Opinión
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Apuntes postsoviéticos

Aniversario

M

éxico y Rusia cumplieron este viernes 125 años desde que establecieron relaciones diplomáticas, aunque los primeros contactos entre representantes de ambos países son anteriores y se remiten a los tiempos en que México, apenas alcanzada la independencia, y el imperio zarista, a través de su enclave en Fort Ross, llegaron a ser vecinos en California.

Surgidos de dos revoluciones, México fue el primer país de América en reconocer a la Unión Soviética en 1924; Cárdenas dio asilo político a Trotsky, asesinado en Coyoacán por un agente de Stalin; combatieron contra el nazismo en la Segunda Guerra Mundial… imposible glosar aquí –por razones de espacio– todos los momentos más relevantes de la historia compartida por México y Rusia.

Hubo un periodo de desencuentro, cuando México rompió relaciones en 1930, restablecidas 12 años después. Desde entonces, y salvo algunos incidentes, ha prevalecido el diálogo político, a partir de las posiciones afines en distintos foros multilaterales. Muy valiosos han sido los intercambios en ámbitos como la cultura, la educación y la ciencia, y, de un tiempo para acá, aumenta el flujo de turismo ruso hacia México, entre otras áreas donde los nexos reportan beneficios a los dos países.

También hay asignaturas pendientes, y en este sentido saltan a la vista dos urgencias. La primera sigue siendo aprovechar las oportunidades en materia de cooperación económica y comercial. México, según datos recientes, es el segundo socio comercial de Rusia entre los países de América Latina, pero si se quita del total la importación de tres decenas de aviones de pasajeros y otros costosos equipos rusos, las empresas mexicanas, enfocadas hacia Estados Unidos, no han sabido entrar al mercado ruso, excepto contadas excepciones.

Por lo mismo, los exportadores mexicanos de carne, fruta y verduras –productos sometidos a embargo, en respuesta de Rusia a las sanciones en su contra– van rezagados frente a sus competidores de Argentina, Brasil, Chile, Ecuador, Perú o Sudáfrica, que geográficamente están más lejos de Rusia que México.

La otra asignatura pendiente es actualizar y renovar el marco jurídico de la relación. Hay documentos que se firmaron antes del colapso de la Unión Soviética y la adopción de nuevos instrumentos resulta insuficiente para estrechar vínculos y robustecer la cooperación.

Por poner un solo ejemplo, en materia consular llegó la hora de suscribir un acuerdo de supresión de visas para visitas de corta duración. México es el único país de América Latina que continúa exigiendo visa a las ciudadanos rusos, aunque se ha facilitado el trámite para su obtención mediante un sistema electrónico, mientras los mexicanos que quieren venir a Rusia tienen que esperar una semana o pagar más para recibir su visado en tres días hábiles.

A lo largo de este siglo y cuarto la relación ha tenido altibajos, pero nunca, ni en la etapa más adversa, se perdió la amistad y simpatía que se profesan los pueblos mexicano y ruso.