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Número Especial mayo junio 2015 No 199

La construcción de un puerto
sobre arrecifes: el caso de Veracruz

Horacio Pérez España
Instituto de Ciencias Marinas y Pesquerías, Universidad Veracruzana
Correo electrónico: [email protected]


Fotos: Manuel Victoria

Cada una de las personas que habitamos el planeta requerimos alimento, vivienda, educación y transporte, y cada una de estas actividades genera impactos sobre los recursos naturales. A la población humana le llevó más de 10 mil años alcanzar mil millones de habitantes; actualmente somos 7 mil 311 millones. La zona costera –entendida como la franja de tierra cercana al mar y la zona de mar cercana a la tierra– es una de las más afectadas ya que tarde o temprano todos los ríos acarrean hacia el mar los contaminantes y descargas urbanas. Aunado a esto, en las zonas costeras del mundo habita más de la mitad de la población humana y además es en su parte acuática donde se encuentra la mayor cantidad de recursos explotados y la mayor biodiversidad. Esta última se halla asociada a los arrecifes coralinos y cuya distribución se restringe a zonas someras, en muchos casos justo junto a la costa.

El área conurbada de Veracruz-Boca del Río es una de las ciudades costeras más grandes de México, con un crecimiento urbano acelerado que demanda más recursos, lo cual implica un mayor impacto en el medio ambiente. Frente a esta ciudad se encuentra uno de los puertos más grandes del país. Pero según afirman los directivos de la Administración Portuaria Integral de Veracruz (APIVER), después de muchos años de mantener un tamaño constante, el puerto requiere de una ampliación para dar respuesta al incremento en la demanda de transporte de mercancías así como para tener la posibilidad de recibir barcos más grandes, que actualmente no caben en el recinto portuario.

Ante esta necesidad se decidió ampliar el puerto, para lo cual hubo que modificar, por decreto presidencial, el anterior polígono del área natural protegida Parque Nacional Sistema Arrecifal Veracruzano (PNSAV). Esto debido a que el puerto se encuentra rodeado de arrecifes que pertenecían a dicho parque. Dado que las escolleras que delimitarán el nuevo puerto se ubicarán sobre o muy cerca de arrecifes, se esperan efectos adversos directos para la salud arrecifal.

Además, a mediano o largo plazo el efecto podría extenderse a la mayoría de los arrecifes ubicados frente a la ciudad. Los arrecifes del PNSAV son especiales ya que es el área de arrecifes más grandes del oeste del Golfo de México. Albergan una gran cantidad de especies, protegen a la ciudad del embate de olas y huracanes y proveen alimento y recreación para la población local, regional y nacional. Desde el punto de vista histórico, tienen también gran relevancia ya que son la causa del establecimiento de la ciudad en este lugar, pues brindaron resguardo del mal tiempo a las naves españolas así como material de construcción para edificar la urbe.

La ampliación del puerto ofrece la creación de miles de empleos, así como una derrama económica debido a las obras de construcción. Sin embargo, plantea también grandes retos ya que se prevé que las fuentes de empleo atraigan a una población mayor, que requerirá vivienda y servicios urbanos en un área en la que ya existen grandes carencias de servicios públicos y graves problemas de seguridad.

Socialmente ya ha traído problemas entre los pescadores pues existe división entre los que están a favor de la ampliación del puerto y aquellos que han optado por la protección de sus zonas de pesca. En las negociaciones con los pescadores durante 2012, se decidió dejar dos arrecifes como zonas núcleo. Se prohíbe la pesca en esta zona. Sin embargo, en el decreto expedido se estableció como área núcleo una zona mayor a la originalmente planteada, lo cual trae ahora conflictos entre los pescadores y las autoridades, pues estas áreas de prohibición de pesca son zonas donde se capturan varias especies.

Por otro lado, los arrecifes que serán sepultados con la ampliación del puerto son un punto de reunión de migraciones de peces y tiburones, por lo que las nuevas obras seguramente afectarán el patrón de corrientes y con ello las rutas de migración de estas especies.

Además, estas corrientes marinas acarrearán el sedimento y nutrientes que se levante durante las obras de dragado (consiste en hacer más profundo un sitio extrayendo la arena del fondo), y actualmente la sedimentación sobre los corales y el exceso de nutrientes son ya un problema en los arrecifes de esta zona.

Desde un punto de vista biológico se prevé que afectará la diversidad existente al destruir de manera directa uno de los arrecifes que componen el sistema; sepultará por acumulación de arena a los arrecifes ubicados al sur de las escolleras cercanas a la ciudad. Estos arrecifes –llamados La Gallega y Galleguilla– ya han sido afectados previamente con la construcción del puerto actual.

Uno de los arrecifes cercanos al puerto es La Blanquilla, que en 1975 fue declarado como área de refugio para la protección de flora y fauna, debido a su riqueza de especies. Este arrecife, junto con La Gallega y Galleguilla, se caracterizan por tener una alta abundancia de especies endémicas de peces, es decir, que solo se encuentran en los arrecifes veracruzanos.

A nivel mundial, los arrecifes presentan graves problemas debido a la acción del hombre (sobrepesca, contaminación, construcción de infraestructura); se manifiestan como una disminución de la cantidad de corales y los que quedan muestran enfermedades con mayor frecuencia; se expresa también como un aumento en la cantidad de algas y una disminución de la abundancia y talla de los peces. Estos problemas se presentan ya en los arrecifes de Veracruz y se prevé que con la ampliación del puerto se multipliquen, lo cual llevaría en el largo plazo al fin de uno de los últimos oasis de vida que quedan en el oeste del Golfo de México.

Este escenario tan negativo es posible por el desconocimiento –y con ello desinterés– de la mayoría de la población local que ignora la importancia de sus arrecifes. A la manipulación de la información científica por parte de las autoridades y algunos investigadores que deberían velar por la protección de los recursos de las áreas naturales protegidas. Igualmente, a los poderosos intereses económicos que no tienen la intención de velar por el bienestar de la población mexicana en el largo plazo.

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