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El gobierno federal pretende exterminar ese sistema de formación docente: directivos

Cae la matriculación en normales rurales a raíz del caso Ayotzinapa

Reconocen disminución del número de aspirantes a raíz del ataque a los estudiantes en Iguala

Plantel de Tenancingo recibía 1,200 solicitudes al año; en el más reciente proceso fueron 500

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En su última actividad pública en Quintana Roo, normalistas utilizaron sargazo para escribir en Playa Delfines, una de las más famosas de este destino turístico, Ayotzinapa 43, crimen de EstadoFoto Patricia Vazquez
 
Periódico La Jornada
Lunes 28 de septiembre de 2015, p. 32

Alumnos, maestros y directivos de normales rurales de varios estados del país demandaron esclarecer la desaparición de 43 de sus compañeros de Ayotzinapa, Guerrero, y el asesinato de tres –además de otras tres personas– y repudiaron que, un año después de ese acontecimiento que marcó a la sociedad mexicana, las autoridades no hayan hecho nada por dar con los verdaderos responsables y se limiten a buscar chivos expiatorios o a presentar su verdad histórica con la finalidad de que los padres dejen de exigir la aparición de los jóvenes.

Directivos de la normal rural Mactumatzá, en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, exigieron al gobierno federal castigar a los autores intelectuales y materiales de un crimen que no se puede olvidar ni perdonar. Es una tragedia terrible, un acto delictivo y abusivo que no debe quedar impune.

En opinión de Ángel Damián Sabido Ortega, director de la normal de Bacalar, Quintana Roo, en todo México hay muchos Ayotzinapas que podrían estallar si los gobiernos estatales y federal continúan con su política de no brindar el apoyo que requiere la docencia en el país.

Valeriano Cruz Cervantes, director de la escuela normal rural Vanguardia, en la villa de Tamazulapam del Progreso, Oaxaca, aseveró: Si el gobierno federal pretendía fomentar el miedo para que las normales rurales nos desuniéramos o dejáramos las manifestaciones, se equivocó.

Sin embargo, Cándido Cruz Olivares, director de la normal Lázaro Cárdenas, con sede en Tenancingo, en el sur del estado de México, reconoció que a raíz de lo ocurrido el 26 de septiembre de 2014 en Iguala han aumentado el temor y la desconfianza de los ciudadanos hacia esos planteles. En varias normales del país, indicó, el número de aspirantes a ingresar decreció considerablemente.

Alumnas de la normal rural Justo Sierra Méndez, en la comunidad de Cañada Honda, municipio de Aguascalientes, aseguraron que el Estado busca acabar con las normales rurales.

Citaron los casos de Ayotzinapa y de la normal rural Benito Juárez de Panotla, Tlaxcala, cuyos alumnos realizaron una manifestación y fueron desalojados por policías estatales.

Permanecemos aquí porque queremos una esperanza

Mercedes y Nancy, integrantes de la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (Fecsm), destacaron la importancia de las normales rurales: Nosotros sabemos ir a esos lugares marginados. Ciertamente no nos sentimos cómodos en lugares donde sabemos que no nos necesitan.

Agregaron que en vez de buscar desaparecerlas, el gobierno debería crear más normales rurales hasta que la educación se nivele. Vemos que en nuestros pueblos y ranchos los niños no tienen educación. Permanecemos aquí porque queremos una esperanza para todos ellos.

En Chiapas, miembros del comité ejecutivo estudiantil de la normal rural de Mactumatzá consideraron que la desaparición de los 43 jóvenes de Ayotzinapa “fue un golpe para debilitar a todas las normales rurales. La Mactumatzá es una de las más combativas de la Fecsm –integrada por alumnos de 16 escuelas– y siempre está en la mira del gobierno”, reprochó una normalista.

Ángel Damián Sabido Ortega, director de la normal de Bacalar, Quintana Roo, advirtió que en muchas regiones del país hay focos rojos, y por ello es necesario que los gobiernos inviertan en las escuelas formadoras de docentes, que están desprotegidas.

Valeriano Cruz, de la escuela normal rural Vanguardia de Tamazulapam del Progreso –que alberga a 480 alumnas provenientes de diversas entidades del sur–, reveló que reciben apoyos ínfimos. Por ejemplo, para alimentación reciben 44 pesos por estudiante. Está claro que la Federación pretende desaparecer las normales, puntualizó.

Para Carlos Rodríguez Springall, director de la normal Juan Enríquez, con sede en Tlacotalpan, Veracruz, es evidente que las normales están bajo un fuerte acoso. ¿Qué va a ser de estas escuelas a mediano y largo plazos?, preguntó.

Pedro González Ojeda, director de la Escuela Normal Urbana Federal del Istmo, en Oaxaca, expuso: Estamos (los normalistas) armados intelectualmente y eso le molesta al gobierno. Nuestros compañeros (de Ayotzinapa) estaban preparados socialmente, tenían un discurso político reconocido, apuntó.

Se piensa que aquí se instruye a los muchachos en un pensamiento contrario al del sistema y eso se considera un peligro para los que ostentan en poder, planteó Cándido Cruz Olivares, director de la normal Lázaro Cárdenas, de Tenancingo.

Dijo que a raíz del caso Ayotzinapa en varias normales el número de aspirantes decreció. La normal Lázaro Cárdenas (conocida también como normal de Tenería) recibía cada año entre mil y mil 200 solicitudes de ingreso de estudiantes de distintas regiones de la República. En el más reciente proceso de selección sólo hubo 500.

Las familias y los estudiantes ya no quieren venir. Ven las normales como sitios peligrosos para estudiar. Temen que a sus hijos les pueda ocurrir lo mismo (que a los de Ayotzinapa) y por eso han preferido otras opciones, lamentó.