Opinión
Ver día anteriorMartes 8 de marzo de 2016Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Duarte de Ochoa
C

on sus pretenciosos apellidos aristocratizados, Duarte de Ochoa, no hay nada de refinado en su deficiente educación. A Duarte le gustó ser el terror de la pradera. Un ejemplo entre mil, aunque muy conocido: una mañana de junio de 2015 el priísta dio una conferencia de prensa en Poza Rica, Veracruz, y advirtió a los periodistas presentes: “Pórtense bien, todos sabemos quiénes andan en malos pasos… Todos sabemos quiénes de alguna u otra manera tienen vinculación con estos grupos […], todos sabemos quiénes tienen vínculos y quiénes están metidos con el hampa […], pórtense bien…”

El domingo 2 de agosto siguiente la policía encontró el cuerpo del fotoperiodista Rubén Espinosa, junto con los de cuatro mujeres, en un departamento de la colonia Narvarte, en la Ciudad de México, asesinados. El periodista había sido torturado antes de ser eliminado.

Reporteros Sin Fronteras, cuya divisa de trabajo es Por la libertad de información, publicó una nota de protesta expresando “su profunda indignación y su consternación por el asesinato de Rubén Espinosa Becerril… Consciente de la gravedad de las amenazas que enfrentaba en Veracruz, Rubén Espinosa Becerril había decidido exiliarse en la Ciudad de México, donde pensó podía refugiarse, ponerse a salvo. No obstante, se convirtió en el octavo periodista asesinado desde el inicio del año 2015…”

Respecto a su declaración de Poza Rica, Duarte la quiso componer en una entrevista con Ciro Gómez Leyva, diciendo que su declaración había sido sacada de contexto, porque él se había referido ¡a la sociedad en general! Es decir, Duarte había dicho, según sus palabras, que todos sabemos quiénes andan en malos pasos: algunos o muchos de los pozarricenses o algunos o muchos de los veracruzanos. Si todos lo sabían, por qué no se procedió legalmente contra ellos. ¿Todos, incluido Duarte, actuaban como ­encubridores?

Se dice que una imagen puede decir más que mil palabras. En una fotografía publicada en La Jornada hace un mes (http://goo.gl/nsPlXE), el gobernador en una actitud de superlativa arrogancia desoye –mirando para otra parte, y mostrando así su educación deplorable–, lo que la rectora de la Universidad Veracruzana intenta decirle acerca de las irresponsables actitudes del gobernador respecto a la casa de estudios, cuya vida y desarrollo dependen en primer lugar de los recursos con que legalmente el gobierno debe dotarla.

Todo parece indicar que Duarte es un cadáver político. Un tumor para su partido. El PRI lo sabe y muchos enterados en el estado de Veracruz dicen que para el partido, el gobernador vive una presión inédita para que deje su cargo, de acuerdo con fuentes consultadas por la publicación Sin Embargo. Ya no es sólo una exigencia desde la sociedad civil, sino también desde su partido y desde el gobierno federal. De acuerdo con las investigaciones de la publicación señalada, Duarte de Ochoa no fue recibido (recientemente) por el Secretario de Gobernación.

El 20 de noviembre de 2012 la prensa local en general registró la siguiente declaración de Duarte, según la cual tenía una invitación del entonces presidente electo Peña Nieto, para irse al gobierno federal. Se los digo puntualmente: yo recibí ya una invitación por parte del presidente electo, Enrique Peña Nieto, para participar en su administración. Solamente que la invitación es para enero de 2017. A partir de ese día estaré yo integrado al gobierno federal. Hasta ahora tendré que desarrollar con una gran emoción y un gran orgullo el cargo que tengo y que trato de honrar todos los días. Pues no falta mucho para que aparezca en CDMX, mientras los veracruzanos ignoran adónde fueron a parar la emoción y el orgullo.

De las cuentas del erario ya nos enteraremos, porque por ahora fuentes distintas hacen llegar la deuda creada por Duarte, desde 40 a 100 mil millones de pesos. Ojalá nos enteremos. Ojalá un día sepamos la verdad sobre las muertes de tantos periodistas. Ojalá un día sepamos todo sobre la estremecedora carnicería cometida mediante asesinatos personales y colectivos ocurridos durante el gobierno de Duarte.

Quizá el mayor logro de Duarte es la rápida transformación por la que está pasando la ciudadanía veracruzana. Veracruz ha sido tierra del máximo autoritarismo y del peor de los verticalismos. El que se mueve, no es que no salga en la foto, es que puede ser hombre muerto. No es casual que los veracruzanos se hayan expresado o actuado siempre con el más cuidadoso sigilo, tratándose de política. La mejor noticia es que los ciudadanos de este estado estén perdiendo el temor a expresarse y a exigir públicamente el cumplimiento de sus derechos.