jornada
letraese

Número 232
Jueves 5 de Noviembre del 2015




Director fundador
CARLOS PAYAN VELVER

Directora general
CARMEN LIRA SAADE

Director:
Alejandro Brito Lemus



pruebate


 

La revolución
de la intimidad



El término revolución describe un cambio brusco en el curso de la historia. Bien puede ser utilizado en el campo de la ciencia cuando un hallazgo genera cambios sociales, como podría suceder en México en los próximos años.

Leonardo Bastida Aguilar

“La búsqueda de hormonas representó un gran reto para la ciencia desde mediados del siglo XIX. El desafío no era menor, pues el hallazgo permitiría curar múltiples males. En el caso de las mujeres, sería posible controlar los problemas de infertilidad.

Uno de los grandes impulsos se suscitó al descubrirse que la progesterona es una hormona producida en el ovario, que se segrega en grandes cantidades durante la gestación para impedir la ovulación, pero también para generar las condiciones ideales de embarazo. Esto porque su presencia, en un primer momento, hace que el endometrio facilite la implantación del óvulo fecundado, y una vez implantado, segrega proteínas que lo nutren durante las primeras diez semanas de gestación.

Al saber esto, originalmente se buscó aislar la progesterona para atender problemas de infertilidad y de menstruación. La Segunda Guerra Mundial interrumpió la búsqueda de la manera de recrear artificialmente el mecanismo de acción de esta hormona. Antes del conflicto bélico se había logrado obtener algunas hormonas a partir del colesterol del cerebro de reses o se extraían de los ovarios de las cerdas y se suministraban vía intravenosa.

Terminada la guerra, México se volvió campo de batalla de laboratorios farmacéuticos que al enterarse de que una planta local, llamada “cabeza de negro”, en sus raíces contenía diosgenina, materia prima para la producción de progesterona, trajeron sus laboratorios de investigación al país.

Uno de ellos, Syntex, en 1950 firmó un convenio con el recién creado Instituto de Química de la UNAM para llevar a cabo un programa de investigación para sintetizar hormonas, una de ellas era la 19 noresteroides. La labor fue encargada a Luis Ernesto Miramontes Cárdenas, joven docente, quien buscó con ahínco por casi dos años las hormonas para elaborar un fármaco antiabortivo que se suministrara por la vía oral en sustitución de los tratamientos con progesterona natural. El resultado fue la norestisterona, que no sólo ayudaría a solucionar los problemas de aborto natural sino que al ser un antiovulatorio, diez años después sería autorizado para ser utilizado como un método de control natal en Estados Unidos y en diferentes partes del mundo.

De esta manera, por primera vez, las mujeres controlaban su vida reproductiva, lo cual produjo una revolución sexual y científica. Este avance es considerado por el Departamento de Patentes de Estados Unidos como uno de los 40 inventos más importantes en los últimos tres siglos.

Responsabilidad para los hombres
A unos pasos del Instituto de Química, en el Instituto de Fisiología Celular, un equipo de científicos de diferentes entidades académicas de la UNAM trabaja en el desarrollo del primer anticonceptivo oral masculino, un producto que volvería a revolucionar el campo de la salud sexual y de la reproducción, pues pasaría la estafeta al hombre para hacerse responsable de su vida reproductiva.

En los últimos 60 años, el desarrollo de fármacos de control natal se había enfocado en permitir a la mujer incidir sobre su ciclo reproductivo. Hasta el momento, son pocas las soluciones ofrecidas para el hombre. Una de ellas es la vasectomía, un método perfeccionado a tal grado que ya no requiere del bisturí ni provoca cambios hormonales, pues únicamente se hace un ligero corte a los conductos deferentes por los que pasan los espermatozoides. La característica es que es irreversible.

