Sociedad y Justicia
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Hace más propensos a individuos a desarrollar males crónico-degenerativos

Especialistas alertan sobre los daños de la grasa que se acumula entre vísceras

Tejido difícil de detectar, particularmente en personas delgadas, afirman médicos estadunidenses

 
Periódico La Jornada
Sábado 11 de julio de 2015, p. 30

No sólo la grasa subcutánea genera problemas de salud a la población; también la grasa visceral, aquella que se encuentra entre los órganos y provoca inflamaciones, alertó Luis Pacheco, director médico de la unidad de cuidados de transición del Centro Médico del Hospital de California.

En conferencia de prensa, acompañado por Matthew Tripp, director científico del Centro Hughes para la Investigación e Innovación de Utah, Estados Unidos, y de Pedro Larreal, director de Nature’s Sunshine, detalló que la grasa que se encuentra entre las vísceras también hace más propensas a los individuos a desarrollar síndrome metabólico.

“Tenemos diferentes tipos de grasa. Lo que vemos por fuera se conoce como grasa subcutánea –por ejemplo, la llantita–, pero también existe la grasa visceral, que está alrededor de los órganos. Ésta es más difícil de detectar, especialmente en personas delgadas; uno puede pensar que no sufren de ella, pero ocurre. Se puede estar delgado por fuera y tener acumulación de grasa en las vísceras y empezar con inflamación crónica también”, dijo.

Detección mediante estudios especializados

Detalló que la inflamación se debe a que en la grasa hay muchas sustancias químicas, como hormonas que inciden en la inflamación y producen trastornos como el síndrome metabólico, y de ahí la diabetes y sus complicaciones.

Destacó que el acomodo de la grasa, abdominal o visceral, depende de cada individuo, por lo que no necesariamente primero se acumula bajo la piel y después alrededor de los órganos. Señaló que esta última se puede detectar mediante “exámenes radiológicos sofisticados o análisis de sangre”, pues la grasa se traslada por el torrente sanguíneo.

Apuntó que el estrés también contribuye al desarrollo del síndrome metabólico porque aumenta los niveles de cortisol, lo que eleva la insulina, y se genera un círculo vicioso de más inflamación, más gordura y diabetes. Al aumentar la insulina después hay un rebote, el azúcar baja demasiado y da hambre.

Pacheco, Tripp y Larreal citaron que según la Organización Mundial de la Salud en 2014 más de mil 900 millones de personas de 18 años o mayores tenían sobrepeso, de los cuales más de 600 millones eran obesos.

Asimismo, los especialistas resaltaron que cada vez existen más evidencias científicas que asocian una pobre nutrición con la aparición de enfermedades crónico-degenerativas como obesidad, diabetes, cáncer y cardiovasculares.

Tripp aseveró que la inflamación crónica causada por una mala nutrición y el desequilibrio de la microbiota intestinales se asocia con la aparición de severas disfunciones metabólicas y enfermedades crónico-degenerativas.

El equilibrio de la microbiota lo tenemos o no, a partir de lo que comemos, por lo cual su desbalance puede llevar a alteraciones metabólicas, explicó.

Finalmente, Luis Pacheco hizo un llamado a consumir proteínas de alta calidad, más verduras (la recomendación es 400 gramos al día, pero en México sólo se consumen 120) y grasas saludables, así como a dejar de ingerir carbohidratos simples.