Sociedad y Justicia
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Alumnos de la FA apoyan construcción e instruyen cómo hacerlas

Retoman en la UNAM modelo de estufas amigables y lo aplican en municipios pobres
 
Periódico La Jornada
Martes 12 de abril de 2016, p. 33

Estudiantes y académicos de la Facultad de Arquitectura (FA) de la UNAM tomaron el modelo de estufas sustentables de leña, con lo que han apoyado a comunidades de muy bajos recursos de Hidalgo, Puebla y Chiapas.

Los mecanismos de las cocinas son amigables tanto con el ambiente como con la salud de los usuarios, pues, por su diseño, el consumo de combustible se reduce a la mitad, y cuentan con un sistema que expulsa el humo de las chozas, lo que reduce el riesgo de que las familias sufran enfermedades respiratorias.

En conferencia de medios, Ada Avendaño, coordinadora de servicio social y práctica profesional supervisada de la FA, explicó que este modelo de estufa sustentable surgió en Guatemala, pero los alumnos universitarios hacen adaptaciones con los materiales que hay en las comunidades marginadas, y los espacios que tienen las familias para instalarlas.

Por ello las han bautizado con el nombre de cocinas lorena, por estar hechas de lodo y arena. Se hacen con una base de bloques de concreto, un dado estable de lodo y arena, tres hornillas y una chimenea con salida al exterior. Para cada estufa se requiere una inversión aproximada de 750 pesos.

Ese programa surgió como parte del servicio social y desde su inicio, en 2013, ha apoyado la construcción de 50 estufas en comunidades marginadas de Hidalgo, Chiapas y Puebla, donde se carece de infraestructura básica como drenaje, electricidad y agua.

Se informó que este año la FA fue invitada a participar en el programa de servicio social multidisciplinario en el municipio de Chignahuapan, Puebla. Se realizó una visita para conocer las necesidades de estas comunidades y los universitarios plantearon tres proyectos: cosechar agua y colocar baños secos, y la cocina lorena. El último fue el elegido por las autoridades.

Por ello se inició un taller teórico-práctico para enseñar a los habitantes de ese municipio cómo hacerlas. La intención es involucrar a las comunidades para que aprendan a diseñarlas y así puedan reproducirse, refirió la académica.

Pero no todo ha sido sencillo: la experiencia de este proyecto –en el que han participado unos 80 estudiantes de servicio social– les ha mostrado que, debido a engaños que han cometido autoridades o por otros trabajos, los habitantes suelen ser desconfiados. Piensan que únicamente les daremos la plática y no regresaremos, pero sí lo hacemos. Se trata de una semilla que queremos ir plantando.

El titular de la Dirección general de Orientación y Atención Educativa, Germán Álvarez Díaz de León, resaltó que este proyecto está inscrito en el programa Modelo de intervención comunitaria de la FA, y permite a los estudiantes aplicar sus conocimientos en la solución de problemas reales.