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Osvaldo Caldú crea forja de hierro dedicada a su mentor Dardo Sebastián Dorronzoro

Rinden tributo a un herrero, poeta y revolucionario argentino

La escultura fue entregada a la embajadora de Argentina en México y será emplazada en Luján, cerca de Buenos Aires

El activista fue secuestrado y desaparecido el 25 de junio de 1976 por un comando de la dictadura militar

Era autodidacta y escribía de manera extraordinaria

Foto
Osvaldo Caldú y Patricia Vaca Narvaja, embajadora de Argentina en México, durante la entrega de la escultura que simboliza la lucha de Dardo Sebastián Dorronzoro, así como su desaparición forzada, y la de varios jóvenes perpetrada por la dictadura militar en ese país. Dardo era herrero de oficio, pero también poeta, escritor. Su casa era de una sencillez franciscana, él comía nueces y miel, compraba ropa usada, expresó CaldúFoto Yazmín Ortega Cortés
 
Periódico La Jornada
Sábado 3 de octubre de 2015, p. 2

En reconocimiento y recuerdo al revolucionario, activista, poeta, escritor y herrero argentino Dardo Sebastián Dorronzoro, nacido en San Andrés de Giles, en 1913, secuestrado y desaparecido el 25 de junio de 1976 por un comando armado de la dictadura militar, se donó e hizo entrega a la embajadora de Argentina en México, Patricia Vaca Narvaja, de una forja de hierro realizada por su amigo, discípulo y compañero de lucha Osvaldo Caldú, la cual será emplazada en fecha próxima en la ciudad de Luján, cercana a Buenos Aires.

Caldú, quien radica desde hace años en México y es propietario del restaurante El Asado Argentino, donde se efectuó la donación la noche del jueves, recordó durante ese acto, el sólido compromiso político-social y la obra poética de Dorronzoro, así como la brutal violencia, represión e intimidación de la que fueron víctimas, como el conjunto de jóvenes que se habían agrupado en torno a la figura del poeta y herrero argentino, quienes fueron conocidos como La juventud Guevarista.

En Argentina existe un clero muy progresista. Sin embargo, en la ciudad de Luján la Iglesia es ultraconservadora y reaccionaria, con mucho poder, y tiene una relación muy estrecha con el ejército. Ese fue el contexto en el que nos criamos de niños y jóvenes, evocó Caldú.

Dardo fue un amigo y un padre para mí, agregó. “Era herrero de oficio, pero también poeta, escritor. Su casa era de una sencillez franciscana, él comía nueces y miel, compraba ropa usada, era un gran luchador social, era autodidacta, tenía hasta el segundo grado de primaria, pero escribía de manera extraordinaria, ganó diversos premios literarios.

“Era hijo de un anarquista, herrero igual. En su casa y en el taller de Dardo se hablaba mucho de política, tenía una filosofía muy especial acerca del dinero. Decía: el día que ganemos más dinero que el más jodido, ese día vamos a empezar a engordar y la primera grasa va al cerebro; esa era su teoría del valor.

“Tuve la suerte de conocerlo a los 13 o 14 años de edad. En cuanto lo conocí fue como un imán, no pude separarme de su casa, a la que iba todos los días y empecé a aprender el oficio de herrero con él, trabajé con él muchos años; así comencé mi militancia política.

“A su casa y a su taller llegaba la gente más extraña: poetas, escritores, marginales, delincuentes, borrachos… todos eran amigos de Dardo, porque además era querido y reconocido como réferi de box en un barrio similar al de Tepito.

“Como parte de su personalidad, amaba mucho el hierro como oficio. Decía que era el más noble de los metales, porque cualquiera se agacha para levantar oro o plata, pero nadie levanta un pedazo de hierro sin forma. Por ello, igual decía, lo que vale en el hierro es el trabajo del hombre.

“En aquellos años –prosiguió Osvaldo Caldú– salíamos a volantear, hacer pintas y propaganda contra la dictadura. En su casa estaba el mimeógrafo. En torno a Dardo se formó una generación de jóvenes que provenían de diversas organizaciones políticas. Su casa era un centro conspirativo. Con los años se radicalizó la situación y se formó la juventud guevarista, alrededor de Dardo. Luego vinieron la represión y las matanzas.”

En esa época, recuerda, fuimos condenados a muerte unos 23 jóvenes por un comando armado militar. Yo salvé la vida por un azar macabro, pues cuando me fueron a buscar varias veces a mi casa, me encontraba preso en la cárcel, y el comando lo ignoraba. De ese grupo quedan dos o tres vivos.

Dardo fue secuestrado una primera vez y luego de que fue liberado escribió su célebre poema Declaración jurada; volvió a ser secuestrado y desaparecido el viernes 25 de junio de 1976, en la ciudad de Luján, durante la dictadura militar.

Junto con Dardo se fue una generación de jóvenes revolucionarios comprometidos, concluyó Osvaldo Caldú.

Participación de Jorge Mansilla

La obra de Caldú, en hierro forjado, representa una mano empuñando una plumilla para escribir, emergiendo de la tierra. En la parte posterior lleva inscrita –en solidaridad con los jóvenes normalistas de Ayotzinapa desaparecidos y símbolo de esa lucha– la expresión: Quisieron enterrarnos, pero no sa-bían que éramos semilla.

La escultura se complementa con una placa en la que está inscrito el poema Declaración jurada, de Dardo Sebastián, en el que se inspiró Caldú para realizar su pieza.

En ese acto participó Jorge Mansilla, ex embajador de Bolivia en México, quien fungió de maestro de ceremonias y leyó algunos poemas de Dorronzoro.

La embajadora de Argentina en México, Patricia Vaca Narvaja, destacó la figura del homenajeado y recibió la obra en nombre del gobierno argentino. Se refirió a la política de memoria, verdad y justicia que se ha implementado en su país, como una política sin marcha atrás, la cual tiene que ver con que no se queden impunes los crímenes de lesa humanidad perpetrados por los militares, pero también juzgar a los empresarios cómplices de la dictadura.

Cumplidos los trámites correspondientes, la escultura viajará a Argentina.