Opinión
Ver día anteriorMartes 14 de julio de 2015Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Dos ángeles de Leonardo
E

n justicia hacia Giovanni Sacanni, director de la Biblioteca Real de Turín, quiero mencionar el pormenorizado e interesante ensayo que escribió sobre los orígenes, el decurso y la colección que resguarda esa institución, que es la responsable de la totalidad de los préstamos de dibujos de Leonardo. Así pudo lograrse la muestra leonardesca que enfrenta a los dos artistas más influyentes del Renacimiento adjuntando además la presencia indirecta del tercer integrante de la tríada: Rafael Sanzio, a quien aludió un poeta con la siguiente frase: dal gran pictor d’urbino, il penello divino.

Igual se habló de la divinidad de Miguel Ángel y por su parte Keneth Clark aseveró que uno de los dibujos ahora exhibidos, el que corresponde al ángel de La Virgen de las Rocas, es, me atrevo a decir, uno de los más bellos dibujos del mundo (one of the most beautiful), así el crítico inglés demostró ser más cuidadoso que sus colegas, pues no puede hablarse de el más bello dibujo del mundo, cada época deja huellas de belleza si bien la idea de belleza de Leonardo pudiera literariamente simbolizarse con este dibujo.

La nota que lo comenta dice: esta joven mujer de mirada evocadora ha sido reconocida desde hace mucho como uno de los pináculos en la búsqueda de Leonardo de la belleza celestial en los rostros de los simples mortales. ¿Quién ha aseverado que el posible modelo de Leonardo para el ángel es una joven mujer? No digo que he consultado el meollo principal de la bibliografía al respecto, pero ninguno de sus estudiosos serios, actuales o tempranos han sostenido cosa semejante.

Que Leonardo tenía y buscaba modelos es cierto (sobre todo tratándose de las cabezas llamadas grotescas), pero también los ideaba. Leonardo era entre muchas otras cosas ingeniero militar, un teórico que dejó más de 6 mil anotaciones sobre diversas disciplinas. Las que conciernen a la pintura, al dibujo y en general al arte fueron reunidas por Francesco Melzi con el título Tratado de la pintura y desde su primera edición (1651) se volvió lo que ahora llamaríamos un best seller, apoyado además por los más de cien mil dibujos que según el conteo de Windsor son no atribuidos, sino autentificados, cosa que va de acuerdo con su manera de proceder, que tendía a glorificar el momento presente y todas las cosas de la naturaleza. Si hubiera vivido en tiempos de la fotografía habría fotografiado cada hora del día, y, además de vegetales y organismos, centenares de adminículos como cadenas, nudos, caídas de agua, palancas, engranes, rodajas, además del vuelo de pájaros y mariposas.

Por eso produjo tantísimos dibujos que alimentan su memoria, su capacidad de absorción de conocimientos era incomparable y en otro aspecto lo llevó a dejar cosas inacabadas o bien a experimentar con métodos inadecuados, como sucedió con La última cena, cuyos vestigios se conservan en Milán. Los ángeles, seres creados por Dios para su ministerio, son espirituales, es cierto, se representan como niños o jóvenes alados, es decir, de ser mujeres, son victorias no ángeles. Estos son andróginos si atendemos a cuestiones platónicas.

El ideal de belleza de Leonardo no fue una mujer (creeríamos por su fama que fue Mona Lisa). Pero esto no es cierto, ella es quizá el retrato más logrado que pintó como presencia naturalista, su ideal fue Giacomo Salai, uno de sus jóvenes asistentes, no muy bien portado, según anotó Leonardo en uno de sus manuscritos en el que deja saber el día en que el chico de 10 años llegó a vivir con él, 11 de julio de 1490, día de la Magdalena. Su belleza, su gracia y su abundante pelo rizado que le causaba delicia, su belleza en fin, compensaron de sobra el hecho de que fuera glotón, mentiroso, aprovechado y ratero. Estos calificativos son de mano del propio maestro.

El dibujo comentado se acompaña de otro menos conocido, algo maltratado, pero igualmente interesante, que corresponde a otro ángel, el que Leonardo pintó en el cuadro de Andrea Verrocchio sobre Bautismo de Cristo. Ese cuadro, según estudios realizados, es un temple que fue repasado en partes con óleo y desde que fue pintado se supo y se anotó que la figura del ángel en el extremo izquierdo fue pintado por Leonardo.

El dibujo expuesto, una cabeza casi de perfil, sin duda corresponde a ese ángel realizado también en lo que se denominaba punta de plata (instrumento de mina con punta afiladísima capaz de incidir duramente en el papel) realzado con aguadas amarillas y zonas de blanco.

En la exposición la pieza llamémosle de resistencia es el códice del vuelo de los pájaros que se presenta abierto en la página que ostenta los dibujos del Palazzo Caprini: alzado, planta y variaciones. Es por su variedad una sección muy bien elegida para presentar el volumen abierto, pero quizá se hubiera necesitado exhibir también una de las ediciones facsimilares que el público pudiera hojear aunque fuera de paso.

La muestra contiene alguna de las cabezas ilustrativas de el ideal de la fealdad parangón del título elegido para esta exposición.