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En el país, los migrantes no existen vivos ni muertos: Martha Sánchez Soler

Madres centroamericanas demandarán al Estado mexicano por desaparición forzada

De más de 70 mil casos ocurridos, el gobierno sólo tiene contabilizados mil 200, afirman

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Fray Tomás González Castillo, coordinador de la casa hogar del migrante La 72, y Martha Sánchez Soler, con integrantes de la caravanaFoto Sanjuana Martínez
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Domingo 6 de diciembre de 2015, p. 12

Tenosique, Tab.

Martha Sánchez Soler, coordinadora del Movimiento Migrante Mesoamericano y de la Caravana, dice con indignación: Los migrantes en México no existieron vivos, no existen muertos y finalmente no existen como desaparecidos. Y como no hay cuerpo del delito, no hay delito que perseguir.

Pero ese crimen perfecto se ha terminado, advierte, al iniciar en esta ciudad la Caravana de Madres Centroamericanas en busca de sus hijos desaparecidos en México, porque por primera vez interpondrán denuncias por desaparición forzada contra el Estado mexicano.

Es la primera vez que la caravana presenta denuncias. Se trata de tres casos de migrantes hondureños desaparecidos en Tamaulipas. Tenemos una mamá y dos padres de familia con casos en los que hubo secuestro múltiple y donde se presume la participación del crimen organizado en complicidad con el Estado mexicano. Son casos de desaparición forzada.

Con más de 70 mil migrantes centroamericanos desaparecidos a su paso por México rumbo a Estados Unidos, las tres denuncias fueron presentadas ante la Fiscalía Especializada en Desaparición y Búsqueda de Migrantes.

El gobierno mexicano sólo tiene contabilizados mil 200 migrantes desaparecidos, pero los familiares de los 70 mil o más desaparecidos migrantes de Honduras, El Salvador, Nicaragua o Guatemala no pueden venir en masa a interponer denuncias: entonces no existen.

Sánchez Soler ha dedicado su vida a la defensa de grupos vulnerables. Primero en la lucha obrera y los pasados 25 años con los migrantes. Hija de españoles republicanos exiliados, es considerada heroína por madres y migrantes que la han acompañado cada año, en las 11 caravanas, para recorrer las rutas desde el Golfo hasta la frontera norte, siguiendo la ruta del centro, pasando por Saltillo y luego la del Pacífico llegando hasta Guadalajara, pero concentrándose en el sureste mexicano, punta de entrada de miles de migrantes ahora desaparecidos.

El gobierno no los está contando, menos buscando, dice. Es necesario encontrar algún mecanismo para que puedan denunciar sin tener que venir a México. Los familiares no pueden venir; no tienen ni dinero ni les dan papeles. No van a venir nunca. Y tenemos que empezar a interponer las denuncias, agrega.

La 11 Caravana de Madres Centroamericanas en busca de sus hijos desaparecidos, cuyos lemas son Nos hacen falta todos y Una madre nunca se cansa de buscar, ingresó por el punto fronterizo de El Ceibo y recorrerá durante 18 días diferentes estados de la República.

Las 49 madres que la constituyen fueron recibidas de manera cariñosa por fray Tomás González Castillo, coordinador de la casa hogar del migrante La 72, quien desde hace cinco años encabeza la lucha por su defensa.

Después, viajaron a Villahermosa y luego fueron recibidas en Palenque, de donde se desplazaron a Veracruz y Puebla, para finalmente llegar al Distrito Federal, donde por primera vez permanecerán durante seis días, con el objetivo de iniciar una campaña de denuncia.

Ayer fueron recibidas por la Red Nacional de Defensoras de Derechos Humanos y durante la semana sostendrán dos actos en el programa de migración de la Universidad Iberoamericana, así como otro con periodistas y académicos de la UNAM, y el 10 diciembre, Día Internacional de Derechos Humanos, en el Claustro de Sor Juana, donde se estrenará el documental Puentes de esperanza, del cineasta Mario Mandujano, y una marcha con las trabajadoras sexuales de La Merced para intentar localizar a mujeres migrantes bajo trata de explotación sexual.

