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Julio Hernández Cordón presentó Te prometo anarquía en el FICM

No intenté hacer una cinta panfletaria; quise hablar de este México bronco
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Fotograma de la cinta proyectada ayer
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Periódico La Jornada
Jueves 29 de octubre de 2015, p. 9

Morelia. Mich.

Este miércoles debutó Te prometo anarquía en la competencia oficial de largometraje ficción del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), dirigido por Julio Hernández Cordón, que resultó un respiro de aire fresco después de varios días decepcionantes. Una película arriesgada, congruente, con fuerza, incisiva y cabrona.

El director refirió: Para mí, es vital retratar el espacio donde vivo y los sucesos que están pasando en el país no son nada agradables; nos crean muchos temores como autores, que tenemos que trabajar con nuestros demonios y pesadillas. No sólo en el cine, sino en el resto de las artes, los creadores normalmente retratan sus demonios... escribí la historia antes de los desaparecidos de Tepito y Guerrero; hechos lamentables que nos han afectado a todos como país.

En Te prometo anarquía los amantes/amigos/socios Miguel y Johnny se conocen desde la infancia. Patinar con sus amigos es su pasatiempo. Venden su sangre y consiguen donadores para el mercado negro. Una transacción grande tiene un desastroso final para todos los involucrados. Está protagonizada por Shvasti Calderón Rivera, Diego Calva Hernández, Gabriel Casanova Miralda y Eduardo Pelukaz Martínez Peña.

Impunidad y justicia

Precisó que, a pesar de que uno de los temas es el comercio ilegal de sangre y las desapariciones, no intenté hacer una película panfletaria, quería hablar de este México bronco; sobre esta guerra que vivimos que está en la sombra y de la cual no se habla abiertamente, pero que ha dejado demasiadas víctimas. Deseaba, sobre todo, hablar de los desaparecidos y de lo más fuerte: la gente que los está buscando. La impunidad y la relación con la justicia, que tiene un carácter social, que no es la misma para el que tiene dinero para evadirla, que para el que carece de él y se tiene que chingar.

A la pregunta de que si había pensado hacer una cinta que representara a toda una generación, dijo: Nunca he hecho una cinta pensando en la taquilla, sino en que sea una película de culto, que no envejezca, que dentro de 20 años a los chicos de 22 les siga gustando, que la gente tenga el devedé en su casa guardado; eso me entusiasma, porque es lo que yo hacía cuando tenía esa edad con las cosas que me gustaban.

Refirió: Creo que muchos jóvenes relacionados con el crimen organizado lo hace por aburrimiento, no porque quieran ser los grandes criminales.

El también director de Las marimbas del infierno agregó: Es una historia de amor gay y ha sido recibida en otros países con buen ánimo, porque es un sentimiento universal. Todos nos hemos sentido desolados por el amor, lo que ha hecho que la gente se conecte; además, se suman las interpretaciones de los dos actores, quienes le dieron un realismo que funciona narrativamente.

Hernández Cordón confesó: “El primer día que llegamos a la locación estaban un tráiler, una cámper, una planta de luz, meseros, toldos... le dije a mi asistente: ‘Ya nos ganaron la locación’. Él respondió riéndose: ‘Esa es tu crew’. Me quedé pasmado y me encerré en el camerino como 45 minutos, porque nunca había trabajado con tanta gente. Este rodaje es lo más grande que he hecho. Estoy muy agradecido por ello”.