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Establecimientos abren sus puertas para que trasnochados sigan la fiesta

Como una tradición, acuden desde las 7 de la mañana a La Polar a cantar y bailar

Don Roque tiene lista a partir de las 6 horas su sopa de maricos levanta muertos

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Decenas de personas colmaron las mesas de La Polar para disfrutar de la comida y continuar la celebración por la llegada de 2016Foto José Antonio López
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La ciudad de México dio la bienvenida al año nuevo con calles desiertas y una calma pocas veces vistaFoto Yazmín Ortega Cortés
 
Periódico La Jornada
Sábado 2 de enero de 2016, p. 23

Como un oasis en el primer día del año, entre la quietud de la ciudad, con sus calles desiertas y los negocios cerrados, en La Polar el ambiente festivo no cesa. Es media mañana y el lugar luce a reventar de trasnochados, que en familia o entre amigos, alargaron la fiesta de la noche vieja.

Los mariachis o el grupo norteño con su acordeón amenizan el restaurante-bar de la colonia San Rafael, donde abundan los tarros de cerveza, los caballitos de tequila y los platos con humeante y abundante birria, para quienes buscan curarse la cruda o seguir la juerga.

Abrimos a las siete de la mañana y ya hay gente esperando. Algunos clientes hasta se enojan porque no lo hacemos antes, cuenta el encargado del lugar, quien da el paso franco para documentar el bullicio que se vive en el lugar.

Todo es fiesta, pero el mejor ambiente se vive en la terraza, donde se encuentran quienes abiertamente confiesan que vienen a seguir la borrachera. Venimos desde la CTM el Risco a cotorrear un rato. Nomás no saques mi fotografía porque soy delincuente y me van a identificar, comenta entre risas Alberto, quien comparte la mesa con un grupo de jóvenes.

Ahí están también Alejandro Campos y sus amigos que pidieron una ronda de canciones al mariachi. Todos cantan, se abrazan y levantan como pueden las botellas de cerveza para decir salud. Nos organizamos, pasamos el fin de año en la casa de un amigo en Serapio Rendón y temprano nos venimos acá a La Polar, ya es tradición, expresa.

Abunda el alcohol y no falta la habitual frase entre los parroquianos: Hermanito, ya sabes que te quiero. ¡A huevo, cabrón!

También hay espacio para el ambiente familiar para quienes llegan con sus hijos pequeños o quienes sólo buscan alivio a la resaca.

No es el único sitio para mitigar los estragos de la fiesta en este día de asueto. En otro sitio de la capital, en el barrio de La Merced, Don Roque y sus empleados alistan desde las seis de la mañana la sopa de mariscos Levanta muertos y las tarántulas, bebida elaborada con cerveza y marisco, limón, chile y salga inglesa, especial para contrarrestar los efectos del alcohol en estas fechas de celebraciones.

Al aire libre, sobre el Callejón Canal, frente al número 20, a un costado de la estación de Bomberos, se despliega una hilera de mesas, que al mediodía está repleto de comensales dispuestos a probar uno de los 240 platillos que se elaboran en este lugar, conocido como el Puerto de Don Roque.

Aquí llegan los que vienen de seguir el festejo, los que apenas despertaron o los que quieren recuperar las fuerzas para empezar el día. Ya tenemos 40 años, estamos abiertos los 365 días del año, relata don Roque, quien personalmente atiende el negocio.