Sociedad y Justicia
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Falta regulación en contenidos y publicidad de barra infantil: docentes y padres

La televisión chatarra ha creado modelos de exclusión y consumidores de frituras
 
Periódico La Jornada
Domingo 6 de diciembre de 2015, p. 34

En México existen generaciones de adultos y niños educados por televisión chatarra, que no sólo los formó como consumidores de golosinas, refrescos y frituras, sino también impuso esquemas de valores y comportamientos que de forma cotidiana se reflejan en la sociedad y en la escuela, afirmaron especialistas, docentes y padres de familia.

Tras el anuncio de la cancelación del programa En familia con Chabelo, que se mantuvo al aire por casi cinco décadas, destacaron que la falta de mecanismos de regulación tanto de los contenidos como de la publicidad en la programación infantil promovió una televisión abierta basura.

En entrevista por separado, Etelvina Sandoval, profesora investigadora de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), y Francisco Bravo, profesor con más de 25 años de servicio, coincidieron en que muchos programas para público infantil ofrecían “contenidos de humor blanco acompañados de extensas campañas publicitarias para promover el consumo de toda clase de alimentos chatarra”.

Lo más grave, afirmaron, es que promovieron modelos de comportamiento discriminatorio al tolerar esquemas que presentaban al niño tonto que pierde ante el inteligente o el gordito que se hace el chistoso. Subrayaron que por décadas se insistió una y otra vez en ciertas ideas de lo que deben ser la familia, los valores morales y el comportamiento ciudadano.

Sandoval señaló que en México la televisión sigue siendo la educadora por excelencia. Alertó que no hay control sobre determinados contenidos, como los de las telenovelas o los reality shows, en los que incluso se puede hacer escarnio del público.

Agregó que con la televisión millones están expuestos a contenidos que educan para consumir, pero también para orientar sobre cómo deben ser las cosas. Este medio, dijo, es formativo en muchos aspectos, entre ellos la alimentación y la construcción de valores, pero también incide en el control de la gente, que está muy atenta de las cosas que se emiten en la televisión.

Frente a este contexto, dijo, la escuela no es un contrapeso. Se trata de un esquema difícil de romper, porque detrás de cada pastelito y refresco que consume un niño hay un gran negocio. A esto se suma que la televisión provee contenidos que cierran el círculo para continuar demandando estos productos.

Bravo señaló que una verdadera transformación educativa no pasa sólo por el aula. Necesariamente debe incluir otros factores, entre ellos los contenidos de la televisión, porque juegan un papel preponderante. Incluso podríamos pensar que pueden influir más que la propia escuela.

Destacó que pese al cambio en el interés de niños y adolescentes por otro tipo de temas televisivos, están expuestos a horas de violencia, con altos contenidos sexuales, así como de agresión y mofa de quienes son diferentes.

Los resultados, indicó, se reflejan día con día en el aula, donde se escuchan las mismas palabras y bromas que se emiten por televisión para burlarse de quien es diferente, tiene sobrepeso o no cumple los prototipos de un niño exitoso.

Padres de familia de escuelas primarias en el Distrito Federal consideraron que la programación infantil tiene todo, menos una orientación sana para nuestros hijos.

Silvia Méndez, madre de una alumna de cuarto grado de primaria, destacó que no sólo en la televisión abierta se pasan contenidos “chatarra; en el cable también. Uno trata de estar pendiente, pero pueden ver programas o juegos muy violentos. Y los anuncios de golosinas y refrescos se siguen transmitiendo”.