Entusiasmada, Martha Sánchez Soler dice que este año la caravana es especial porque se estaciona en la capital para buscar incidir también políticamente. Afirma que ha sido migrante toda su vida y que se comprometió con la causa cuando se casó con el luchador social José Jaques Medina, defensor de migrantes.

Esta ha sido una caravana mucho más complicada de organizar, precisamente por la descomposición en que se encuentran todos los países. Me costó mucho trabajo diseñar la caravana en México; tuve que dejar de ir a los estados del norte y cancelar la (visita a la) ciudad de Oaxaca. No había condiciones de seguridad y pertinencia porque muchos de nuestros aliados maestros están siendo encarcelados; otros están siendo perseguidos. Nos concentramos en el sureste para dedicarlo a la búsqueda.

En esta caravana hay madres que irán encontrando en distintos estados a media docena de migrantes que estaban desaparecidos. Son encuentros emotivos que fortalecen las redes de apoyo y esperanza del movimiento mesoamericano.

La solidaridad es una forma de vida para Sánchez Soler, quien además atiende a cientos de migrantes en su tránsito por México mediante una red de albergues manejados por iglesias.

Anarquista, intensa y entrañable, su espíritu decisivo y combativo ha logrado que más de 250 centroamericanas se rencuentren con sus hijos. Las madres la abrazan, la besan, la llaman por teléfono durante todo el año, la cuidan y le demuestran su amor: Ellas son increíbles, son el motor de la caravana, dice sonriendo.

Y cantan Cielito lindo...

En el autobús que las traslada el ambiente es festivo. En el penal de Huimanguillo uno de los reos identificó a un migrante desaparecido. Su madre se emociona; llora, quiere localizarlo en una tienda de conveniencia, donde supuestamente suele acudir diariamente.

Están contentas. Cantan Cielito lindo y tonadas de migrantes. La caravana se detiene durante un par de horas para seguir la pista.

Aunque estábamos convencidos de que la pista no servía de nada la tuvimos que seguir. ¿Cómo convences a una madre de que no le va a servir? Imposible. Hay que seguirla, hay que parar la caravana y darle la satisfacción a ella de que se ha hecho todo lo posible; si no, le hubiera sido un tormento, dice Sánchez Soler.

Lamentablemente, los desaparecidos que han sido encontrados en estos años son casos de hace 15 o 10 años, no recientes: Pensamos que en los casos recientes de desapariciones, probablemente los vamos a hallar muertos. Entonces nos estamos preparando para tocar ese campo, que no es de nuestra preferencia, ni es a lo que nos queremos dedicar, pero que consideramos nuestra obligación.

Agrega: La caravana no se interesaba mucho en el campo de la ciencia forense porque nos especializamos en buscar a los migrantes vivos, no muertos. Pero el dolor mayor de las familias es la incertidumbre; es no saber que pasó, no poder cerrar un duelo. Si están muertos tienen el derecho a la verdad. Estamos peleando por el derecho a la verdad. Las familias destrozadas no son el mejor vehículo para restablecer el tejido social que se ocupa en nuestros países.

Por primera vez la caravana está trabajando con organizaciones como Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos de Nuevo León, que mapea fosas clandestinas y ha iniciado el programa Ciencia Forense Ciudadana y el Registro Ciudadano de Desaparecidos.

Una de esas madres le contó que durante un recorrido por un lugar de fosas, le indicó a un policía ministerial el lugar donde había otra, y el agente le contestó: Esa es de migrantes, no se preocupe. El problema, dice, es que no valen nada para el gobierno, que sólo piensa en reprimir la migración y no en mitigar las causas que la están generando, como la extrema pobreza y la violencia.

Durante una parada en Palenque, Martha Sánchez Soler fuma y toma un expreso doble. Viste una blusa vaporosa para soportar los 30 grados del calor chiapaneco y fija sus ojos verdes olivo en el horizonte para insistir en que las desapariciones y los delitos contra migrantes, como la extorsión, la trata y los secuestros –en connivencia con las autoridades– se están incrementando: “No hemos encontrado delitos nuevos porque ya agotaron el catálogo. Han convertido al migrante en mercancía.

Que la gente sepa qué fue lo que pasó y pueda tomar decisiones y cerrar capítulos. Necesitamos darles los vehículos para que puedan vivir en alegría porque lo encontramos, o cerrar el duelo y seguir adelante sus vidas.