traigo en mi ser. Carlos Robles morirá haciendo música, expresó.

Este año en la festividad de las velas de mayo, El Chaparro de Oro encabezará dos paseos con carros alegóricos y también participará en la lavada de ollas de San Vicente Ferrer, Patrón de los juchitecos.

Al referirse a las noches de velas, señaló: Vestimos de guayabera blanca y pantalón negro, elegantes. Toda la noche nos dedicamos a tocar sones regionales, boleros y danzones. Antes eran tiempos de mucha cultura, las parejas lucían sus trajes regionales y bailaban al compás de nuestra música, describió.

Se trata de hacer una noche espectacular; la gente que va a las velas debe escuchar buena música, bailar nuestras tradiciones. Ahora los músicos ya no se preparan, poco le invierten a leer y hacer música, prefieren copiar temas y no ser auténticos. Es triste, pero es lo que la sociedad muchas veces quiere, porque no exige, sostuvo.

La fiesta de las velas de mayo es una de las tradiciones más arraigadas en Oaxaca. Se hace honor a los santos patrones de las familias, grupos o lugares. La celebración corresponde al principio del cultivo del maíz y la llegada de las lluvias.

Carlos Robles afirmó que se siente feliz y tranquilo, que nunca fue ambicioso por eso Dios lo quiere.