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Temporada de Las diosas del deseo y el elixir de Emir en el teatro Enrique Lizalde

Sugieren cómo aceptar el desencanto con dignidad y sentido del humor

Dos solteras de 40 años están dispuestas a buscar el amor, afirma el director de la obra

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Claudia Frías, Carolina Contreras, Marco Antonio Argueta y Dunia Alexandra en una escena de la obra cuya finalidad es reflejar que el amor es una broma del deseo, una carcajada del destino que nos puede dejar con un ojo morado y un brazo roto, pues al final, como los personajes de esta historia, somos campeones mundiales en desear y no tener, explica Gabriel PascualFoto cortesía de la producción
 
Periódico La Jornada
Domingo 15 de noviembre de 2015, p. 5

El amor es una broma del deseo, una carcajada del destino que nos puede dejar con un ojo morado y un brazo roto como resultado de la desesperada búsqueda por conseguir una pareja, afirma Gabriel Pascual, director de la puesta en escena Las diosas del deseo y el elixir de Emir.

Escrita por José J. Vásquez, se trata de una comedia que gira en torno a las vicisitudes de las amigas Nicolasa y Pompeya, un par de cuarentonas solteronas y quedadas, quienes decepcionadas de los trogloditas y aficionados futboleros, están dispuestas a buscar el amor.

Incitadas por el deseo, los horóscopos y por los augurios de una gitana que lucra con su esperanza y desesperación, así como con cada madarriazo dado con una rama de pirul, Nicolasa y Pompeya se apuntan como candidatas para encontrar el amor y la fortuna, así como gozar de la felicidad que, luego de haber perdido, ahora creen merecer. Sin importarles poner en riesgo el poco dinero que aún no poseen ni la amistad que se profesan.

Ambas encuentran en las páginas de un periódico su gran oportunidad: un emir multimillonario, el soltero más codiciado del mundo, quien se dispone a venir a México para buscar a la mujer de su vida.

De acuerdo con Pascual, la obra se encuentra salpicada de un sarcástico sentido del humor, en la que las amigas –luego de varios desengaños y en la que cada una dice a la otra cosas muy fuertes sobre su realidad–, se empeñan en la búsqueda del amor.

Realidad contundente y dolorosa

La idea, explica el creador escénico, es exponer, por una parte, cómo tenemos que aprender a sobrellevar con dignidad nuestra soledad, y por otra, cómo es que los hombres se encuentran más ocupados por ver un partido de futbol o una función de lucha libre, y muy pocas veces voltean a ver a las mujeres. Al final, ambas tendrán una especie de toma de conciencia que las llevará a reflexionar sobre su situación.

Se presenta a dos mujeres de 40 años para jugar con el prejuicio social de si no te casaste a los 30, entonces eres una mujer solterona y quedada, añade Pascual. Con una lengua afilada, Pompeya y Nicolasa son conscientes de que ríen para ocultar tras la carcajada una realidad contundente, incluso dolorosa. La obra intenta reflejar que el amor es una broma del deseo, una carcajada del destino que nos puede dejar con un ojo morado y un brazo roto, que el desencanto hay que aceptarlo con dignidad y sentido del humor, pues al final, como los personajes de esta historia, somos campeones mundiales en desear y no tener.

Con las actuaciones de Marco Antonio Argueta, Carolina Contreras, Dunia Alexandra, Claudia Frías, Guadalupe Ocampo y Cecille Zepol, Las diosas del deseo y el elixir de Emir se presenta en el teatro Enrique Lizalde (antes teatro Coyoacán), sólo los martes, del 20 de octubre al 8 de diciembre, a las 20 horas. La cita es en Eleuterio Méndez 11, esquina Héroes del 47 y División del Norte, Coyoacán.