Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Suplemento Cultural de La Jornada
Domingo 30 de agosto de 2015 Num: 1069

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Hablar sobre
Pedro Páramo

Guillermo Samperio

Instantánea
Marcos García Caballero

Kati Horna, vanguardia
y teatralización

Adriana Cortés Koloffon entrevista
con José Antonio Rodríguez

Asbesto: un
asesino en casa

Fabrizio Lorusso

Uno más de
esos demonios

Edgar Aguilar

¡Gutiérrez Vega, a escena!
Francisco Hernández

Manuel Ahumada,
testimonio y transgresión

Hugo José Suárez

Leer

ARTE y PENSAMIENTO:
Bitácora bifronte
Ricardo Venegas
Monólogos compartidos
Francisco Torres Córdova
Mentiras Transparentes
Felipe Garrido
De Paso
Ricardo Yáñez
La Otra Escena
Miguel Ángel Quemain
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
Las Rayas de la Cebra
Verónica Murguía
Cabezalcubo
Jorge Moch
Galería
Jaime Muñoz Vargas
Cinexcusas
Luis Tovar


Directorio
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La Jornada Semanal

 

Ricardo Venegas
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Polvo de esperanza, Gabriela Turner

En 1995 Ediciones Eternos Malabares, que este 2015 cumple su XX aniversario como difusora de la literatura de calidad, publicó el poemario Desde la habitación de los años, de Gabriela Turner Saad. En esa década Gabriela exploraba la poesía desde la experimentación: “Arcos ascendentes/ amputan  aire. Arriba andan./ Aprisionados/ apalean al azul/ alargan amarillos/ abren algodones./ Abanicos acróbatas/ agitan antorchas ámbares./ Ángeles  ásperos/ acorazan abadías./ Abrigan alboradas.” Otro: “Úneme./ Ungüéntame./ Ungida,/ usurpo un umbral último,/ un ultramar urgente.”

Los poemas bajo el uso de una constante se abrieron paso y consignaron un oficio que se fue haciendo a sí mismo; lo que en la prosa podría haber sido un defecto, en la poesía es una aliteración que marca un ritmo cargado de sentido.

Gabriela Turner Saad nació en Monclova, Coahuila, en 1962. Estudió Lengua y Literatura Hispánicas  en la UNAM, la maestría en Filosofía e historia de las ideas en la Universidad Autónoma de Zacatecas. Cursó el diplomado de la Escuela de Escritores de la Sogem, en el cual fue alumna de poetas como Carlos Illescas, Óscar Oliva y Enriqueta Ochoa. Es autora de los libros Felices y perturbados (1990) Más sobre la máscara (1999) Bocanada (2001) Septenario (2001) y Polvo de esperanza (2013), entre otros. De este último hay hallazgos: “Amo la música/ que inicia con el amanecer/ y evoca los susurros perdidos/ la frescura que aclara/ el valle y lo vuelve visible./ Amo la menta/ que honra a la garganta/ para suavizar el sabor melancólico/ de la misión de la sangre”. Gabriela mira muy lejos, su mirada traspasa el paisaje; el tiempo y el arte de la perseverancia son visibles en sus poemas, pero no lo vitorean, lo testifican. 

Desde su título, el volumen rememora a Xavier Villaurrutia: “¡Seré polvo en el polvo y olvido en el olvido!”, a Elías Nandino con “Eternidad del polvo” (1970), o al caballero que fue don Francisco de Quevedo y Villegas con su “Polvo serán, mas polvo enamorado”. De la poesía clásica de los Siglos de Oro a los Contemporáneos, los poemas de Gabriela Turner pasan por diversas tradiciones. Las voces de Abdullah Ansari y Rabindranath Tagore avalan el camino elegido por una escritora que con el libro En medio de la bruma obtuvo el Premio Nacional de Poesía Tinta Nueva 2015. 

El “sólo un poco aquí” de Nezahualcóyotl aparece como una reivindicación de lo que el general Vicente Riva Palacio aseguraba sobre la poesía mexicana cuando decía que se trataba de una poesía crepuscular. Turner Saad lo sabe: “todo cuanto mires será vocablo,/ letra a letra pasarán los nombres,/ descenderán inevitables hojas secas:/ serás palabra invisible,/ sin rastro, sin contorno,/ solamente, ausencia”.  

Poemas que transitan por la delgada línea de la existencia, Polvo de esperanza es también una elegía a la madre de la autora, un homenaje entrañable desde la voz: “Mi corazón late pleno./ Dono mi ropaje,/ abran las puertas/ ábranlas.”