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La mexicana Sabina Covarrubias desarrolla un programa de partituras multimedia

Tiende compositora un puente entre las músicas académica y de la tradición oral

Ese proyecto le permitirá doctorarse en la Universidad de París 8, expresa a La Jornada

 
Periódico La Jornada
Martes 8 de marzo de 2016, p. 6

Tender un puente entre las músicas académica y la de tradición oral, a partir de una herramienta tecnológica que posibilita la co-existencia armoniosa y equitativa de ambas, es un proyecto en el que trabaja la compositora mexicana Sabina Covarrubias.

Esa propuesta consiste en desarrollar un programa cibernético, al que denomina multimedia scores (partituras multimedia), con el cual los músicos de la tradición oral podrán tocar a la par de intérpretes académicos, sin necesidad de saber leer las partituras convencionales.

Mi objetivo es incluir a músicos de tradición oral en obras electroacústicas por medio del uso de software innovador que yo misma programo, explica la creadora, quien realiza este proyecto para obtener el doctorado por la Universidad de París 8 y, a la par, contribuir al desarrollo de un lenguaje musical original y expresivo.

Esta investigación dará como resultado un número de obras y una aplicación (software) destinada a lograr la sincronización de músicos tradicionales junto con músicos de tradición escrita y también con medios electrónicos.

Revolución en el arte sonoro

Aunque aclara que el desarrollo de ese soporte tecnológico ha sido trabajado desde hace tiempo por otros músicos e investigadores de varios países, afirma que su trabajo se distingue por emplearse con intérpretes de la tradición oral, mientras los otros están enfocados sólo a la vertiente académica.

Lo que hago son partituras multimedia; es decir, partituras que, además de la notas, tienen elementos de video, audio y animación que pueden ayudar al intérprete a entender información que no puede escribirse en el papel. Por ejemplo, imitar ritmos que no están medidos, detalla.

Nacida en la capital del país en 1977, para la creadora es necesario romper prejuicios, estigmas y esquemas en el mundo de la música y lograr la convergencia entre los ámbitos de la tradición oral y académico.

Porque son dos mundos muy separados; pienso que la inclusión es siempre algo sano. Que puedan convivir, coexistir, representa para mí una filosofía de vida. Todos podemos tocar juntos, es lo que hay en el fondo de esta propuesta.

El origen de ese proyecto está relacionado con su percepción de que el mundo académico ha distorsionado o privado de su esencia y sus valores a la música de la tradición oral cuando ha incursionado o retomado aspectos de ésta.

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Porque son dos mundos (el de la tradición oral y el académico) muy separados; pienso que la inclusión es siempre algo sano. Que puedan coexistir, representa para mí una filosofía de vida. Todos podemos tocar juntos, es lo que hay en el fondo de mi propuesta”, explica Sabina Covarrubias a La JornadaFoto Héctor Covarrubias/ cortesía de la
compositora

Tal situación se debe, sobre todo, a que hay gran cantidad de elementos de la tradición que resulta imposible llevar o traducir al lenguaje de la música académica, por más que éste haya evolucionado en el siglo XX, indica.

Parte del interés de hacer esto es que hay muchos ejemplos de música mexicana de concierto en la que se incluyen elementos de músicas tradicionales a los que se les transforma a través de la escritura a tal extremo que pierden sus características y particularidades y, con ello, su naturaleza, agrega.

“La música de la tradición oral no puede escribirse. Algunos etnomusicólogos consideran que incluirla en la académica por medio de la transcripción es una visión colonialista. Es tomar un objeto, desarraigarlo y apropiarse de él. Lo que proponen es, mejor, hacer modelos.

Mi enfoque no es tomar, arrancar, desarraigar e importar, sino que sea un elemento vivo. Es como una flor: ¿por qué matarla para mostrar su belleza cuando puede hacerse lo mismo manteniéndola viva?

Sabina Covarrubias define esa convergencia sonora como una hibridación, pues no es ni música académica ni tradicional. Refrenda que su intención es conciliar a esos dos universos, acercarlos, que estén vivos y tengan el mismo valor; que sea una coexistencia equilibrada.

Remarca que lo que hace el programa de partituras multimedia es dar instrucciones al intérprete tradicional sobre las formas en que debe tocar y el momento de hacerlo, mediante modelos que son resultado de un trabajo previo de etnomusicología.

De acuerdo con la compositora, quien adelanta su idea de escribir una obra sinfónica en la que incluirá la participación de músicos tradicionales de Guerrero y Cuba, las partituras multimedia representan una revolución en el arte sonoro, algo similar a lo que ocurre con los libros interactivos.

“Es lo que viene; estimo que en 50 años será lo más frecuente. No significa que los músicos leerán en aparatos electrónicos, sino un plus en la escritura, porque ésta no descarta los pentagramas ni las notas y se enriquecerá con elementos interactivos, como video y sonido, que permitan incluir otros factores que hoy no son posibles”, señala.

Todo esto favorecerá nuevas sonoridades. El desarrollo del lenguaje musical siempre va ligado al de la escritura. Sin duda, estas nuevas herramientas transformarán el lenguaje de la música.