Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Suplemento Cultural de La Jornada
Domingo 19 de julio de 2015 Num: 1063

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Esquirlas que dialogan
con José Ingenieros

Juan Manuel Roca

Pelear para sobrevivir
en la naturaleza

Renzo D’Alessandro
entrevista con Havin Güneser

Travesía
Mariana Pérez Villoro

La vida con Toledo
Antonio Valle

El imprescindible Toledo
Germaine Gómez Haro

Canicular
Tour de France

Vilma Fuentes

Leer

ARTE y PENSAMIENTO:
Bitácora bifronte
Jair Cortés
Las erinias
Olga Votsi
Mentiras Transparentes
Felipe Garrido
Al Vuelo
Rogelio Guedea
La Otra Escena
Miguel Ángel Quemain
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
Las Rayas de la Cebra
Verónica Murguía
Cabezalcubo
Jorge Moch
La Casa Sosegada
Javier Sicilia
Cinexcusas
Luis Tovar


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La Jornada Semanal

 

Manifestantes kurdos en Bolonia, Italia. Foto: Petar Milošević (CC BY-SA 4.0) Fuente: www.wikiwand.com

entrevista con Havin Güneser

Renzo D’Alessandro

Ingeniera, periodista y activista kurda a favor de los derechos de la mujer
La lucha es contra el patriarcado y el capitalismo

Su pelo tiene el color de una cima nevada, como el de las montañas de Anatolia, por ejemplo, las mismas que han visto crecer a miles de kurdos que se han rebelado en el último siglo, hasta en veintinueve ocasiones, para ser reconocidos como pueblo en el Medio Oriente. Havin Güneser, activista internacional de origen kurdo, ha estudiado cada una de estas revoluciones dentro y fuera de esas montañas. El objetivo, para ella, es extender el eco de la lucha que actualmente enfrenta el Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK) y su brazo armado, una guerrilla de unos 50 mil combatientes de los que una cuarta parte son mujeres armadas con kalashnikovs. La bala más afilada, sin embargo, se encuentra en su pensamiento, que les otorga el derecho de ser autónomas en una sociedad ancestralmente dominada por el hombre.

“Cada quien debe romper sus propios muros mentales antes de pelear contra la otra persona, contra el capitalismo, o lo que sea. Esta es una cuestión fundamental para el movimiento kurdo de liberación. Antes de recrear espacios autónomos hay que romper las características que el patriarcado y el capitalismo han creado”, afirma Güneser, invitada como ponente al Seminario del Pensamiento Crítico Frente a la Hidra Capitalista, organizado por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en San Cristóbal de las Casas, Chiapas.

El de las mujeres es sólo una más de las batallas que se viven actualmente en el Kurdistán. La milicia kurda combate al Estado Islámico (ISIS) en una región convulsionada por la guerra civil en Siria y la inestabilidad de países como Iraq o Irán. Desde 2011, las bases de la guerrilla del PKK en Siria actuaron para contener las acometidas del isis, el grupo yihaidista responsable, entre otros, de las decapitaciones del periodista estadunidense James Foley o el japonés Kenji Goto.

En su intento por extenderse hacia la ciudad de Kobane, en la frontera siria, el ISIS ha encontrado un muro infranqueable, afirma Günesser. Las ciudades orientales del Kurdistán están prácticamente protegidas sólo por el partido homólogo del PKK en Siria, el Partido de la Unión Democrática (PYD), y su brazo armado, las Unidades de Protección Popular (YPG), que hasta hoy resisten las embestidas del Estado Islámico.

En entrevista exclusiva con La Jornada Semanal, Güneser explica que el pkk no actúa contra una organización o un gobierno en particular, sino contra toda posibilidad de vivir bajo un régimen fundamentalista que impida el proceso democrático y la autonomía por la que llevan luchando más de un siglo en el Kurdistán.

Según Güneser, ninguno de los gobiernos en la región ha sido una alternativa para el pueblo kurdo, como tampoco lo fueron las guerras iniciadas por el gobierno de Estados Unidos en Iraq o Afganistán, o su intervención indirecta para manejar el impulso de cambio de la población en Libia o Egipto, que ahora atraviesan una profunda crisis social y política.

