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Otro tijeretazo

Economía: 9/9

De mal en peor

N

o cabe duda que caló hondo la maravillosa versión que sobre la economía mexicana fue a narrar el ministro del (d) año a San Lázaro. Tanta confianza y entusiasmo generó su versión, que más tardó en contarla a los somnolientos diputados que los especialistas en la materia en practicar un nuevo recorte (el número nueve en nueve meses transcurridos de 2015) a la estimación de crecimiento, y no sólo la relativa al presente año, sino que lo hicieron extensivo a 2016 y 2017.

Lo más seguro es que los 36 grupos de análisis y consultoría económica del sector privado nacional y extranjero permanentemente consultados por el Banco de México no asistieron a San Lázaro el pasado jueves, cuando el carismático Luis Videgaray compareció ante los supuestos representantes populares. A quienes narró el fabuloso estado que guarda la economía autóctona. De otra suerte no hubieran sacado las tijeras y practicado un recorte más a la expectativa de crecimiento.

Así, al cierre de septiembre los citados 36 grupos redujeron a 2.31 por ciento, si bien va, su estimación sobre el crecimiento de la economía en el presente año (es previsible que tal proporción se reduzca aún más en el trimestre que les falta por considerar), mientras que para 2016 la recortaron a 2.83 por ciento y para 2017 a 3.3 por ciento.

Con esa actualización, y considerando los datos oficiales para el primer bienio del gobierno peñanietista, el promedio anual de crecimiento económico en el periodo 2013-2017 (cinco años de estadía en Los Pinos) a duras penas alcanzaría 2.3 por ciento, es decir, la misma mediocridad que la registrada a lo largo de los últimos seis sexenios, con todo y que en el actual se aprobaron las reformas que los mexicanos quieren y el país se puso en movimiento (EPN dixit, en ambos casos).

Por lo anterior, y ausente aún el pronóstico para el último año de su estadía en Los Pinos, lo único que podría presumir el actual inquilino de Los Pinos es que su gobierno, como le llama, resultó igual de anodino que los de sus cinco antecesores, aunque más reformado y modernizado, lo que al final de cuentas sería lo de menos si no estuviera en juego el bienestar de los mexicanos y el futuro nacional.

Por otra parte, y de acuerdo con los citados especialistas, todo indica que en el amanecer de 2016 llegará a su fin la cachondísima luna de miel entre el doctor catarrito y el índice oficial de precios, pues la inflación más baja en cuatro décadas (Carstens y Videgaray dixit) repuntaría con todo y que (también versión oficial) la revaluación del dólar (léase la devaluación del peso) no tiene repercusión en los bolsillos de los mexicanos.

De hecho, el fabulosos ministro fue a decir a los diputados que gracias a la conducción de la política monetaria del Banco de México, pero también a la aplicación de las reformas estructurales (¡Ole!), la depreciación cambiaria no se ha reflejado en inflación; al contrario, a pesar de que tenemos una depreciación cambiaria (¿qué no era revaluación del billete verde?) en los últimos meses, tenemos la inflación más baja en la historia, según las cifras del Banco de México. La inflación está en su punto más bajo desde que se lleva registro de la inflación quincenal. La cifra de 2.53 por ciento para la primera quincena de septiembre es, insisto, la más baja en la historia. Ustedes dirán, gentiles lectores (favor de preguntar a sus bolsillos).

Los genios del sector público financiero insisten en que la volatilidad cambiaria es pasajera, pero el hecho es que en lo que va del sexenio peñanietista la devaluación del peso supera 30 por ciento, y contando. Los Criterios Generales de Política Económica para 2016 estipulan el tipo de cambio peso-dólar en 15.90 unidades, pero los especialistas consultados por el Banco de México desde ya lo ubican en 16.75, diferencia superior a 5 por ciento, y contando.

En fin, de la fábula a la realidad, mientras el Centro de Investigación en Economía y Negocios (CIEN) del Tecnológico de Monterrey, campus estado de México, advierte que en julio el Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) registró una tasa anualizada de crecimiento de apenas 2 por ciento. El debilitamiento del sector industrial y el nulo crecimiento de las actividades primarias influyeron para que el desempeño del IGAE resultara inferior al registrado el año pasado.

En este contexto, advierte, el crecimiento marginal de la actividad industrial es consecuencia en cierta medida de la pérdida de vigor de las exportaciones totales mexicanas, las cuales continúan deteriorándose ya que durante agosto presentaron una caída anualizada de 6.8 por ciento. No sólo la parte petrolera exhibió malos resultados (desplome de 48.3 por ciento respecto del mismo mes del año pasado), pues la no petrolera se ubicó también en terreno negativo (-1.6) como consecuencia del descenso en las exportaciones de manufactura (-2.2), que representan alrededor de 90 por ciento de las exportaciones totales; incluso el sector automotriz mostró también una caída en su desempeño (-3.2).

Por su parte, las importaciones totales retrocedieron 1.9 por ciento, ya que las compras de bienes intermedios provenientes del extranjero registraron una disminución de 5 por ciento. Dichos productos representan alrededor de 74 por ciento del total de las importaciones, amén de ser insumos principales para las empresas manufactureras, por lo que una menor demanda de los mismos podría implicar menores niveles de producción para los próximos meses.

De esta forma, puntualiza el CIEN, es de esperar que durante la segunda mitad de 2015 el ritmo de crecimiento de la economía mexicana continúe siendo moderado. Si bien el tipo de cambio ha sufrido una depreciación significativa, esto no ha impactado positivamente a las exportaciones nacionales, e incluso su tendencia se ha estancado. En tanto no se reactive la actividad industrial de nuestro país, resultará complicado que el sector servicios por sí solo impulse a la producción nacional, más aun cuando no existe una mejora sustancial en el estado general del mercado laboral en donde de cada 10 personas ocupadas seis de ellas se encuentran en la informalidad.

Las rebanadas del pastel

Como la economía mexicana es rotundamente exitosa, es precisamente la mano de obra expulsada de su nación la que, remesas de por medio, se ha convertido en el pilar de la captación de divisas para el país, con un monto superior a petróleo y turismo extranjero. Ello, desde luego, sin considerar narco dólares.

Twitter: @cafevega