Por otro lado están los espermicidas, los cuales, ya sea en jalea, espumas, cremas, telillas u óvulos, se colocan en el tracto vaginal para fungir como barrera química que evitará la invasión de millares de espermatozoides contenidos en el semen. Su eficacia alcanza hasta 82 por ciento y depende de que la mujer no lave su zona genital en por lo menos ocho horas después del encuentro sexual, entre otras situaciones. Igualmente, barreras físicas como el condón pueden ser falibles cuando no se colocan de manera correcta.

Ante esta posibilidad de falla, el equipo encabezado por Arturo Picones, Arturo Hernández y Alberto Darszon, explicó en entrevista que busca un método anticonceptivo que actúe sobre el propio espermatozoide y no dependa de otros factores para brindar la protección.

Desde hace dos años, la pregunta básica del grupo de investigadores es cómo desarrollar un anticonceptivo que provoque un determinado período de infertilidad, y después permita que el individuo recupere su capacidad reproductiva una vez pasado el efecto del fármaco.

La ruta seleccionada fue el conocimiento de la manera en que el espermatozoide entra en “comunicación” con el óvulo al momento de la fecundación, es decir, en el instante en que el espermatozoide logra sumergirse en medio de las capas ásperas y gruesas de la célula femenina.

Algunas de las respuestas las hallaron en los canales iónicos del espermatozoide, particularmente dos: uno de calcio, CatSper, y otro de potasio, Slo3, los cuales, según Darszon, se encargan de conducir iones o cargas eléctricas para la realización de ciertas funciones, en este caso, la movilidad, una de las principales cualidades de la célula masculina, pues gracias a ella el espermatozoide cruza todo el tracto vaginal para llegar a donde están los óvulos.

Por esa razón, han comenzado la “búsqueda de la aguja en el pajar” a fin de hallar una toxina cuyo efecto logre inhibir la movilidad del espermatozoide para que éste no pueda “nadar” de manera correcta.

El proceso de investigación se acelerará en lo que resta del año y durante el siguiente debido a que se ha instalado un robot que les permitirá probar un sinfín de toxinas extraídas de animales ponzoñosos, algunos de ellos únicos en México, y otro tipo de compuestos químicos para encontrar aquel compuesto que detenga, de manera temporal, la movilidad del espermatozoide.

Para los científicos, el proyecto, hasta el momento, único en el mundo –aunque en Alemania, Japón y Estados Unidos también se buscan anticonceptivos masculinos, pero a base de hormonas–, ampliará el campo de conocimiento sobre el funcionamiento de los espermatozoides y, sobre todo, de sus canales iónicos, así como los de otras células que, según evidencia científica, al alterarse provocan enfermedades como epilepsia o arritmias cardíacas.

¡Cuidado con las bacterias!
La salud sexual y reproductiva masculina no sólo está enfocada en la capacidad de reproducción, también tiene otras aristas como las infecciones de transmisión sexual. Algunas de ellas son provocadas por bacterias como la Trichomona vaginalis, la cual provoca tricomoniasis, una infección que este año ha afectado a 42 mil 48 mujeres y mil 317 hombres (registro hasta la semana 36 del 2015).

Esta cifra, explica en entrevista Elizbeth Álvarez Sánchez, profesora-investigadora del posgrado de Ciencias Genómicas de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, no refleja la realidad del problema, pues hay pocos casos registrados en hombres porque son asintomáticos y más bien son portadores del parásito, por tanto, lo transmiten.

El mayor problema de que sea asintomático, comenta Álvarez, quien ha investigado el comportamiento y naturaleza de la bacteria por más de dos décadas, es que muchos casos de cáncer de próstata –padecimiento que provoca alrededor de cinco mil 500 muertes al año– están asociados a la presencia del parásito, la cual, igualmente, predispone a una infección por virus del papiloma humano o de inmunodeficiencia humana.