“Estamos de acuerdo con que el régimen de Al-Asad (en Siria) es malo, pero La Armada para la Liberación de Siria no es mejor. Entonces no apoyamos a ninguno. Los apoyaríamos sólo si ellos están de acuerdo en que exista más democracia, autonomía o derechos humanos. Pero nadie de la Armada para la Liberación Siria aceptó esto. En el isis la mayoría son mercenarios con dinero que creen que van a ir al cielo. Ellos pelean con un imaginario, pero el imaginario de los hombres y mujeres kurdos es para una vida con libertad, sin colonización, sin explotación, sin clases sociales”, afirma Güneser.

Aunque no renuncian todavía a la independencia del pueblo kurdo, la propuesta actual del PKK es un confederalismo donde las diferentes minorías étnicas en la región puedan desarrollar una autonomía política y social. La propuesta nace dentro de un rompecabezas geoestratégico con múltiples detractores, uno de ellos el gobierno turco. Desde la creación del PKK en 1978, Turquía se ha opuesto a ceder a las pretensiones kurdas, presionando a la Unión Europea y a Estados Unidos para que declaren a las milicias kurdas “grupo terrorista”, aunque de hecho nunca hayan atacado intereses occidentales.

“No es un ejército, sino una idea de autodefensa. Cuando uno dice ‘ejército’ se escucha muy militar, y esto no es militar, sino la defensa de la vida propia, la de otros y de la sociedad. En ese sentido, nuestros mártires son muy importantes. Ellos desafiaron todas estas políticas: el patriarcado kurdo, el capitalismo, el regionalismo impuesto, los poderes hegemónicos de Turquía, Irán, Iraq, Siria… Y quisieron establecer la meta de por qué lo hacían, por qué daban sus vidas. Lo hicieron por una vida que imaginaban diferente. Esta es la razón por la cual kurdos y kurdas pelean.”

En ese combate la mujer ha sido una pieza clave, explica la activista. Una tercera parte de la guerrilla que actualmente enfrenta al isis en Siria o que lo ha hecho en Turquía desde principios de los años ochenta del siglo pasado, está conformada por mujeres. Las mujeres kurdas han comprendido que no necesitan la hegemonía del hombre para sobrevivir, dice Güneser, y han ganado espacios en la sociedad inverosímiles hace tres décadas.

“Ellas no son libres del todo, son cinco siglos de esclavitud, pero ahora luchan por su cuenta y discuten cómo pueden vivir como mujeres. Las primeras mujeres del movimiento de liberación kurdo comenzaron en el PKK, no en la sociedad. Estas mujeres líderes tenían que ser progresistas por ellas mismas y paralelamente en sus sociedades, porque no puedes tener solamente miembros del partido peleando. Ahora toda la sociedad está creando esta dinámica para empujar el desarrollo.”

Parte de las propuestas sociales del pueblo kurdo sigue llegando de su máximo líder, Abdullah Ocalan, condenado en Turquía a cadena perpetua desde 1999 por cargos de “terrorismo y separatismo armado”. Ocalan se encuentra confinado con otros cinco ciudadanos kurdos ligados al PKK en Imrali, una isla en el mar de Mármara donde, a pesar de la incomunicación, el líder nacionalista ha seguido tejiendo, según Güneser, los pasos de una política conciliatoria basada en la autonomía.

Aunque las negociaciones con Turquía están estancadas, el PKK depositó esperanzas en las elecciones presidenciales del pasado 7 de junio en el país otomano. Güneser apela a la unidad de organizaciones y colectivos internacionales que hagan converger las propuestas sociales y estudiar los procesos autónomos, como el caso del EZLN en México. Sobre el movimiento zapatista, Günesser afirma que existen similitudes con el movimiento de liberación kurdo que tienen que ver con un escenario geográfico y una mirada al pasado. Para Güneser, la montaña y el pueblo kurdo, como la selva para los zapatistas, es el vínculo natural con la revolución.

“Gracias al territorio son capaces de crear este prototipo de una alternativa de sociedad para el futuro. Haciendo esto es como se dan cuenta de que el capitalismo y sus estructuras no existen materialmente ahí, pero sí existen en sus pensamientos. Una de las mujeres comandantes en la organización dentro del Partido, una mártir que murió hace tres años, dijo algo muy importante: ‘Peleamos para sobrevivir en la naturaleza’, porque luchaban en lo salvaje de las montañas, intentaban pelear y sobrevivir en la naturaleza”, afirma.