Sociedad y Justicia
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En Sonora refutan la versión oficial de que ya no hay contaminación

Mar de mentiras, a un año de la peor tragedia ambiental minera

Cada día documentan hasta 30 nuevos casos de daños a la salud

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Un año después del derrame de 40 millones de litros de desechos tóxicos en los ríos Sonora y Bacanuchi continúan las afectaciones a la salud, por lo que muchos pobladores de la zona aledaña al afluente prefieren comprar garrafones de agua provenientes de otras regionesFoto Ulises Gutiérrez Ruelas
Corresponsal
Periódico La Jornada
Jueves 6 de agosto de 2015, p. 34

Hermosillo, Son.

A un año de la peor tragedia ambiental en la historia de la minería en el país, el río Sonora corre hoy por un mar de mentiras, según habitantes de los municipios de Aconchi, Banámichi, Arizpe, San Felipe de Jesús, Huépac, Ures y Baviácora, afectados por el derrame de 40 millones de litros de lixiviados de cobre a los ríos Sonora y Bacanuchi, provenientes de la mina de Cananea, propiedad de Grupo México.

La población desconfía de todas las versiones oficiales que hablan de un río libre de contaminantes y de una economía revitalizada, ante los muchos casos nuevos de afectaciones a la salud –se documentan hasta 30 cada día– y el incumplimiento de promesas que les hicieron en septiembre pasado, como la instalación de 36 plantas potabilizadoras de agua, construcción de una clínica de especialidades en el municipio de Ures y pago de compensaciones económicas por daños a comercio, agricultura, ganadería y turismo, del que dependen 25 mil habitantes en la zona perjudicada.

Antes del derrame de tóxicos de la mina Buenavista del Cobre, Adolfo López, habitante del municipio de Banámichi, solía trabajar sus tierras y al terminar la jornada se introducía al río a lavarse y tomar agua. Hoy ve que al menos dos de sus familiares enfermaron en los últimos meses por tener contacto con el afluente, y sus tierras quedaron severamente afectadas.

Hablan desde cientos de kilómetros de distancia

Considera que la sospecha ante las versiones oficiales son fundadas, pues Grupo México, el Fideicomiso Río Sonora y el gobierno federal aseguran que el río está limpio, pero basta mover un poco la tierra en áreas aledañas al afluente para observar los contaminantes.

Reprochó que quienes hablan de un río limpio y pozos libres de contaminantes lo hacen a cientos de kilómetros de distancia, sin ver lo que para ellos es evidente, sin conocer la realidad que rebasa cualquier versión oficial. Esa contaminación la tenemos ya en nuestras casas, en nuestras tierras, dijo.

Explicó que su familia no bebe agua proveniente de la zona: a diario compramos los garrafones de agua que no sea de la región, porque no tenemos confianza; aquí las purificadoras no tienen el sistema de ósmosis inversa, necesario para separar metales pesados, y es el pleito que tengo a diario con mis hijos; les prohíbo que tomen agua que no sea de garrafón, pero no puedo evitar que al lavarse los dientes o bañarse lo hagan con el agua de la red.

Por el derrame de Grupo México, señala, hemos tenido afectaciones fuertes en la economía familiar y agrícola, y nada ha sido resarcido, como dicen ellos.

Recordó que entre agosto y septiembre del año pasado, el río Sonora llevó agua contaminada en tres ocasiones, líquido que inundó todas las tierras de cultivo aledañas al cauce. Nos afectaron las siembras de cacahuate, alfalfa, maíz, caña y nuez, por lo que perdió miles de pesos invertidos en sus tierras, al norte de Banámichi, y que de la noche a la mañana pasó a una economía de subsistencia.

La limpieza del río jamás se realizó. ¿Cómo pueden decir que el agua y el alimento no están contaminados, si los metales pesados están ahí pegados a la tierra? Llega uno a las parcelas y luego luego ve la mancha amarilla y naranja que quedó luego del derrame; a mí no me han pagado compensación alguna por las tierras, narró Macario Degollado, agricultor del municipio de Aconchi.

En tanto, la organización no gubernamental Red Fronteriza de Salud y Ambiente exigió a los gobiernos federal, estatal y municipales no permitir que se inyecte a la red de agua potable de Hermosillo el líquido de la presa Abelardo Rodríguez, porque según el grupo, hay indicios de que estaría contaminada con metales pesados provenientes de los ríos Bacanuchi y Sonora.