Por esa razón ha enfocado su labor científica en la búsqueda de indicadores de la presencia de la tricomona en el organismo de los hombres, lo cual facilitaría el diagnóstico que hoy en día es fortuito y ocurre cuando la pareja es detectada con la infección, o bien cuando el hombre acude a revisión por sospecha de cáncer de próstata, pues el parásito inflama a esa glándula encargada de producir líquidos para estimular el movimiento de los espermatozoides.

Producto de ese estudio es el hallazgo de dos moléculas que reaccionan ante la presencia de la tricomona. Ambas fueron patentadas a nivel nacional e internacional, siendo las primeras patentes de la casa de estudios de la capital mexicana. Actualmente se piensa en algún mecanismo donde puedan ser colocadas a fin que el interesado, con un poco de orina, al igual que en una prueba de embarazo, sepa si es o no portador del parásito.

Por el momento, el proyecto está en la búsqueda del prototipo que permitirá realizar la prueba de detección, para después ser probado y observar su viabilidad. Una vez que se obtenga, será el primero en su tipo a escala global en el diagnóstico de la tricomoniasis masculina.

Para la investigadora, el método de diagnóstico es el primer paso para continuar con su proyecto. Los tratamientos médicos actuales contra la tricomona pueden no ser tan efectivos debido a la resistencia hacia los fármacos empleados. El siguiente paso es encontrar una molécula que diagnostique, para que posteriormente se detenga la acción del parásito en el organismo, cuyas manifestaciones pueden ser secreciones purulentas por el pene, dolor durante el contacto sexual, ardor, comezón, incomodidad para caminar, entre otras.

Otro reto es comprender su interacción con el cáncer, además de qué factores influyen en el proceso. Todo con el fin de evitar llegar a los casos en que se retira la próstata “y una vez que se quitó, se observa que no era prostatitis o no había cáncer por una cuestión cancerosa (sic) sino por una infección de transmisión sexual que pudo haberse remediado antes”, concluyó la también autora de diversos artículos científicos.

Cuidado para las mujeres
La tricomona se puede detectar a través de exudados o secreciones vaginales. Sin embargo, la oferta farmacológica es poca debido a la resistencia de la bacteria al metronidazol, principal medicamento utilizado para su tratamiento.

Ante el problema, cuya peor consecuencia es la erosión del tejido vaginal y por ende, mayor susceptibilidad al VPH y al VIH, investigadores de la Escuela Nacional de Medicina y Homeopatía del Instituto Politécnico Nacional, encabezados por Claudia Benítez, están en la búsqueda de un fármaco útil para cualquier variable de la bacteria, que según Benítez, provoca alrededor de millón y medio de nuevas infecciones al día en todo el mundo, la mayoría en mujeres.

Para hallar la solución, en conjunto con José Luis Vique hicieron simulaciones por computadora de la interacción entre diferentes moléculas y una enzima presente en la tricomona, esencial para su supervivencia. De más de 100 millones de simulaciones se obtuvieron resultados favorables en 44 casos. Se seleccionaron los cuatro con mayor potencial para erradicar al microorganismo. Dos de ellos lo lograron en menos de 48 horas sin provocar daño alguno en la zona vaginal. El reto para el equipo politécnico consiste en realizar más pruebas con estas moléculas en más variantes de la bacteria para comprobar su efectividad.

Igual que hace poco más de 60 años, estos equipos de investigadores mexicanos podrían encontrar nuevas soluciones para mejorar la salud sexual y reproductiva de todo el planeta, por lo que se espera que estas patentes se conviertan en productos disponibles pero, sobre todo, sean otro punto de inflexión en la historia, pues serán los primeros en su tipo.



S U B I R

 

 

A partir de la siempreviva, una planta de origen mexicano, el investigador Rafael Silva, del IPN, encontró la materia prima para la creación de un espermicida con nulos efectos adversos debido a que es cien por ciento natural.

Por su trabajo sobre el estudio del mecanismo eléctrico fundamental para que un espermatozoide fecunde a un óvulo, Alberto Darszon fue galardonado en 2009 con el Premio Nacional de Ciencia y Tecnología.

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