Sociedad y Justicia
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Exige que el Estado asuma responsabilidad y repare daño

Marinero con VIH-sida interpone segunda demanda contra la Semar
Agencia Notiese
Periódico La Jornada
Miércoles 9 de marzo de 2016, p. 41

Discriminado por la Secretaría de Marina (Semar) desde que fue diagnosticado con VIH-sida en 2002, un marinero, quien ingresó a la institución en 1999 como camillero, interpuso una nueva demanda contra la dependencia, con el fin de que el Estado asuma su responsabilidad y repare el daño ocasionado a su proyecto de vida. Su caso llegó a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), la cual ordenó que fuera reinstalado, porque su despido fue contrario a los principios de no discriminación.

El hostigamiento comenzó desde que resultó positivo a la prueba de VIH. Se le notificó su baja inmediata. A partir de entonces comenzó un peregrinaje jurídico asesorado por el abogado Pedro Morales Aché, de la consultoría médico-legal Medilex.

Su caso llegó a la SCJN en 2011, luego de nueve años de litigio, de solicitar cuatro demandas de amparo y presentar dos recursos de revisión de sentencias judiciales favorables a medias, que finalmente determinó la inconstitucionalidad de la Ley del Instituto de Seguridad Social para las Fuerzas Armadas Mexicanas, en la parte donde hace alusión al VIH, pues consideró que dar de baja a los militares con VIH-sida resulta una medida contraria a los principios de igualdad y de no discriminación por razón de salud constitucionalmente reconocidos.

La SCJN ordenó la reinstalación, y resolvió que se le cubrieran los salarios caídos. Además mandató que se le proporcionara la atención médica necesaria, por lo que tuvo que buscar alternativas de atención, ya que le fue retirada la seguridad social.

Cuando regresó a la Marina ingresó al Hospital General Naval, debido al deterioro de su salud, a causa de la falta de atención médica adecuada. No fue reinstalado como camillero, sino que fue asignado al almacén del Centro Médico Naval para realizar labores administrativas. Pero el acoso no paró ahí. Al año de su reingreso se le inició un nuevo proceso de baja, que no prosperó por un recurso de inconformidad.

Ahora, sin justificación alguna, se niegan a renovarle su credencial que lo acredita como elemento activo de la Armada mexicana.

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