Opinión
Ver día anteriorJueves 8 de octubre de 2015Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Ciudad Perdida

La necedad de Elías

La necesidad del TSJDF

Urge abrir elección

F

rente a la ambiciosa necedad del presidente del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal (TSJDF), Édgar Elías Azar, de relegirse, está la muy urgente necesidad de refrescar el organismo para recuperar alguna parte de la credibilidad que el ciudadano le confirió, y que ahora ha perdido.

No se trata, por más que así se haya querido, de un asunto que deba dirimirse entre la gente del tribunal, entre sus magistrados, aunque así lo marque la Ley Orgánica de la institución, porque afecta directamente a la ciudadanía en la mayor parte de sus decisiones, y es por esas decisiones, que han sido cuestionadas por varios grupos de la sociedad, que se ha perdido la confianza en el TSJDF, cosa que no acepta Elías Azar, pero que es evidente.

Y con esto no queremos decir que las urnas deberán abrirse a todo mundo para elegir al presidente del organismo, sino más bien construir desde todos los ámbitos un instrumento que permita a los ciudadanos ser actores en una decisión que, desde luego, les afectará.

El presidente del TSJDF pretende conservar las riendas del organismo en las manos, aunque ello signifique sumir a la institución aún más en esa espiral descendente en la que metió al tribunal a partir, por ejemplo, de resoluciones contrarias a un ejercicio justo de la justicia, y al nivel que debería tener ese órgano capitalino.

Para mirar de cerca el perfil del presidente del Tribunal Superior de Justicia del DF habría que recordar que frente a la Comisión de Presupuesto de la Asamblea Legislativa de esta ciudad (ALDF), Elías Azar pidió que se le aumentara el presupuesto, que hoy se eleva a 11 mil 751 millones de pesos, porque si la ciudad no tuviera este tribunal, el DF sería una Roma incendiada.

Y para que no se incendiara Roma, lo que se le ocurrió fue señalar ante los diputados a la ALDF que subir el monto presupuestal al organismo que preside era tan urgente como tener agua potable y vigilancia.

Y como por aquellas fechas la escasez del líquido había limitado el suministro a algunas colonias, el presidente del tribunal de justicia dijo: Si hoy es el año en el que nos tenemos que quedar con un poquito menos de agua, pues yo creo que va a tener que ser el momento, porque no hay forma de evitar el problema. Con eso sugirió que el dinero que se iba a destinar, principalmente, a la distribución de agua en el DF mejor se le diera a su organismo.

Aunque, como siempre, don Édgar no se acordaba que a dos de los magistrados más calificados de su tribunal se les había olvidado la urgencia que había denunciado para que se les diera el recurso, porque tanto Rafael Guerra Álvarez y Celia Marín Sasaki, quienes fueron nombrados magistrados por él, dejaron tirados en su juzgado dos casos de la mayor importancia: el News Divine y el Bar-Bar.

Pero además, Elías Azar dice que quiere relegirse para terminar con el proyecto que ahora tiene entre las manos, al que ha dado 20 años de su vida, y que no ha terminado, así que sería mucho mejor que el magistrado presidente se fuera a terminar su proyecto, lejos de la dinámica de locura que significa el TSJDF.

Eso sí, de donde no quitará el dedo del reglón es del aumento al presupuesto, porque sí, como ha denunciado, ese incremento urge. Nada más.

De pasadita

Dicen en la Contraloría General del Distrito Federal que ningún jefe delegacional ha interpuesto una denuncia formal por el estado en que recibieron las oficinas de gobierno. La declaración parece un reto que, seguramente, recibirá acuse de recibo por los delegados que salieron, muchos de los cuales esperan que se les llame del GDF para ofrecerles una chamba.