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Exigen la intervención de defensores de derechos

Familiares de internos en Almoloya denuncian violación de garantías
Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 16 de octubre de 2015, p. 10

Almoloya de Juárez, Méx.

Esposas, hermanas y madres de los reclusos del Centro Federal de Readaptación Social (Cefereso) número uno, conocido como el Altiplano, exigieron la intervención de organismos defensores de derechos humanos para que constaten las recurrentes violaciones que cometen las autoridades penitenciarias contra los reos y parientes que los visitan.

Explicaron que después de la fuga de Joaquín El Chapo Guzmán Loera de ese penal, el pasado 11 de julio, las medidas de seguridad se endurecieron y comenzaron a aplicar castigos a quien no se somete a la disciplina carcelaria impuesta por el nuevo director, Jaime Fernández López.

Los quejosos se manifestaron durante la mañana en la sede de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México, y por la tarde en el exterior del Cefereso número 1.

Denunciaron que las autoridades pretenden gobernar el penal de máxima seguridad aplicando castigos a la menor provocación, por lo que existen intimidaciones y maltrato contra la población penitenciaria.

Explicaron que los internos realizaron una huelga de hambre hace casi un mes, luego de que en un operativo efectuado en la madrugada fueron despojados con violencia de sus pertenencias, como televisores, relojes, revistas y libros, que eran permitidos por el anterior director del penal, quien hoy está preso y sujeto a proceso penal por la fuga de El Chapo Guzmán.

La respuesta a la huelga de hambre fue el traslado de más de 49 reos a otras cárceles federales, como las de Nayarit y Hermosillo, y unos 12 fueron extraditados a Estados Unidos. Para los que se quedaron en el Altiplano la sanción fue cancelarles horas de comedor y de salida al patio. Pasan casi todo el día en su celda, pues también fueron suspendidas todas las actividades, como las clases de pintura, señaló una de las parientes.

La hermana de otro interno manifestó que como muchos presos insistieron con la huelga de hambre, los castigaron con la cancelación de visitas familiares hasta por 170 días, pero cómo van a comer si la calidad de los alimentos que les sirven es deplorable. Agregó que los familiares “también padecen las nuevas medidas de seguridad, ya que además de los siete filtros que tenemos que pasar para poder ver a los reos, colocaron dos máquinas rayos X, que escanean a toda persona que entra al penal.

Ahora nos dicen que no podemos pasar porque traemos una imagen inusual, pero no nos explican qué quiere decir eso. Sólo nos invitan a salir y no dicen que el acceso fue denegado. Hemos solicitado entrevistarnos con el nuevo director para conocer el reglamento que aplica, pero el funcionario se niega a recibirnos, indicó.