Opinión
Ver día anteriorLunes 16 de noviembre de 2015Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Un partido en busca de identidad
E

n el más reciente debate entre los precandidatos del Partido Re­publicano a la presidencia de Estados Unidos surgieron varias discusiones cuyas respuestas probablemente definirán la ruta de ese partido a mediano plazo. Una de ellas la ocasionó la pregunta del senador Ron Paul sobre ¿si se es suficientemente conservador cuando se apoya el gasto de un trillón de dólares en armamento e intervenciones bélicas a costa de incrementar la deuda y poner en peligro la seguridad financiera del país? Algunos de los precandidatos respondieron que reducir el gasto en militarismo sería exponer el país a los ataques terroristas de los enemigos de Es­tados Unidos. El ataque del Esta­do Islámico en Irak y Siria (ISIS) a la ciudad de París abre todo un capítulo que será relevante en esta discusión.

Otro tema que revela las fisuras en ese partido es el de la migración indocumentada. Para variar, la desproporcionada y rabiosa embestida del inefable señor Donald Trump fue la que marcó la pauta al respecto. Dos de los precandidatos calificaron de impráctica y descabellada la propuesta de Trump de deportar a 11 millones de indocumentados. Es evidente que el tema será uno de los más importantes en los próximos meses.

Cada vez es más evidente que el partido se encuentra en una encrucijada de definición ideológica. Hay quienes consideran que la agrupación se ha deslizado hacia el centro del espectro político, en el que las coincidencias con la oposición demócrata son frecuentes e indeseables. Otros ven en la radicalización de su ala derecha un peligroso aislamiento de la mayoría de la sociedad. Será difícil que esas diferencias se salden antes de las próximas elecciones. La oposición visceral contra el gobierno del presidente Barack Obama ha sido el elemento que los ha unido, y seguramente los unirá en esta coyuntura electoral. Con diversos matices, todos los precandidatos republicanos expresaron su determinación para: derogar la reforma de salud; negar un aumento al salario mínimo a escala federal; reducir los impuestos a quienes más ganan, y oponerse a una reforma migratoria que considere la regularización de los 11 millones de indocumentados en el país. Todos esos elementos han sido la columna vertebral de la política del presidente. Ahora los usarán para descalificar a Hillary Clinton, quien se perfila como la figura demócrata más viable a la presidencia el próximo noviembre.

Desde luego uno de los temas que más interesan a la comunidad de origen latino es el que concierne a las soluciones y el alcance que planteen en torno al asunto de los indocumentados. Algunos de los precandidatos están interesados en ganar el voto de ese conglomerado, por lo que atenuarán la retórica antinmigrante para evitar que se perciba al Partido Republicano como enemigo de la comunidad latina. Otros estarán más interesados en mostrar dureza con los indocumentados como vía para captar a los votantes más conservadores.

En todo caso, el futuro de la plataforma política de los republicanos estribará entre los que consideran que la pureza de la ideología conservadora es el paradigma a seguir, y los que piensan que es necesaria una política más pragmática que ponga de re­lieve los profundos cambios de la sociedad estadunidense y adecue sus principios ideológicos a esos cambios.