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Oficia Francisco última misa multitudinaria en el Benjamin Franklin Parkway

El Papa se reúne en Filadelfia con cinco víctimas de pedofilia; cierra gira por EU

Lamenta que el mundo se haya convertido en un gran shopping center, en discurso ante obispos

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El papa Francisco cerró el octavo Encuentro Mundial de las Familias en Filadelfia con una misa en la que pidió dejar de lado las divisiones estériles, en el cierre de su visita a Estados UnidosFoto Reuters
 
Periódico La Jornada
Lunes 28 de septiembre de 2015, p. 25

Filadelfia.

El papa Francisco se reunió este domingo en Filadelfia con víctimas de pedófilos y dijo que Dios llora por los niños que sufren abuso sexual, antes de oficiar una misa multitudinaria con la que cerró su gira por Estados Unidos.

Los crímenes, los pecados de los abusos sexuales a menores no pueden ser mantenidos en secreto por más tiempo, expresó el primer Papa del continente americano durante una ceremonia con 300 obispos en la capilla de San Martín del seminario de San Carlos Borromeo.

Me comprometo a la celosa vigilancia para proteger a los menores y prometo que todos los responsables rendirán cuentas, agregó el Papa jesuita.

Las palabras de Jorge Mario Bergoglio surgieron tras reunirse alrededor de 30 minutos con cinco víctimas de abusos sexuales cometidos por sacerdotes católicos, educadores o familiares cuando eran niños, con quienes habló de manera individual y oró.

Es la segunda reunión del Papa con víctimas de abuso sexual. La anterior ocurrió en 2014, en el Vaticano.

Hasta ahora algunas organizaciones de víctimas de pederastia cuestionaban que en esta gira Francisco no había hablado del sufrimiento de los sobrevivientes y en cambio elogió la valentía de la curia al afrontar momentos oscuros.

En un comunicado, la red de sobrevivientes de sujetos a abuso por sacerdotes (Snap, por su siglas en inglés), calificó la reunión de simple operación de relaciónes públicas.

Alrededor de 100 mil niños estadunidenses podrían haber sido víctimas de abuso sexual por sacerdotes, de acuerdo con un texto presentado por expertos en seguros, en una conferencia en el Vaticano celebrada en 2012.

Filadelfia fue una de las ciudades más afectadas en Estados Unidos por este escándalo que estalló en los 80. Su arquidiócesis ha sido objeto de repetidas investigaciones del gran jurado de procedencia, entre ellas una acusación de mantener en su asignación a más de tres decenas de sacerdotes que enfrentan acusaciones graves.

En su discurso ante obispos, Bergoglio también lamentó que el mundo se haya convertido en “un gran shopping center” en el cual la cultura ha adquirido una dinámica competitiva, la soledad radical y la legalización en este país del matrimonio homosexual, lo que calificó de trágico error.

Alrededor de la 10 de la mañana, Francisco visitó a jóvenes recluidos en la correccional Curran-Fromhold, ubicado en la periferia de Filadelfia, donde ante 100 reclusos aseguró que comparte el momento doloroso de los presos y lamentó la falta de oportunidades en el sistema judicial para la reinserción social, en un país que está a favor de la pena capital en 31 de sus 50 estados.

La visita a la cárcel juvenil cobró importancia, ya que Estados Unidos es el país con mayor número de población encarcelada. Todos tenemos algo de lo que ser limpiados o purificados, dijo el Papa a los presos.

En una tarde nublada y fresca, un millón de personas abarrotaron el bulevar Benjamin Franklin Parkway para presenciar la última misa multitudinaria con la que Francisco culminó el octavo Encuentro Mundial de las Familias en Filadelfia, y en la que pidió dejar de lado las divisiones estériles, al cierre de su gira de seis días por Estados Unidos.

El vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, fue la principal autoridad en la ceremonia de despedida en el aeropuerto. Francisco aprovechó hasta el último momento para insistir en su mensaje de cuidar el medio ambiente, uno de los principales temas durante el viaje.

Les pido, por favor, que recen por mí. Que Dios los bendiga. ¡Que Dios bendiga a América!, dijo Bergoglio antes de subir al avión que lo llevó de regreso a Roma.