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Ver día anteriorJueves 28 de enero de 2016Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Se consolida el espíritu de Vancouver
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a semana pasada, los días 21 y 22 de enero, se celebró en Vancouver, Canadá, la Cuarta Reunión Anual sobre Cooperación y Responsabilidad Compartida para la Productividad Laboral y Empresarial en México. La presencia de poco más de 60 líderes locales, delegados y miembros del Comité Ejecutivo Nacional del Sindicato Minero, y de 50 directivos de más de 40 empresas nacionales y extranjeras, refleja un elevado interés en mantener la coordinación en la comunicación y el respeto recíproco de una política sana, constructiva y moderna, para resolver cualquier eventual diferencia en las estrategias y objetivos de una relación laboral visionaria, que tanta falta hace en México.

Algunos dirigentes mundiales me han preguntado cómo hacemos los mineros, metalúrgicos y siderúrgicos para invitar y traer a este número importante de empresas globales y mexicanas. Se ha comentado que en Estados Unidos o en Canadá casi ninguna empresa, aun las que están enfrente de las oficinas sindicales, se atreven a cruzar la calle para asistir a las reuniones de coordinación entre ambas partes.

Por eso se preguntan cuál es el secreto de los dirigentes de los mineros para tener éxito en la convocatoria de tantos grupos empresariales, incluso los de primer nivel mundial en estos sectores de la industria básica, y tener una buena respuesta y asistencia. He mencionado que existen varias razones para tener un resultado positivo y mantener nuestra capacidad de diálogo y negociación con las empresas. Entre otras, invitarlas a analizar y discutir el Plan de Productividad, Eficiencia y Generación de Empleo que elaboró el Sindicato Nacional de Mineros hace cuatro años y del cual se les envió copia a los presidentes Felipe Calderón y al actual Enrique Peña Nieto, sin que ninguno haya contestado o siquiera acusado recibo del importante documento. Sabemos que para las empresas que desconfían del gobierno es vital la relación cordial con el sindicato y con los trabajadores.

Las reuniones con las empresas han sido tan relevantes porque ambas partes adoptamos la gran responsabilidad de mantener la actividad productiva y las operaciones, al mismo tiempo que respetar los derechos laborales de los trabajadores y sus familias. En estos encuentros entre empresarios y líderes sindicales mucho se ha avanzado a través del diálogo, el respeto y la negociación colectiva, ya que durante los últimos cuatro años nos hemos reunido para analizar e intercambiar opiniones y experiencias, así como para encontrar soluciones a los retos y problemas que enfrentamos todos los días en materia de la operación, la administración y la política de las relaciones laborales y empresariales en México.

Esos son algunos de los principales objetivos de estas reuniones. El Sindicato Nacional de Mineros es la única organización en México y de las pocas en el mundo, que por iniciativa propia promueve estos encuentros, a pesar de que algunos empresarios y funcionarios del gobierno los critiquen o incluso ejerzan presiones para evitarlos, ya que ellos actúan con los viejos criterios tradicionales de la explotación y la esclavitud sin responsabilidad social.

Por ello, el Sindicato Nacional de Mineros se ha convertido en una organización de vanguardia que conduce una estrategia que busca consolidar un nuevo sindicalismo, con una original directriz y una política laboral que verdaderamente respete la dignidad humana. Por supuesto que esa posición ha creado celos, desconfianza y resentimiento de los demás sindicatos oficialistas y entregados, que desde hace mucho tiempo no luchan por defender los derechos laborales ni las condiciones de trabajo; mucho menos promueven reuniones con las empresas, como ha sido el caso de los mineros.

Sin duda que para algunos empresarios y autoridades ha resultado más cómodo atender y controlar los intereses de unos cuantos, hacer arreglos bajo la mesa con seudolíderes, y por eso se han generalizado tanto los sindicatos blancos y las empresas contratistas o las de outsourcing, que fomentan los contratos de protección patronal. Todo ello va en contra de una política laboral justa y democrática, ya que no atiende las necesidades de la fuerza de trabajo, que contribuya enormemente a generar la producción y las utilidades.

Es más, me atrevo a decir que hoy todavía no existe en el mundo la tecnología o la maquinaria que desplace a la mano de obra o la sustituya en la operación y la administración de las empresas. Por muy avanzada que pueda estar la ciencia, sin el factor humano jamás alcanzaremos la modernidad y el cambio que la sociedad requiere.

Una de las conclusiones de la trascendental reunión de Vancouver es que debe existir la equidad, que no todo puede ser producción, precios y utilidades, ya que la eficiencia no debe basarse únicamente en la explotación ni en las injusticias. Los cambios que se requieren son para avanzar juntos hacia el progreso, hacia una nueva sociedad con un futuro más sólido y permanente.

Hoy en la economía global los mercados presentan muchos retos y dificultades. La desigualdad mundial ha crecido enormemente, al grado que los salarios de los ejecutivos llegan a ser 100 o 200 veces, y más, que los de un trabajador. El uno por ciento de las personas más ricas en el mundo poseen casi 99 por ciento de la riqueza total. Tenemos, además, que los salarios en México son de los más bajos en América Latina, y cada año se deterioran más. En menos de 30 años, según cifras oficiales, los salarios en nuestro país han perdido 75 por ciento de su valor, independientemente de que la inseguridad y el desempleo aumentan peligrosamente, de tal forma que de los 20 millones de jóvenes latinoamericanos entre 18 y 24 años de edad, que según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) no tienen educación ni empleo –los conocidos como ninis–, México aporta 7 millones de su juventud en esas condiciones.

De ahí que la conclusión más importante de la Cuarta Reunión de Vancouver entre las empresas y el Sindicato de Minero, fue que urge cambiar de modelo de desarrollo económico hacia uno de mayor prosperidad y responsabilidad compartida.