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En Zonda, el director va de lo tradicional a lo experimental

Carlos Saura documenta viaje por la música y la danza folclórica argentina
 
Periódico La Jornada
Jueves 28 de mayo de 2015, p. a10

Buenos Aires.

Hace unos años el director español Carlos Saura conoció al músico argentino Polo Román, ex integrante del grupo folclórico Chalchaleros, y recordó lo mucho que había escuchado a esa agrupación y a otras del país sudamericano en otros tiempos. Muy pronto le surgió la idea de hacer una película sobre la música popular de Argentina en la línea de lo que ya había hecho con Fados (2007), Tango (1998) y Flamenco (1995).

El resultado es Zonda, folclor argentino, documental que se estrena este jueves 28 en el país sudamericano, donde propone un recorrido por la música y la danza de raíz folclórica argentina, desde lo más tradicional a lo más experimental.

El filme incluye, entre muchos otros, a artistas masivos como el Chaqueño Palavecino, Jairo y Soledad; otros que son grandes referentes, como el guitarrista Juan Falú, la cantante Liliana Herrero o el charanguista Jaime Torres; algunos más experimentales, como Gabo Ferro y Luciana Jury; a innovadores, como Carlos Negro Aguirre, Pedro Aznar y Luis Salinas, y a una leyenda viva de la música argentina: Vitillo Ábalos, de 93 años.

La investigación para esta cinta comenzó hace tres años con viajes que Saura realizó junto con los productores al norte argentino y a San Juan. De esa provincia en el oeste del país, Saura se llevó el título para la película: el zonda es un viento de esa región, intenso y cálido, que baja desde el norte.

El cineasta, de 83 años, director de más de 40 largometrajes, entre los que se cuentan ¡Ay, Carmela! (1990), Carmen (1983) y Cría cuervos (1976), seleccionó personalmente a los músicos y las canciones a partir de las propuestas de Lito Vitale, director artístico, y Marcelo Schapces, productor.

La filmación de este musical en estado puro, como lo llama Saura, se realizó en un enorme galpón del barrio de La Boca, en Buenos Aires, con una puesta en escena austera, centrada en las luces y en la danza como estímulo visual más potente, con un decorado montado con paneles móviles semitransparentes.

El director, quien no viajó a Buenos Aires para la presentación, aseguró en declaraciones anteriores que hizo la selección con mucha rigurosidad, porque en su experiencia es muy difícil mantener la atención del público en una película sin argumento, basada sólo en números musicales.