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Que alguien le informe que el odio no es un valor estadunidense, pide Hillary Clinton

Trump, un peligro real para EU, según políticos y analistas; lo consideran fascista

Sus dichos sobre los musulmanes lo descalifican para la presidencia: vocero de la Casa Blanca

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La portada del tabloide Philadelphia Daily News muestra al magnate Donald Trump con el brazo levantado durante su discurso y el encabezado: El nuevo furor (en alusión, obviamente, al führer)Foto Tomada de Twitter
Corresponsal
Periódico La Jornada
Miércoles 9 de diciembre de 2015, p. 30

Nueva York.

Líderes políticos de ambos partidos, agrupaciones de defensa de derechos y libertades civiles, así como los de inmigrantes, calificaron las declaraciones del precandidato presidencial republicano Donald Trump contra musulmanes e inmigrantes de inaceptables y hasta fascistas.

Trump se ha especializado en provocar con declaraciones antimigrantes, antimujeres, antimusulmanas y más, con el resultado de que sigue a la cabeza en las preferencias del voto entre las bases electorales republicanas a nivel nacional, a pesar de que durante meses muchos expertos pronosticaron que su retórica extremista finalmente dejaría hundida su campaña. Las primeras elecciones primarias del ciclo electoral están a menos de dos meses de distancia.

Así, quien algunos consideraban una especie de bufón multimillonario salido de los reality shows, sin posibilidades políticas reales, se ha vuelto no sólo el centro de atención de este ciclo electoral, sino un peligro real para esta sociedad, en consideración de diversos políticos y expertos.

El martes su casa de campaña difundió un mensaje en el cual Trump llamó a un cierre total y completo al ingreso de musulmanes a Estados Unidos, hasta que los representantes del país puedan entender qué está sucediendo.

En un acto de campaña esa noche, al reiterar esta posición, dijo: no tenemos opción, ya que según encuestas un amplio sector de musulmanes opina que la violencia contra estadunidenses es justificable y advirtió que habría más World Trade Centers si no se tomaban medidas como las que propone.

El mensaje fue criticado por la Casa Blanca, políticos de ambos partidos y diversas organizaciones de defensa de libertades y derechos civiles.

Josh Earnest, vocero de la Casa Blanca, afirmó que lo dicho por Trump debería descalificarlo para asumir la presidencia. Varios líderes republicanos, desde el presidente de la cámara baja, Paul Ryan, hasta el precandidato Jeb Bush y el ex vicepresidente Dick Cheney, repudiaron las declaraciones de Trump, porque no representan ni las posiciones del partido ni la de este país (excepción notable fue el senador y precandidato Ted Cruz).

Hillary Clinton, la favorita para ganar la candidatura presidencial demócrata, pidió en un tuit que se le informe a Trump que el odio no es un valor estadunidense.

Anthony Romero, director de la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU), declaró hoy que la propuesta de Trump de prohibir el ingreso de musulmanes al país “es explícitamente ilegal y fundamentalmente no estadunidense. Somos una nación de inmigrantes, muchos de los cuales vinieron a este país para escapar de la discriminación… Instamos a todos nuestros líderes políticos a rechazar categóricamente esa escalada peligrosa de retórica odiosa porque mina nuestros valores centrales estadunidenses”.

La directora de Amnistía Internacional Estados Unidos, Margaret Huang, denunció la “retórica llena de odio, que no tiene lugar en una sociedad comprometida con la libertad y la no discriminación… La intolerancia no debería ser enmascarada de medida antiterrorista”.

La palabra fascista se incluyó en una amplia gama de respuestas. La portada del tabloide Philadelphia Daily News fue una foto de Trump de perfil, con el brazo levantado durante su discurso, como saludo hitleriano, y una cabeza con un juego de palabras: El nuevo furor (en alusión, obviamente, al führer).

El precandidato presidencial demócrata Martin O’Malley afirmó que esta última declaración de Trump remueve toda duda de que busca la presidencia como un demagogo fascista.

El Consejo sobre Relaciones Islámicas Estadunidenses (CA-IR), la organización musulmana de derechos civiles más grande, condenó el discurso dañino y fascista de Trump, y su vocero Ibrahim Hooper preguntó vía Twitter: “¿Qué más queda… estamos hablando de campos de concentración, estamos hablando de la solución final?”

Frank Sharry, director de America’s Voice, agrupación de defensa de inmigrantes, afirmó que la retórica vil de Trump representa un incipiente neofascismo que se está enraizando en nuestra gran democracia.

Desde que Trump empezó a declarar que los inmigrantes mexicanos eran violadores y homicidas, que deportará a los 11 millones de inmigrantes indocumentados y que construirá un muro en la frontera mexicana, y después de que insistió (no existe ninguna prueba) en que miles de musulmanes en los alrededores de Nueva York festejaron en las calles al ver el derrumbe de las Torres Gemelas en el 11-S, y que tal vez debería haber un registro nacional de todo musulmán, se ha abierto un debate sobre si el multimillonario es o no fascista.

Comentaristas apoyan su mensaje

Su propuesta de cerrar las puertas de este país a todo musulmán alimentó este debate.

Algunos advierten que esa palabra no es precisa, y que más bien es un demagogo o populista de derecha clásico, mientras otros comentaristas que dicen que casi nunca usarían esa palabra ahora están obligados a hacerlo porque sí lo es. El columnista del New York Times Russ Douthat retomó desde la semana pasada la pregunta de si Trump es fascista o no, y concluyó que en verdad sólo se podría concluir que es un poco fascístico. Pero, como comentó otro periodista, el simple hecho de que es una pregunta legítima la que se está debatiendo ya de por sí es alarmante.

Y más alarmante es que varios comentaristas conservadores apoyan en esencia su mensaje, y peor aún que, como señalan analistas independientes, el mensaje de Trump sigue teniendo eco en amplios sectores de este país.

El consenso, por ahora, es que Trump ha logrado llevar el debate político a un extremo sin precedente en tiempos recientes, pero el problema no es sólo Trump, sino los miles, tal vez millones, que ovacionan su mensaje en un momento en el cual prevalece la ansiedad económica, una sensación de inseguridad general tanto dentro como fuera del país y una falta de confianza en el gobierno e instituciones nacionales.

Mientras tanto, en las últimas 24 horas Trump logró, una vez más, lo que más quería: que todos hablaran de él. Tanto amor por tanto odio, como resumió una periodista.