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Ver día anteriorLunes 12 de octubre de 2015Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Los costos del fraude de la Volkswagen
A

raíz de mi artículo del pasado 28 de septiembre sobre el fraude de la Volkswagen, varios lectores me preguntan si los mexicanos galardonados por dicha empresa por sus méritos en el campo del ambiente han expresado alguna opinión sobre el engaño cometido por la poderosa empresa. Tengo información fidedigna al respecto: ninguna. Al igual que los invitados a viajar a su sede en Alemania para conocer en directo sus avances en cuanto a ecología.

En tanto, hay nuevo presidente de la VW, Matthias Müller, decidido a limpiar el cochinero que le dejaron sus antecesores y al que él no es ajeno. Espera que con la supervisión de las autoridades alemanas del transporte, en un año estén reparados los casi 10 millones de vehículos con motores diésel manipulados para burlar las normas anticontaminantes. Serán gratuitas para los clientes de los modelos VW, Seat, Audi y Skoda. Luego están las medidas que Müller calificó de dolorosas: revisar el plan de inversiones para resolver los problemas financieros ocasionados por el fraude. También evaluar los proyectos de los modelos Phaeton, Bentley, Bugatti y Lamborghini, creados para gente con dinero. Habrá menos patrocinio al futbol y ahorros drásticos en el sector laboral.

Esto último prendió las alarmas entre los miles de empleados que laboran en la sede de la VW en Wolfsburgo y en otras ciudades alemanas, además de los de las plantas de México y Brasil, por ejemplo. En la fábrica de motores de la empresa en Salzgitter ya tomaron medidas que afectan los horarios de trabajo, las nuevas contrataciones y los servicios financieros a los empleados, pues esperan que baje la demanda de unidades. Los sindicatos sostienen que ni las limpiadoras ni los porteros han sido los responsables de la situación, sino los directivos. Pero la parte laboral tiene un papel significativo en los órganos de conducción de la VW. Sin duda, se buscará ahorrar en gastos de personal, con sueldos más bajos, cese de contrataciones y despidos, creando así un ambiente de trabajo poco propicio para superar la crisis que atraviesa el conglomerado.

Por lo pronto ya hay algunos culpables: el influyente diario Bild publicó declaraciones de varios ingenieros del gigante automovilístico en las que reconocen su responsabilidad en la manipulación de los motores diésel, y desde 2008. Pero se ignora todavía quiénes ordenaron hacerlo. El portavoz de la empresa se negó a comentar la noticia del Bild, mientras la fiscalía alemana que lleva el caso busca documentación y soportes informáticos para desenredar la maraña. Todo indica que los sotfwares alterados estaban diseñados para engañar tanto a las autoridades estadunidenses como a las europeas.

Se calcula que reparar técnicamente lo manipulado costará más de 8 mil millones de dólares, a lo que se suman las multas que debe pagar la empresa, los gastos jurídicos por diversas demandas y por indemnizar a los clientes. Todo puede llegar a 55 mil millones de dólares, más los daños de imagen y la posible caída de las ventas. La empresa apenas tiene 20 mil millones de dólares disponibles, insuficientes para lo que se viene, por lo que deberá obtener dinero fresco mediante créditos, venta de propiedades y bonos.

La canciller alemana, Angela Merkel, estima que la reputación y la confianza de la economía de su país no se han visto sacudidas por el escándalo VW hasta el punto de que “no seamos considerados un buen lugar para los negocios“. Menos optimista, su ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, dice que las cosas no serán como antes y que la poderosa empresa debe cambiar estructuralmente para que su país siga como un centro de negocios de excelencia.

Pero las cosas empeoran cada día para la Volkswagen. En buena parte porque las autoridades y el Congreso de Estados Unidos piden investigar las posibles responsabilidades penales de la empresa y sus directivos. Y sancionar los delitos con la máxima severidad. Oportunidad para las trasnacionales de vehículos del vecino país de posicionarse mejor en el mercado. El escándalo está lejos de terminar. Tampoco en México, si la justicia no cojea, como suele ocurrir.