Entre los pacientes de primera vez de los Centros de Integración Juvenil (CIJ), el consumo de mariguana se incrementó en más de 17 puntos entre el primer semestre de 2008 y el segundo de 2014, al pasar de 70.3 a 87.4 por ciento, situándose por arriba del tabaco y el alcohol a escala nacional, expuso Carmen Fernández Cáceres, directora general.

Con base en estudios epidemiológicos de los CIJ, Fernández dijo que debido al aumento del consumo de aquel enervante en el país, ahora casi la mitad de los pacientes que estamos atendiendo están teniendo problemas con la mariguana; es muy claro que se utiliza como droga de inicio.

En tanto, María Elena Medina Mora Icaza, directora del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz, expuso que aunque se ha satanizado a esta sustancia, es importante entender que no es una droga inocua, sobre todo para los pacientes siquiátricos y los adolescentes.

Entrevistada durante el décimo séptimo Congreso internacional en adicciones, organizado por los CIJ y World Federation Against Drugs, Medina Mora aseveró que la mariguana interactúa con los medicamentos, de quienes padecen enfermedades mentales y por lo tanto dificulta el tratamiento además de que por las áreas del cerebro donde actúa produce sicosis tóxica.

Asimismo, en personas que tienen alguna vulnerabilidad puede producir esquizofrenia cuando el consumo ocurre en el periodo en que el cerebro aún está madurando, el riesgo parece estar hasta los 23 años de edad.

Destacó que aunque la cannabis tiene escaso potencial adictivo, éste aumenta considerablemente si se comienza a consumir en edades tempranas.

De nueve a 10 por ciento de la población que fuma mariguana genera dependencia, pero si se empieza a usar en la adolescencia el riesgo aumenta tres veces, expuso.

La especialista subrayó que en el uso de este enervante debe haber mesura porque produce deterioro cognitivo, problemas de memoria, atención y concentración. No obstante, dijo estar en desacuerdo con prohibiciones punitivas, así como con esquemas sin regulación, que es el peor de los escenarios, pues, agregó, si hay muchas posibilidades de trabajo intermedio, no está bien que los jóvenes vayan a la cárcel; calificó de pésima la discriminación. Creo que se ha satanizado a la droga, pero tampoco es inocua.

En cuanto a si es enervante de inicio, expuso que “eso no se ha probado; prácticamente todas las personas que usan otros pasaron por la mariguana, el tabaco y el alcohol, pero la mayor parte de quienes fuman cannabis no pasan a otras sustancias. Para ello no basta haber fumado mariguana o hacerlo regularmente; se necesitan otros factores de riesgo”.

Alertó sobre el concepto de mariguana medicinal. Es muy peligroso, dijo, porque se vende la idea de que no sólo no hace daño, sino que también puede hacer bien, y detalló que sólo hay ciertos componentes de ese enervante que parecen tener algún beneficio para el manejo del dolor y el tratamiento de epilepsias, pero deben ser en formas farmacológicas, por lo tanto a la mariguana fumada es un sinsentido llamarla medicinal.