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Desde 2013 la Policía Federal aplica la operación Escalón durante periodos vacacionales

Sólo con escolta armada es seguro atravesar Tamaulipas por carretera

San Fernando, Carbonera y Padilla, identificados como los puntos más peligrosos por asaltos, secuestros y asesinatos

Sólo ha sido detenido un salteador que fue arrollado por automovilista

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Una fila de vehículos de paisanos y otros viajeros resguardada por agentes de la Policía Federal se extiende por una de las carreteras de Tamaulipas. Los integrantes de la caravana tienen prohibido retrasarse o hacer alto. La única parada oficial es el punto conocido como Los Rayones, donde la Secretaría de la Defensa Nacional instaló un punto de revisiónFoto Cuartoscuro/Archivo
Corresponsal
Periódico La Jornada
Miércoles 23 de diciembre de 2015, p. 22

Matamoros, Tamps.

Únicamente con el acompañamiento de agentes de la Policía Federal (PF) División Caminos, paisanos y otros viajeros se atreven a internarse por las carreteras de Tamaulipas sin ser blanco de asaltos, secuestros y asesinatos, para poder reunirse con sus familiares en las fiestas decembrinas.

Esta vigilancia sólo se aplica en periodos vacacionales. Así, los viajeros se sienten un poco más protegidos de los embates de los cárteles del Golfo y de Los Zetas.

Una fila de vehículos se extiende fuera de la comandancia de la PF, ubicada en el cruce de Pedro Cárdenas y Longoria, en la salida de Matamoros.

Impacientes, los conductores miran el reloj a la espera de que den las 8 y la caravana emprenda un trayecto de 300 kilómetros a Ciudad Victoria, capital del estado. Saben que contarán con dos patrullas policiacas y cuatro agentes provistos de armamento.

Juan Nava, originario de Veracruz y residente legal en Houston desde hace 15 años, explica que ir acompañados alarga el traslado, pero es preferible viajar seguro.

Si de aquí a Victoria son cuatro horas, ya sabemos que en caravana pueden ser de seis a siete, ya que todos vamos a la misma velocidad, y luego hay que esperar la caravana que sale a Tampico al día siguiente, detalla.

Cada mañana del periodo vacacional de diciembre sale de Matamoros un contingente de entre 20 y 30 vehículos, algunos con placas mexicanas, otros con matrículas de Texas, Tennesse o Lousiana, entre otros estados.

La operación Escalón, que se inició en 2013, cobró popularidad debido a los riesgos en las carreteras tamulipecas, especialmente en puntos como San Fernando, Carbonera y Padilla, donde asaltantes interceptan a los automovilistas.

El 7 de agosto pasado, un asaltante identificado como Carlos Osvaldo Juárez Hernández, de 30 años y originario de Ciudad Victoria, interceptó a una familia que se dirigía al sur del estado para que detuviera su automóvil. Aterrorizado, el conductor atropelló al criminal, cuya arma quedó incrustada en el parabrisas, según consignó un comunicado del Grupo de Coordinación Tamaulipas.

Al llegar a una de las curvas de la carretera Victoria-Llera, el chofer se percató de que, en sentido contrario, una camioneta le había cerrado el paso y de ella descendieron tres sujetos, uno de los cuales portaba un arma larga, con la cual le apuntó y se paró delante para que detuviera el vehículo. En su desesperación, el jefe de familia aceleró y arrolló al agresor, quien fue hospitalizado y luego consignado.

Salvo este caso difundido por las autoridades estatales, no hay registro de que otros asaltantes o secuestradores que operan en las carreteras del estado hayan sido aprehendidos.

Cuna de los cárteles del Golfo y de Los Zetas, Tamaulipas encabeza la lista de secuestros y asaltos en carreteras. Mientras Matamoros y Reynosa son controladas por el primero, Ciudad Victoria está en poder del segundo.

Para desplazarse por sus caminos, oscuros, ondulantes y flanqueados por brechas en las que los criminales se desplazan en camionetas robadas, los viajeros solicitan el apoyo de la operación Escalón durante los tres periodos vacacionales del año.

Dos agentes encabezan el contingente, y en la retaguardia de la caravana una segunda patrulla resguarda los vehículos y por radio informa de cualquier movimiento sospechoso.

El nerviosismo de los viajeros alcanza su punto máximo al acercarse a San Fernando, el municipio agrícola hoy casi convertido en pueblo fantasma donde Los Zetas masacraron a 72 migrantes en 2010 y a 193 personas en el verano de 2011.