Opinión
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Elecciones inéditas
E

l proceso electoral para ganar la candidatura a la presidencia de Estados Unidos ha llegado a un momento en el que es muy difícil prever quiénes serán los candidatos que representarán a sus respectivos partidos en las elecciones de noviembre próximo.

Por el lado del Partido Demócrata, la ventaja de Hillary Clinton, quien se aseguraba representaría a ese partido en la elección general, se ha reducido sensiblemente, debido al crecimiento de Bernie Sanders en popularidad. A sus sendos triunfos en los estados de Nueva Hampshire, Minnesota y Colorado, ahora se suman los de Idaho, Alaska, Utah, Hawai y Washington, en los que literalmente apabulló a la señora Clinton.

El conteo de delegados, hasta el 28 de marzo pasado, todavía favorecía a Clinton con mil 243 delegados por 975 de Sanders. La distancia entre ellos se ha acortado notoriamente, pero aún falta un buen trecho por caminar, pues quien gane la candidatura deberá obtener por lo menos 2 mil 383 delegados.

Respecto del Partido Republicano, Donald Trump continúa a la cabeza con 738 delegados por 463 de Ted Cruz, su contendiente más cercano. Los esfuerzos del liderazgo republicano por evitar que Trump logre la candidatura no han tenido el efecto deseado, hasta ahora. Los líderes republicanos han dado abierto apoyo a Ted Cruz al que, por cierto, hasta hace unas semanas consideraban un candidato indeseable para representarlos. En el caso de que la estrategia funcione y Trump no gane la candidatura en las próximas semanas, de cualquier forma tiene ya los suficientes votos como para provocar una gran controversia en la convención republicana a la hora de la votación. Es evidente que ese partido está en una encrucijada que pudiera dar paso a una escisión en su seno. Las peripecias de los republicanos han abierto la puerta para que los demócratas ganen la elección general, cualquiera que sea su candidato.

Con este escenario de fondo, un factor que pudiera decidir la candidatura demócrata es el entusiasmo que despertado entre quienes generalmente han sido parcos en la participación en los procesos electorales. La avalancha y el entusiasmo de millones de jóvenes que han apostado por el giro a la izquierda que les ofrece Sanders pudieran ser decisivos en este proceso.

Está por verse si ha entusiasmado igualmente a los jóvenes latinos que votarán en California, Nueva York y otros estados donde hay un gran número de ellos.

En esos estados estarán en disputa 850 delegados que serán decisivos para determinar al ganador de la candidatura de- mócrata. Cabe agregar que según diversas encuestas de opinión, Sanders tiene 11 puntos porcentuales por arriba de Trump, comparado con 4.5 de Clinton. De continuar esa tendencia, se derrumbará la predicción de que ella tiene más posibilidades de ganar en la elección general que el senador Sanders. En consecuencia, aumentará la probabilidad de que Sanders gane la candidatura demócrata.

De ser el caso, se puede decir que el país está en la víspera de un profundo cambio.