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Jansons, en el podio de la Filarmónica de Viena

El Concierto de Año Nuevo, mensaje de paz, dice director

Deseo que en el mundo disfrutemos de esta música arrebatadora de la familia Strauss y de sus contemporáneos, expresa el artista letón

 
Periódico La Jornada
Miércoles 30 de diciembre de 2015, p. 5

Viena/Munich.

El director letón Mariss Jansons, de 72 años, estará el primero de enero por tercera ocasión al frente de la Orquesta Filarmónica de Viena dirigiendo valses populares de la familia Strauss en el tradicional Concierto de Año Nuevo.

Setenta y cinco años después del primer concierto, en plena época del nazismo, Jansons destaca el carácter universal de ese acto: Con el tiempo, este concierto ha adquirido la importancia de un mensaje de paz y de entendimiento entre los pueblos, dijo.

–¿Para usted el Concierto de Año Nuevo también es algo especial o es un trabajo de dirección totalmente normal?

–Es algo especial. Y es que millones de personas en el mundo te escuchan, porque el concierto se transmite en más de 80 países. Además, es Año Nuevo, y ese día las personas deben estar de muy buen humor y escuchar con alegría. Tampoco se debe olvidar que se desarrolla en la magnífica sala dorada de la Musikverein con su sobresaliente acústica y la incomparable calidad de los músicos de la Filarmónica de Viena. Todo esto en su conjunto genera una mezcla muy festiva.

Al margen de la política

–La tradición de los conciertos de Año Nuevo comenzó hace 75 años. En aquel entonces, los nazis tenían el poder en Austria y los beneficios que generó el concierto se destinaron a instituciones nazis. ¿Le molesta ese antecedente histórico?

–Un concierto con una música tan maravillosa como la de Johann Strauss y otros compositores no debe pensarse en términos políticos. Con el tiempo, este concierto ha adquirido la importancia de un mensaje de paz y de entendimiento entre los pueblos. Deseo que todos juntos en el mundo disfrutemos de esta música arrebatadora de la familia Strauss y de sus contemporáneos y que todos nos alegremos de que podamos ser testigos de este extraordinario concierto.

–¿Cuáles son las piezas nuevas en el programa de este año, además de clásicos como el vals El Dabubio azul y la Marcha Radetzky?

–No puedo revelarlo todavía. Lo que sí puedo decir es que el programa siempre es una combinación equilibrada entre obras musicales populares e inmortales, otras piezas que ya fueron tocadas alguna vez con motivo de Año Nuevo pero en pocas ocasiones, y siempre hay piezas nuevas.

El dominio de Willy Boskovsky

–¿Es necesario que el Concierto de Año Nuevo sea dirigido todos los años por un director tan famoso como usted? Se lo pregunto porque durante muchos años los conciertos fueron dirigidos, y con mucho éxito, por el primer violín de la Filarmónica de Viena, Willy Boskovsky.

–Esa es una pregunta interesante (ríe). Sí, creo que para este concierto se necesita a un director de primer nivel, como también lo fue Boskovsky. Él llevaba esta música en la sangre y dominaba maravillosamente el tono de los valses vieneses.

–¿Es posible, desde el punto de vista de la interpretación, sacar algo nuevo de los valses y las marchas?

–Bueno, no se puede comparar esta música con una sinfonía de Mahler o de Brahms. Sin embargo, eso no significa que basta con ejecutarla en forma mecánica. Sería un error decir que tocar esta música es un juego de niños. La música de Johann Strauss, por ejemplo, no es fácil. Hay que dirigirla como cualquier concierto normal, no como música de acompañamiento para el baile.