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Atacan a migrantes, prometen anular medidas contra cambio climático y defienden guerras

Precandidatos republicanos en EU ponen en duda la cordura del partido y las bases

Marco Rubio fue el vencedor en el debate del miércoles pasado, afirman analistas

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Participante de un programa de televisión, con motivo del halloween, que lleva una máscara de Donald Trump, precandidato del Partido Republicano a la presidencia de Estados UnidosFoto Ap
Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 31 de octubre de 2015, p. 25

Nueva York.

El elenco de aspirantes presidenciales del Partido Republicano se parece a una fiesta de halloween: políticos disfrazados de gente racional e inteligente, pero casi todos están ofreciendo una versión estadunidense de Día de Muertos, con su glorificación de las guerras, sus ataques antimigrantes, su promesa de anular medidas para controlar el cambio climático y su defensa del derecho ciudadano a las armas.

Aún falta más de un año para las elecciones presidenciales en Estados Unidos, pero las campañas para comenzar las llamadas primarias en cada estado, en las cuales ambos partidos nacionales seleccionan sus respectivos candidatos, se iniciarán en tres meses, y el concurso entre ellos para generar apoyo entre las bases se intensifica.

El espectáculo del lado republicano está repleto de declaraciones, posiciones y fenómenos que ponen en duda la cordura no sólo de los candidatos, sino de amplios sectores de sus bases. Desde las ya famosas declaraciones de Donald Trump, de que deportará a los 11 millones de indocumentados, construirá un muro en la frontera y que entre los migrantes del país vecino hay violadores y asesinos, a la muy tranquila y pausada voz de Ben Carson no sólo defendiendo el supuesto derecho de los ciudadanos a portar armas, sino argumentando que si los judíos hubieran estado armados Hitler no hubiera podido matar a tantos millones de ellos. En el último debate, Carson dijo que para desarrollar su propuesta para reformar el sistema tributario se inspiraría en Dios.

La competencia

Los republicanos parecen estar en competencia para ver quién es el más guerrero, el más antimigrante y el mejor defensor del derecho sagrado de los individuos de portar armas. Casi todos rechazan el consenso científico mundial de que el cambio climático es producto de la actividad humana, y todos se oponen al derecho de las mujeres al aborto. Todos elogian la magia del libre mercado y acusan que es el gobierno, sobre todos sus programas de asistencia a los pobres y los vulnerables, el responsable de que no haya mayor prosperidad.

Ted Cruz habla de que sus contrincantes demócratas están en un debate entre bolcheviques y mencheviques; el gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, agrega que entre los tres aspirantes demócratas “veo un socialista, uno que favorece el aislamiento, y un pesimista… ni se cuál es qué”. Carly Fiorina –la ex ejecutiva en jefe de Hewlett-Packard– expresa que el salario mínimo y el Seguro Social son anticonstitucionales.

Al intensificarse la campaña hay cambios en esta carrera de caballos, en la cual compiten ahora 10 aspirantes (hay 15 en total, pero cinco de ellos registran casi cero en apoyo y pronto se sumarán a dos que ya abandonarán el campo de juego): después de meses en que Trump –ante la alarma de la cúpula republicana, entre otros– mantuviera la delantera en las encuestas entre votantes afiliados a su partido, Carson ahora lo supera en el estado de Iowa (donde se celebrará el primer proceso de selección de candidatos del partido en febrero) y por primera vez en un sondeo nacional (New York Times/CBS News).

El principal factor detrás del fenómeno del multimillonario Trump –quien sorprendió a todos, incluyendo a los expertos– también es parte del éxito del neurocirujano afroestadunidense: ambos no son políticos profesionales y surgen con la ola de desencanto –más bien ira– contra el establishment político de ambos partidos.

A la vez, el consenso entre observadores y comentaristas es que Marco Rubio fue el triunfador del tercer debate del miércoles pasado entre los candidatos. Algunos pronostican que podría ser el próximo favorito, tanto de algunos multimillonarios que determinan en gran medida estos concursos como de sectores que se empiezan a cansar de Trump, y otros que se han desilusionado de quien todos pensaban sería el próximo coronado de la familia Bush: el ex gobernador de Florida –ex mentor de Rubio–, Jeb.

De hecho, por ahora una de las principales narrativas de este proceso ha sido la implosión de Bush, quien no sólo tenía el beneficio de su apellido y el apoyo de la cúpula de su partido, sino la ventaja entre los que financian el juego electoral. Su arte de performance sigue desilusionando a tal punto, que se ha desplomado su nivel de apoyo en las encuestas (algunas lo tienen con cifras menores de 10 por ciento) y, con ello, aparentemente algunos de sus benefactores lo están abandonando.

Hace una semana los responsables de la campaña de Bush anunciaron que recortarían 40 por ciento los gastos. Esto favorece a otros candidatos, quienes buscan el apoyo de esa cúpula republicana, como Rubio.

“Marco Rubio ahora tiene probablemente la mejor oportunidad para surgir como la alternativa mainstream a Trump y Carson”, comentó Ari Fleischer, quien fue el jefe de prensa del presidente George W. Bush, al Washington Post esta semana. En la encuesta del Times/CBS News, Rubio ahora está en tercer lugar, arriba ya de Bush.

Rubio, senador novato, es superestrella en la política de su estado, producto elaborado por la vieja maquinaria política cubanoestadunidense de Miami, y por tanto anticastrista que podría ser muy pronto el político latino de mayor perfil en este país. Él, junto con otro contendiente con raíces anticastristas, el senador ultraderechista Ted Cruz, de Texas, prometen anular todos los avances en el deshielo de la relación estadunidense con Cuba (a pesar de que la mayoría de los cubanoestadunidenses y de los estadunidenses en general, así como de la cúpula política y económica de este país, están en favor de la normalización de los vínculos).

Sin embargo, vale señalar que Carson y Trump aún tienen, cada uno, más de 20 por ciento del apoyo de la base, mientras los demás registran menos de 10 por ciento. Por tanto, poco ha quedado definido entre los republicanos hasta ahora para poder apostar sobre quién será su candidato presidencial en 2016.

Mientras tanto, todos los candidatos republicanos coinciden en una cosa: siempre vale matar al mensajero. El Partido Republicano informó que ha cancelado planes para hacer un debate más con la NBC en febrero, acusando que la empresa filial de NBC, CNBC, que condujo el debate del miércoles, actuó de mala fe –después de que los candidatos se quejaron del manejo de su intercambio. Acusar a los medios casi siempre oculta el hecho de que los mensajes no únicamente suelen ser irracionales o engañosos, sino que a veces carecen de contenido –como se demostró en este último debate.

El desfile halloweenesque continuará.