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Ver día anteriorDomingo 6 de septiembre de 2015Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Para el cambio, acercamiento y organización
H

asta los empresarios están en el momento de más bajo índice de confianza. Ya no digamos trabajadores, campesinos, estudiantes, profesionistas…

Pero estos sectores están lejos de pensar, ya no digamos de actuar, unificadamente. Las pasadas elecciones fueron una muestra de una gran división.

Hay que volver a decirlo: con todas las unificaciones y divisiones que hemos vivido en lo que ampliamente podríamos llamar oposición real, las tres últimas elecciones presidenciales se repartieron en dos, que actualmente podemos calificar como derechistas a ambos: PRI y PAN. Los tres gobernantes, por ejemplo, entregaron actividades importantes de Pemex, y propiedades, a trasnacionales, aunque el actual gobierno priísta lo está haciendo en la mayor escala.

Todos los movimientos, movilizaciones, discusiones, y demás acciones de lo que ampliamente podríamos llamar izquierda, les permitieron a varios, tal vez muchos, puestos de diputados, senadores, presidentes municipales, algunos gobernadores y más. Pero el poder, que reside en la Presidencia, lo tiene la derecha, tal vez ahora la posición más derechista desde la Revolución.

El gobierno se debilita en varios sentidos. Pero no se ve un proceso que apunte a la formación de una amplia alternativa. No sólo hay partidos y organismos políticos en esta alternativa, hay organizaciones sindicales más o menos independientes, organismos campesinos y ejidales, populares y vecinales, y tal vez otros más.

Y hay, como vimos al principio, desconfianza incluso en empresarios. Sería muy saludable que se abriera un proceso de comunicación, como primer paso, entre todos ellos o por lo menos entre algunos.

Habría que definir objetivos comunes en cada caso. Y que esos objetivos vayan apuntando al cambio. Ya ha habido acciones que pueden apuntar en este sentido, movimientos, organizaciones y demás.

Primero, queremos recordar que ya hemos tenido momentos de cambio importantes dentro del régimen presidencial. Los principales fueron:

A partir de 1936, y sobre todo 1938, el gobierno de Cárdenas que entre sus principales cambios fueron la expropiación petrolera y el desarrollo de la industria estatal de servicio eléctrico, derechos de los obreros y campesinos, profundización de la reforma agraria e impulso a los ejidos, y otros.

Especialmente a partir de 1960, el gobierno de López Mateos nacionalizó la industria de servicio eléctrico y prohibió el contratismo en Pemex, ambos en el artículo 27 de la Constitución.

Algunos objetivos comunes pueden ser:

Hay un programa general: defensa de la independencia de México, en especial ahora la del petróleo y la de la industria eléctrica. Además de devolverse a la nación todo lo que se le ha robado, es preciso respetarle al sector sus recursos para que cumpla sus funciones, y que pueda administrar, con personal calificado y honesto, las operaciones y el funcionamiento en general.

Otro planteamiento general: persecución de la corrupción, cualquier funcionario que la cometa no sólo debe ser despedido, sino que debe ser encarcelado. La corrupción en gran escala debe ser castigada con las penas más severas.

Restitución de la integridad de las empresas públicas. Pemex empresa única. No debe ser un medio de reparto de huesos entre los cuates, ni un medio de debilitamiento ante las trasnacionales, que ellas no se autofraccionan.

No se debe expropiar la tierra ni el agua de campesinos, ejidos o pueblo en general, en beneficio de trasnacionales para sacar petróleo o gas. En general, este método de saqueo debe ser prohibido, como ya lo está en regiones y países civilizados.

Debe aumentarse la producción nacional de petróleo y gas, para eliminar las importaciones. También debe sustituirse la producción de electricidad con gas con la que usa agua, viento y geotermia, en los lugares que lo permiten.

Estímulos al empleo, sobre todo al productivo.

Regresar a una educación completa, general, veraz y civilizada.

Restablecer condiciones de trabajo sano, productivo y colectivo. Democracia sindical y ­campesina.

Preferencia a las formas colectiva y campesina de cultivo, sobre el uso del suelo por trasnacionales.

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