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En aumento, tendencia a grafitear inmuebles históricos en el Centro

Vándalos no respetan el patrimonio de la ciudad, denuncian residentes de la zona

Piden a autoridades locales y federales implementar operativos contra esa práctica

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Grafiti en el Museo de la CharreríaFoto proporcionadas por vecinos
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Inmueble ubicado en José María Izazaga, catalogado por el Instituto Nacional de Antropología e HistoriaFoto proporcionadas por vecinos
 
Periódico La Jornada
Lunes 16 de noviembre de 2015, p. 45

El rayoneo de edificios y monumentos con valor histórico y artístico se convirtió ya en un grave problema para la ciudad. Además de su impacto en decenas de inmuebles catalogados por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), la situación se ha agravado en el Centro Histórico, donde los grafiteros no respetan las edificaciones por las que a la ciudad de México se le llama Ciudad de los Palacios.

El Museo de la Charrería y una antigua casona ubicada en la esquina de José María Izazaga e Isabel La Católica son sólo algunos de los inmuebles que han sufrido daños severos en las semanas recientes, pero el problema se extiende al patrimonio histórico y artístico en prácticamente toda la ciudad, incluidos los monumentos en el Paseo de la Reforma, señalaron vecinos de la calle Isabel La Católica, en el primer cuadro de la capital.

Ante la cantidad de pintura grafitera, que amenaza con tapar las fachadas de los antiguos edificios en esa zona, los vecinos demandaron a la Autoridad del Centro Histórico y a los institutos nacionales de Antropología e Historia y de Bellas Artes aplicar operativos y utilizar el sistema de videovigilancia para frenar el rayoneo de muros que datan de hace siglos.

La oleada grafitera ocurrió la semana pasada, cuando desconocidos, que no parecen distinguir entre una barda cualquiera y un muro histórico, mancharon la fachada del edificio ubicado en la esquina de Regina e Isabel La Católica, y los muros del Museo de la Charrería, ubicado en la avenida Izazaga, inmueble que data del siglo XVI, que alojó un monasterio dedicado a la Virgen de Montserrat. El daño está hecho; no será tan fácil recuperarlos, apuntaron los vecinos.

Para los habitantes de esta zona es muy difícil lograr que las autoridades arreglen y reparen los viejos edificios; a veces viene personal de la delegación a tapar los rayones, pero lo hace con pinturas de colores que no vienen al caso con la arquitectura. Es así como las fachadas se van degenerando, comentó Igor Gracia, residente de una de las casas afectadas.

La zona del aerosol

Consideró que rayonear muros catalogados por el INAH como patrimonio nacional debería ser perseguido de oficio; de hecho, la Ley Federal de Monumentos establece sanciones.

Pero el problema se agrava porque justamente es en el centro de la ciudad donde se ubican las distribuidoras de pinturas en aerosol para grafiteros y toda la parafernalia; en la plaza comercial ubicada en Isabel La Católica y Mesones hay una tienda distribuidora de esos productos, y todos los fines de semana se ve a jóvenes llevándolos por cajas, añadió.

Ya no existe respeto por los edificios con valor histórico o artístico; incluso se pueden ver rayoneadas las paredes de la iglesia de La Profesa y otros edificios muy antiguos. Ya a nadie le importa nuestro patrimonio, añade otra vecina.

En el perímetro B del Centro Histórico, residentes de la calle Independencia denunciaron que hace tres meses, aproximadamente, se desató una especie de ataque con garabatos a las fachadas de prácticamente todas las casas de una de las aceras, que ha ido de la mano de la invasión hormiga de vendedores ambulantes, aseadores de calzado y cocinas callejeras. Ante ello, demandaron más vigilancia y acciones persuasivas contra quienes ponen en riesgo el patrimonio histórico de la zona.