Opinión
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Penultimátum

Abusos de Amazon

U

n año después de que Amazon sostenía un conflicto comercial con las más importantes editoriales de Estados Unidos y Alemania por los márgenes de beneficios sobre los libros electrónicos, la empresa fundada por Jeff Bezos se instala en México.

Lo hace cuando controla más de 60 por ciento del mercado editorial en Estados Unidos y 25 por ciento en Alemania. En el caso de los libros electrónicos, es quien marca la pauta al lado de Apple. Como Amazon es una empresa secretísima, se desconoce a cuánto asciende el número de Kindles, su lector de libros electrónicos, y cuánto representa el sector libros sobre sus ventas totales. The New Yorker los calculcó en 7 por ciento en el mundo. En cambio sí se conocen sus ventas netas anuales: 100 mil millones de dólares.

De lo que parece no haber duda es de que la empresa de Bezos pierde dinero en la venta del libro electrónico con la finalidad de ofrecer precios más bajos que sus competidores. Cuando la negociación con las editoriales no responde a sus intereses, entonces la compañía las penaliza: los plazos de envío se alargan indefinidamente, desaparece el botón para poder encargar un libro por adelantado (muy útil para el vendedor y para el editor, que puede prever mucho mejor sus tirajes), los precios se disparan. Tal como ya le ocurrió a la poderosa francesa Hachette (vende en Reino Unido 78 por ciento de sus libros electrónicos a través de Amazon y 60 por ciento en Estados Unidos). Algo semejante sucede con la sueca Bonnier Media Group y la productora de Películas Tim Warner. El margen de negociación de las tres es, por tanto, muy pequeño.

Cuando Bezos dijo ver las editoriales como un leopardo contempla a una gacela enferma, recibió severas críticas de los principales medios internacionales, que acusan al empresario de utilizar prácticas chantajistas e intimidatorias. La ministra de Cultura de Francia, Aurélie Fillippetti, llamó a la Unión Europea a vigilar la tentaciones de Amazon de abusar de su posición dominante, de chantajear a los editores al restringir el acceso del público a los libros de sus catálogos para imponerles condiciones comerciales más duras, intolerables. Y recordó que el libro no es una mercancía cualquiera.

En México ya Amazon ofrecía libros electrónicos y su lector Kindle. Ahora también vende aparatos electrónicos, ropa, juguetes y videojuegos, por ejemplo. Garantiza a los consumidores entregarlos en un día. Cuando las compras por Internet crecen aceleradamente en el país, la empresa de Bezos competirá en precio y servicio especialmente con las grandes cadenas de supermercados y las tiendas departamentales. En cuanto al libro electrónico, editores, lectores y autoridades gubernamentales deben actuar, hacer frente común, para que Amazon no abuse ni evada impuestos, como es su costumbre.